En Tesalia, al norte de Grecia, a 300 metros de altitud, sobre las cimas de unas curiosas formaciones rocosas creadas por la acción erosiva de ríos y movimientos telúricos, se levantan imponentes los Monasterios de Meteora.

No fue hasta el siglo XIV, con la llegada a la zona de San Atanasio, cuando los monjes decidieron agregarse y formar la primera comunidad monástica en Meteora. Así, en la cumbre de la montaña conocida como Platis Lithos (a 330 m altitud), se levantó el Gran Meteoro, el primero de los monasterios que allí se crearon.

De igual forma, sobre otras cumbres de la zona, fueron surgiendo más comunidades religiosas que, de manera análoga, buscaban el retiro, la paz y la tranquilidad que esos emplazamientos proporcionaban. En su época dorada llegaron a existir 24 monasterios pero los ataques sufridos en diversas guerras (sobre todo en la II Guerra Mundial) y, en definitiva, el paso del tiempo hicieron que sólo seis de ellos hayan llegado hasta nuestros días habitados.

El Gran Meteoro, de la Transfiguración de Jesús o Metamorfosis, fue el primero en levantarse, el más grande de todos ellos y el que se sitúa en el punto más alto. El monasterio se construyó entorno a la iglesia o, como se dice en griego, katholikón que cuenta con bonitos frescos que representan la transfiguración de Jesús (de ahí el nombre del monasterio); pero también tiene otros lugares interesantes como el refectorio (donde los monjes se reunían para comer), el osario o sus tres museos. Además, las vistas desde las terrazas del monasterio son impresionantes.

El monasterio de Varlaam, situado a 373 metros, fue construido en el año 1541 y es el segundo en tamaño de los que se conservan. La iglesia rinde homenaje a los tres Obispos y el antiguo refectorio actualmente hace las veces de museo.

El Monasterio de San Nicolás, ubicado a escasos 85 metros de altura, no es el que más llama la atención, pero cuenta con una bonita iglesia decorada con frescos del pintor cretense Theophanis Strelitzas o Bathas en el año 1527.

El Monasterio de San Esteban, es el de más fácil acceso, ya que sólo se ha de atravesar un puente de 8 metros de largo. En su interior hay dos iglesias, aunque la más bonita es la capilla de San Esteban, con frescos que datan del año 1501.

El monasterio de la Santísima Trinidad, en el que se rodó alguna escena de la película de James Bond, “Sólo para tus ojos”. Es uno de los más difíciles de alcanzar ya que se ha de cruzar el valle y subir hasta lo alto del peñasco. Fue construido entorno al año 1475 y decorado en 1741.

El monasterio Roussanou (dedicado también a la transfiguración), rinde homenaje a Santa Bárbara y se encuentra habitado íntegramente por mujeres también. Data de mediados del siglo XVI, fecha en la que también fue decorado.

Todo este conjunto, que innegablemente se queda grabado en la retina del visitante, forma parte de la lista de lugares Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.

Atrás quedan los tiempos en los que el ascenso a los monasterios se practicaba mediante cestas que eran levantadas por un sistema de poleas. Hoy en día los visitantes podemos acceder a los monasterios a través de una carretera panorámica que los rodea y un sistema de escaleras y puentes.

Eso sí, se ha de tener en cuenta el decoro en la vestimenta; no en vano, se trata de monasterios ortodoxos y se ha de visitar con los hombros y piernas cubiertas. Es más, si eres mujer, aunque lleves pantalones largos, a la entrada te proporcionarán un pareo que deberás ponerte encima.

Los templos cierran sus puertas una o dos veces por semana, por lo que es recomendable consultar los horarios previamente para poder visitar los más interesantes de ellos y tener en cuenta que el coste actual para su visita es de 2 €/persona.