Mi viaje en ruinas: Grecia. Segunda etapa (17/10/2010)

¿Qué ver en Corinto?

Nos despertamos temprano pues los planes para el día eran ambiciosos y no debíamos desperdiciar ni un minuto. Pues… la primera en la frente. Teniendo prácticamente al lado del hotel el canal de Corinto, se nos fue el Santo al cielo y tras desayunar y recoger los bártulos partimos en dirección a Ancient Corinto, ¡sin parar en el Canal! Cuando nos dimos cuenta, apenas llevábamos 5 minutos de trayecto pero una mediana en la calzada nos impidió dar la vuelta antes de llegar a la nueva ciudad de Corinto. Allí, mientras dábamos vueltas con el coche tratando de encontrar alguna indicación que nos guiara hacia la zona arqueológica, decidimos ir a ver primero las ruinas y pasar después por el canal de camino hacia Epidauro.

La verdad es que esta zona fue una de las peor señalizadas que nos encontramos en todo el viaje, pero con el mapa y un poco de lógica (buscando carreteras en dirección a Acrocorinto que destacaba en lo alto de la montaña) dimos con el recinto arqueológico.


Visita de Ancient Corinto:

Pongámonos en situación. La antigua ciudad de Corinto (Κόρινθος) fue fundada hacia el año 1.000 a.C. (aunque se cree que se encontraba habitada un milenio de años antes), por Sísifo, su primer rey. Su estratégica posición, dominando el istmo de Corinto le supuso gran prosperidad y poder, convirtiéndose en una importante ciudad comercial en el siglo VII a.C. llegando a fundar dos importantes colonias: Siracusa en Sicilia y Corcira en Corfú. Sin embargo, en el siglo V a.C. fue eclipsada por Atenas lo que le llevó a aliarse con Esparta en la Guerra del Peloponeso, en contra de su competidora comercial (Atenas). Años después se alió con Atenas contra Esparta en la Guerra de Corinto (395-386 a.C.). La ciudad recuperó el esplendor bajo la dominación de Filipo II de Macedonia y su hijo Alejandro Magno (en el año 338 a.C.) pero años después (146 a.C.) fue destruida y saqueada por los romanos. Julio César erigió una nueva ciudad que se convirtió en la capital de la Grecia romana, recuperando la prosperidad de antaño. En esta época se concentraron en la ciudad más de 1.000 sacerdotisas de la diosa Afrodita y San Pablo predico las famosas “cartas a los Corintios” a la considerada por aquel entonces “ciudad del pecado”. Finalmente los seísmos y los bárbaros acabaron con la ciudad que se convirtió en una simple aldea. La ocupación turca enterró los restos de la ciudad antigua bajo las construcciones urbanas, aunque un terremoto destruyó esta ciudad y se construyó una moderna, en 1858, a unos kilómetros de distancia. Curiosamente otros dos devastadores terremotos facilitaron que se iniciasen las excavaciones en la zona.

Debido a la agitada historia de la ciudad casi todas las ruinas que se aprecian en Ancient Corinto son de origen romano, a excepción del templo de Apollo, que con sus columnas dóricas, es quizás lo más interesante del lugar.

Plano de Ancient Corinto
Conforme se entra al recinto las primeras ruinas que se observan (a mano izquierda) son las de la fuente Glafki, llamada así por una princesa corintia de idéntico nombre. Cuenta la leyenda que la malvada Medea, despechada por que Glafki se casara con su marido (Jasón), le envió como regalo de boda varios objetos hechizados que hicieron que la princesa ardiera y se tirara a esa fuente para apagar el fuego.

Tras la fuente se encuentra el ya mencionado templo de Apollo (540 a.C.).

Templo de Apollo en Ancient Corinto

Volvimos sobre nuestros pasos e hicimos una breve visita al pequeño museo que recoge parte de los hallazgos de la zona. De la época griega: un casco corintio, esfinges, sepulcros… y de la romana: mosaicos, estatuas, etc.

Dejando el museo a nuestra derecha, nos adentramos en lo que queda del ágora. Y pensar que antaño allí había comercios, templos, baños y edificios públicos. Cuesta hacerse a la idea. Aunque la plaza también hizo las funciones de estadio, pudiéndose verse aún las marcas de la meta cerca de la basílica Julia. En el centro se encuentra el “béma” una tribuna desde la que se cree que predicó San Pablo.

Al final del ágora se encuentra el edificio lo que posiblemente fuera el archivo romano y la basílica Julia construida en época de Augusto.

