Sélestat, una pequeña parada antes de llegar a la capital de Alsacia


Dejamos atrás el castillo de Haut Koenigsbourg con la idea de dirigirnos hacia Estrasburgo. Sin embargo, a mitad de camino decidimos hacer una breve parada para conocer Sélestat que, situado a orillas del río Ill, es conocida por su Biblioteca Humanista.

Según la leyenda, Sélestat fue fundada por un gigante conocido como Sletto, de donde le viene el nombre alemán de Schlettstadt. Aunque en realidad su origen es mucho menos notorio… se debe a Hildegarde de Buren (madre del primero de los Hohenstaufen) que en el siglo XI fundó una iglesia para acoger a un grupo de monjes que, proviniendo de Conques, veneraban a la Santa Fe.

Selestat, Alsacia, Francia

La ciudad creció en torno a esta iglesia y con los años fue prosperando a base de comercio. Pero no fue hasta el Renacimiento cuando vivió su periodo de máximo esplendor, al convertirse en una cuna del humanismo, con fama en toda Europa. 

Las guerras asestaron un duro golpe a su desarrollo y, aunque algo más tarde, con la construcción de murallas por parte de Vauban vivió un cierto enriquecimiento, éste se produjo en menor medida que en otras villas de la Alsacia. 

Nuestra visita a Sélestat:

Cuando llegamos no había un alma por la calle, la verdad es que parecía una ciudad fantasma y nos fue bastante fácil aparcar.

Nos acercamos a la Oficina de Turismo… pero claro, a eso de las 12:00h en Francia, era obvio que no la íbamos a encontrar abierta. La propia oficina de turismo se encuentra en uno de los edificios destacables de la ciudad, en los bajos del Ayuntamiento, un curioso edificio de estilo neoclásico construido en 1788.

Así, sin un mapa ni indicaciones de referencia comenzamos a callejear para llevarnos una visión de la ciudad.

Si hubiéramos investigado un poco antes de dejarnos caer por allí habríamos visto que la oficina de turismo propone un itinerario muy completo y que además todos lugares de interés están marcados en el suelo mediante placas metálicas con la huella de un león (en referencia al escudo de armas de la ciudad, procedente de los Hohenstaufen, la familia feudal que dominó la región en el Medievo).

Ruta por Selestat, Alsacia, Francia

Caminando en dirección hacia el centro nos encontramos con la famosa Biblioteca Humanista. La biblioteca fue fundada en 1452 y es patrimonio mundial de la Unesco desde 2011. Ésta recopila 460 manuscritos, 550 incunables y 6.400 obras impresas entre los siglos VII y el XVI, que pertenecían en su mayor parte al humanista Beato Renano. Al parecer recientemente se ha descubierto entre ellos un borrador de la primera edición del "Tratado de la libertad cristiana" de Martín Lutero que, escrito en latín en el año 1520, tiene anotaciones del puño y letra del autor.

Sélestat, Alsacia, Francia

La biblioteca estaba completamente rodeada de obras en la calle y no pudimos si quiera acercarnos. Nos quedamos con las ganas de ver el principal hito de la ciudad.

Sélestat, Alsacia, FranciaAsí que seguimos la ruta en dirección a la Iglesia de la Sainte Foy, la Iglesia de la Santa Fe (y origen de la ciudad). A finales del siglo XI se comenzó a construir esta iglesia románica sobre una antigua capilla, aunque posteriormente se le añadieron elementos barrocos (en el siglo XVII), que más tarde (en el siglo XIX) fueron quitados a manos del arquitecto Charles Winckler, que se encargó de su restauración. Aunque también le añadió esas características torres de estilo germánico.

Durante los trabajos de restauración salió a la luz una máscara mortuoria en la cripta de la iglesia (el único vestigio de la antigua capilla del siglo XI) que se cree que pertenece o bien a la fundadora de la ciudad, Hildegarde de Buren, o bien a su hija… A falta de datos, este busto, que se exhibe en la cripta, se conoce como «La belle inconnue de Sélestat», la bella desconocida de Sélestat.

Sélestat, Alsacia, Francia

Muy cerca de esta iglesia nos topamos con la iglesia de Saint Georges, en estilo gótico, pues cuya construcción duró casi 300 años, pues comenzó a construirse en torno al 1220 para terminar poco antes del 1500. Las vidrieras del coro, parte de ellas original del siglo XV, son la gran joya de esta iglesia. Aunque lo que llama la atención, al menos exteriormente, es su torre, pues llegando a los 60 m es uno de los edificios religiosos más altos de Alsacia (tras la catedral de Estrasburgo, que alcanza los 142 m).

Sélestat, Alsacia, FranciaSélestat, Alsacia, Francia

En el lugar donde se encuentra el coro actual de la iglesia, hubo antes una capilla carolingia del siglo VIII, por la que, la Navidad del año 775, pasó el mismísimo Carlomagno.

Cerca de allí, en la Place De Lattre de Tassigny, nos encontramos con la Torre de las Brujas (tour des Sorcières) que formaba parte de las primeras murallas de la ciudad, levantadas en el año 1216. Las murallas, a su vez, fueron remodeladas en multitud de ocasiones desde su concepción, siendo la intervención de Vauban la más importante. De la época de su última restauración aún se puede ver la Puerta de Estrasburgo, situada en la misma plaza, y que, construida entre 1679 y 1681, es la única puerta (de la 3 que constaba) que resiste de la antigua edificación de Vauban.

El curioso nombre de la torre proviene del uso al que se la destinaba en la época medieval y es que allí se encerraban en el siglo XVII a las brujas en espera de ser ejecutadas.

Vistos estos que quizás sean los monumentos más importantes de la ciudad, nosotros regresamos hacia el coche.

Para despedirnos de la ciudad, divisamos a lo lejos la torre del reloj, uno de los vestigios de la segunda muralla levantada en la ciudad y datada de 1280. En su origen era algo menos alta y se encontraba almenada, pero en el siglo XVII se construyó un segundo cuerpo en ladrillo y se la dotó de cañoneras. En su cara sur podemos ver un fresco con una escena de la crucifixión de Cristo, donde también se aprecian las figuras de San Juan, la Virgen María, la Santa Fé y San Cristobal.

El nombre de la torre proviene de su reloj, obra del mismo maestro que construyó el reloj astronómico de la catedral de Estrasburgo: Jean Baptiste Schwilgue.

Por el hecho de haber ido algo perdidos, con las obras alrededor de la biblioteca (que tengo entendido que ya han acabado) y lo solitaria que se encontraba la ciudad (¡que vamos!, intentamos buscar un sitio para comer y ni eso encontramos), hizo que no fuera un paseo que me gustara especialmente. Quizás tocará algún día darle una segunda oportunidad para hacer el recorrido propuesto por la oficina de turismo y conocer todos esos rincones con encanto… 

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Helena - Mimaletayyo

Ingeniero de caminos de profesión, la pasión por viajar y su curiosidad por conocer mundo ha hecho que dedique parte de su tiempo a ello. Entusiasta por conocer vestigios de antiguas culturas y civilizaciones, pero también naturaleza y modo de vida actual.

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