Ancient Corinto (fuente Pirene)A mano izquierda del ágora, los Propileos marcan el inicio de la vía Lechaion, antigua calzada de mármol que unía el puerto con el ágora. A su mano derecha se encuentran: la fuente Pirene, el períbolo de Apollo (una plaza aporticada del siglo I) y unas termas romanas (de Euricles). La fuente de Pirene recogía el agua de un manantial natural, que aún hoy abastece al nuevo pueblo de Corinto, aunque la mitología relata que el origen de la fuente son las lágrimas de Pirene, que lloró tanto tras la muerte de su hijo a manos de Artemis, que los dioses hicieron brotar una fuente.

Ancient Corinto (basílica romana)A la izquierda de la calzada se encuentran los restos de una basílica romana, bajo la cual existen los cimientos de un antiguo mercado griego.

Saliendo del ágora, subimos mediante unas escaleras a la parte trasera del museo, donde se conservan el basamento y tres columnas del templo de Octavia, dedicado a la hermana de César Augusto.

Acrocorinto:

Desde allí podían verse las importantes murallas de la antigua acrópolis de Acrocorinto. Para subir existe un desvío en la carretera de acceso a las excavaciones de Ancient Corinto. Al parecer se conservan tres murallas (veneciana, bizantina y griega), una iglesia bizantina (s. X-XII), una mezquita turca, un castillo franco (s. XIII-XIV), la fuente Pirene Superior de época helenística y algunas huellas del templo de Afrodita (donde se alojaban las sacerdotisas que hicieron el lugar famoso por libertino). Pero quizás lo mas destacado sean las vistas que al parecer son impresionantes. Nosotras no subimos para no perder demasiado tiempo.


Fuera del recinto, antes de continuar con nuestra ruta vimos el odeón romano, construido por Herodes Atico y las ruinas del teatro griego.

Odeón romano en Ancient Corinto

Por último, aquí tenéis una imagen extraída de la web de cómo pudo ser la ciudad en la antigüedad:

Reconstrucción de Ancient Corinto

Nos vamos al Canal de Corinto:

Ya metidas en faena, nos dirigimos al canal de Corinto, por donde habíamos pasado el día anterior. Esta construcción que data de 1893, comunica el mar Jónico con el Egeo, convirtiendo al Peloponeso técnicamente en una isla. Los antiguos corintios y los romanos utilizaban esclavos, que mediante troncos arrastraban los barcos ligeros a lo largo de los 6 km de longitud que tiene el istmo. Fue Nerón el que, en el año 67 d.C., comenzó a efectuar alguna pequeña obra en la zona, aunque hubo que esperar siglos para verlas terminadas. El canal, con sus 14-21 m de anchura y 70 m de profundidad impresiona bastante y aunque no tuvimos la suerte de ver pasar ningún barco, contemplar esos enormes taludes prácticamente verticales fue una de las cosas que más me gustó del viaje.

Canal de Corinto
Siguiendo la ruta que nos habíamos planteado al comienzo de la mañana, marcada por la premisa de ver las cosas principales primero por si cerraban y dejar los recintos secundarios para el final o el día siguiente, continuamos por carretera hacia Epidauro. Había leído que la carretera de Corinto a Epidauro era de montaña y que costaba mucho tiempo llegar, pero no me pareció tan mala la carretera como esperaba.

¿Qué ver en Epidauro?

Una pequeña parada para visitar Palea Epidauro

En una horita u hora y cuarto nos habíamos plantado en Palea Epidauro, pequeña población costera en la que, en 1970, se realizaron diversos hallazgos arqueológicos al descubrir, entre otros, los 6 m de tierra que cubrían el conocido como Mikró Théatro (Pequeño Teatro), que aunque estaba cerrado pudimos ver desde su exterior. Con 18 filas de asientos y capacidad para 2.000 personas, fue construido en varias fases comenzando en el siglo IV a.C. y finalizando en la época helenística.


Visita de Epidauro. El Asclepio y su imponente teatro

Sin embargo, la estrella de la zona es el teatro de Epidauro, en el interior del recinto dedicado a Asclepio. Donde llegamos al poco rato.

Este teatro, construido por Policleto el Joven a finales del siglo IV a.C., es una de los mejores conservados del mundo antiguo. Con sus gradas apoyadas en el monte Kinortion, lo verdaderamente impresionante del lugar es la acústica que posee. Grupos de turistas ponían música en sus móviles para comprobar cómo ésta se podía oír desde las gradas más altas (situadas a 58 m de altura).

Pese a que en un principio el teatro tenía capacidad para 6.000 persona, una reforma efectuada en el siglo II a.C. le confirió una segunda parte a lo largo de sus doce sectores, proporcionándole una capacidad para 14.000 personas. En la base se encuentra la orquesta que con 20 metros de diámetro era donde se situaban el coro y la escena que antaño estuvo cerrada por 18 columnas, de las cuales hoy sólo se conservan sus pedestales. En los lados encontramos los párodoi, las puertas por las que entraban los actores.

Teatro de EpidauroCon la visita más importante del recinto realizada decidimos entrar al museo y continuar después con el resto del Asclepio. En el museo se exponen vasos, figuras romanas, una parte del templo de Asclepio, fragmentos de los Propileos, el arquitrabe del templo de Artemisa, etc...

Pero… ¿quién era Asclepio? Cuenta la mitología que Asclepio, dios de la medicina, nació en Epidauro de la unión de Apolo y Coronis, una princesa beocia que murió al dar a luz. Su padre confió la educación del pequeño al centauro Quirón, que le convirtió en un famoso y habilidoso médico, llegando incluso a resucitar muertos. Este don se convirtió en su perdición ya que Hades protestó Zeus por la falta de clientes en el infierno, y Zeus lo destruyó con un rayo. A partir del siglo VI a.C. creció la veneración a Asclepio en su lugar de nacimiento convirtiéndose en el mayor centro terapéutico de la antigüedad, contando con un centro de enseñanza de la medicina donde aprendían los sucesores de Asclepio. En el recinto, además, tenía lugar cada cuatro años la "asclepeia" que combinaban la gimnasia y la música.

Cogimos la senda que a la izquierda del museo lleva a la zona del Santuario.

Mapa de las ruinas de Epidauro

Santuario de Epidauro (Katagógion)
En primer lugar se encuentra el Katagógion que, dividido en cuatro patios en los que existían 169 habitaciones, servía de albergue. Al continuar por el camino a mano izquierda teníamos unos baños griegos, mientras que a mano derecha nos encontramos con las ruinas de los edificios dedicados a competiciones atléticas: el gimnasio, la palestra (que se utilizaban para luchas) y unos propileos meridionales (siglo V a.C.). Sin embargo, este conjunto sufrió una gran transformación en el siglo III, ya que en el interior del gimnasio se construyó un odeón y los propileos se transformaron en un pequeño templo dedicado a Higia, diosa de la salud.

Más allá de la palestra se divisa un edificio de culto a los dioses egipcios, si bien, el equivalente de la deidad de Asclepio era Osiris.

Bordeando la zona por la que discurríamos, a mano izquierda nos encontramos con los restos del estadio, del que se conservan las líneas de salida y llegada.

Santuario de Epidauro (Estadio)

Continuando por el camino se llega al templo de Asclepio. A su izquierda está el Tholos (360-330 a.C.), edificio circular cuyos adornos se conservan en el museo. Cerca del Tholos se encuentra el enkoimetérion, donde los enfermos esperaban la aparición del dios para su curación.

Santuario de Epidauro (Tholos y Enkoimetérion)Muy cerca de la zona se añadió en el siglo II un edifico termal, que en época romana fue llamado el baño de Asclepio. A continuación se encuentra los restos de la librería, rodeada de seis exedras semicirculares con inscripciones. Algo más al sur se encuentra lo que queda del altar de Asclepio.

Justo en el lado opuesto se encuentra una construcción romana, los baños, con numerosos pedestales para estatuas.

Un poquito más adelante se halla un pórtico que se suponía que contenían la zona comercial del santuario, el llamado stoa de Kotis. Más al norte se encuentran los restos de la entrada monumental que daba acceso en la antigüedad al santuario, los propileos que datan del 300 a.C.

A la derecha de los propileos, se encuentran las ruinas de una basílica paleocristiana de los siglos IV y V, aunque lo cierto es que hay pocos indicios para imaginar un edificio allí.

Nos vamos a Micenas. Visita de la ciudad perdida de Homero

Puente Micénico
Tras ello emprendimos el camino de vuelta para salir por donde habíamos entrado. Era ya la 13:30 h y como el día iba apretado pues desconocíamos con certeza los horarios de apertura de los recintos arqueológicos, nos comimos un bocata en el parking y continuamos la ruta hacia Micenas, otro de los puntos fuertes del día. Tomamos la carretera hacia Nauplio y a la altura de Arkadiko paramos en un puente micénico.

Poco después tras tomar un desvío llegamos a Micenas, la acrópolis que antes de ser descubierta en 1871, se pensaba que era sólo una leyenda de la literatura Homérica.

Haciendo algo de memoria histórica:

Pero, hagamos una breve reseña histórica para ver la importancia de esta cultura en la Grecia Antigua:

Los primitivos habitantes de Grecia, eran los pelasgos, quienes fueron invadidos, en el segundo milenio a. C. por los aqueos, los jonios y los dorios, pueblos guerreros que provenían de Europa central. Allí se establecieron en varios reinos independientes, como Tebas, Atenas, Argos, Ítaca, siendo Micenas el más importante y el que dio nombre a esta civilización.

En el año 1450 a. C, conquistaron Creta y atacaron Troya bajo el mandato de Agamenón, buscando el control de las rutas comerciales marítimas, ya que Troya estaba emplazada en una situación estratégica, en la comunicación del mar Egeo con el mar Negro.

Constituyeron una sociedad guerrera, y con una marcada jerarquía, encabezada por el rey. Bajo su mando, se situaba el resto de la población privilegiada, que habitaban en palacios fortificados y amurallados, situados en lugares elevados y de difícil acceso. En lugares cercanos al palacio, habitaban los artesanos, y en las laderas de las colinas, agrupados en aldeas, vivían los campesinos.

Realizaban el entierro de sus muertos, utilizando losas verticales decoradas, delimitándose espacios sagrados para los gobernantes.

La civilización micénica concluyó en el año 1200 a. C. cuando otros pueblos guerreros, los dorios, tesalios y beocios, invadieron Grecia desde el norte y destruyeron muchos de sus palacios. La cultura de este lugar fue perdiéndose y quedó relegada al olvido.

Todo esto se puede observar en las excavaciones de Micenas.

¿Qué ver en Micenas? Visita del tesoro del Atreo

El enterramiento de los gobernantes queda perfectamente mostrado en el tesoro del Atreo. Poco antes de llegar a la ciudad se encuentra a mano izquierda la tumba que Heinrich Schlieman consideró del mítico rey Agamenon, del año 1250 a.C. (con su famosa máscara funeraria). Pese a haberse demostrado que la tumba no corresponde a Agamenón, se trata de la obra maestra de la arquitectura micénica. Un corredor de 36 metros de longitud y 6 metros de altura conduce a una puerta de 5,40 x 2,70 m, que se encuentra coronada por dos arquitrabes monolíticos (cada uno de 120 toneladas) y un triángulo de descarga que en su época estuvo decorado por un relieve.

El tesoro del Atreo en MicenasEl interior del tholos es una cámara circular de 14,50 m de diámetro y 13,20 m de altura, conformada por 33 hileras de piedra. A la derecha se encuentra la cámara sepulcral a la que no se puede entrar.

A pesar del nombre que recibe la construcción no se encontró ningún objeto de valor en su interior ya que, al parecer, el tesoro había sido robado en el siglo II. Posteriormente fue utilizada por pastores que con sus fuegos teñirían de negro algunas zonas del interior de la tumba, quedando después relegada al olvido.

¿Qué ver en Micenas? Visita y ruta por la ciudadela

Tras coger el coche y llegar a la ciudadela existen en el interior del recinto tres lugares que visitar: el círculo de tumbas B, el museo y las ruinas de la antigua Micenas. Nosotras decidimos visitar primero a la ciudad (o mejor, el palacio).

Plano de la ciudadela de MicenasSubiendo el sendero de acceso llegamos a los pies de las murallas ciclópeas, construidas entre los años 1350-1250 a.C. y llamadas así porque, con sus 17 metros de altura y 8 metros de espesor, tenían tal peso que sólo podía haber sido obra de los míticos cíclopes. El acceso a través de la muralla se realiza mediante la puerta de los leones, que se cree que eran el símbolo de la casa real del Atreo. La puerta está compuesta por cuatro monolitos, con un peso de 20 toneladas.

La puerta de los leones en MicenasAl cruzar la puerta y tras los restos de un granero está el llamado Círculo A de tumbas reales, un doble círculo de 28 m de diámetro y 1,50 metros de altura, donde se descubrieron 19 esqueletos y el espectacular tesoro (con ajuares que incluían máscaras de oro y joyas de plata, oro y marfil) que se expone en el museo arqueológico de Atenas. En los alrededores se han encontrado casas con diversos objetos entre los que destaca la Crátera de los Guerreros.

Después comienza la ascensión por la gran rampa, vía real que conduce al palacio. Tras pasar por los restos del propileo monumental del que sólo queda un bloque de piedra caliza (donde se sustentaba una columna), llegamos al gran patio. El palacio de Agamenón estaba organizado entorno al patio, con las dependencias personales al norte. Se cree que Agamenón fue asesinado en una de ellas, aunque en Grecia la mitología muchas veces se confunde con la historia. Alrededor del patio también estaban el salón del trono y el mégaron.
Cisternas en Micenas
Al lado del palacio se conservan los restos del templo de Atenea, de época posterior (siglo III a.C.). Después comienza la bajada por la parte este, donde se encuentran los restos de diversas casas y comercios, entre las que destacan la Casa de las Columnas, en el conocido como barrio de los artesanos.

Si se continúa con el descenso se llega a las cisternas, que aseguraban el agua a la acrópolis en caso y asedio.

Tras ello, emprendemos nuestro camino para volver a salir por la puerta de los leones y dirigirnos al círculo de tumbas reales. Se le denomina círculo B y están fuera de las murallas de la ciudad para alejar a los espíritus de los muertos. Su construcción se sitúa entre el año 1650-1550 a.C. En primer lugar vimos la tumba de Egisto, una de las más antiguas. Se encuentra bastante mal conservada y presenta la cúpula al descubierto. Posteriormente vimos la tumba de Clitemnestra (s. XIII a. C.), muy similar al tesoro de Atreo, pero mucho más pequeño, y cuya cúpula ha sido reconstruida.

Círculo B de tumbas y vista general de la ciudadela de MicenasCon las principales visitas realizadas se nos volvió a ir el Santo al cielo y nos fuimos de allí sin entrar en el museo, aunque como ya se ha dicho los principales objetos encontrados en la zona se encuentran en Atenas.

Siguiente parada: Nemea

Ya habíamos visitado los principales puntos de la zona y decidimos probar suerte a ver si Nemea estaba abierta.

Templo de Zeus en Nemea
Este sitio arqueológico era la sede de los juegos nemeos panhelénicos, celebrados cada dos años en torno al santuario de Zeus. El sitio está compuesto por el Templo de Zeus (lugar sagrado, como ocurre en Olimpia o Delfos), estadio, baños, el xenon, etc.

Este lugar es rico en historias y leyendas mitológicas, como el de Herakles, o el de Hercules cuando realizó una de sus doce tareas, matando al toro que asolaba la región en el mítico bosque de Nemea.

Cuando llegamos al recinto arqueológico eran exactamente las 15:00 h, hora de cierre, pero no sé si fue por ponerle comida a los perrillos que vagaban por la puerta del recinto o qué, pero la chica de la entrada se apiadó de nosotras y nos permitió pasar a echar un vistazo rápido. Fue una pena ya que no pudimos adentrarnos mucho, aunque sí vimos a lo lejos el templo de Zeus Nemeo (s. IV a.C.), de estilo dórico.

Dadas las horas que eran y en vista de que este recinto se encontraba ya cerrado, no nos acercamos al estadio, que está en otro lugar a poca distancia del otro sitio arqueológico.

Visita de otra ciudad micénica: Tirinto

Antes de emprender el camino de vuelta hacia Nafplio, donde pretendíamos dormir esa noche, podíamos acercarnos a ver Argos o Tirinto, aunque dado que nuestra guía ponía que Argos cerraba antes, decidimos acercarnos a Tirinto, otra de las antaño grandes ciudades micénicas.

Según la mitología la ciudad fue fundada por Pretos, al que los cíclopes ayudaron construyendo las murallas que, al igual que sucede en Micenas, reciben el nombre de ciclópeas, dado el tamaño que poseen, pues en algunos lugares alcanzan los 17 m de altura y 20 m de espesor, con piedras de hasta 13 t. Los restos arqueológicos demuestran que el lugar estuvo habitado desde el III milenio a.C, aunque no fue hasta el año 1.400 a.C. cuando se construyeron las murallas y el palacio.

Mapa de Tirinto
Al entrar al recinto, llama la atención las enormes piedras que conforman la muralla, muchas de ellas desprendidas en el suelo.

Murallas ciclópeas en TirintoEstuvimos primero echando un ojo en la zona denomina de refugio, la parte baja del conjunto, donde se encuentra la acrópolis que conserva algunos restos de viviendas y donde se podía apreciar cómo aún se están realizando excavaciones.

Pasadizos de TirintoPosteriormente, nos dirigimos hacia la puerta de entrada principal al palacio, que debió ser similar a la puerta de los leones de Micenas, aunque actualmente sólo queda el umbral y parte de un montante. Había un propileo monumental que daba paso a un gran patio, rodeado por casamatas. El acceso al palacio se realizaba a través de unos pequeños propileos. El salón del trono o mégaron del rey y el mégaron de la reina estaban dispuestos con una distribución típica cretense. En la parte opuesta al mégaron del rey y de la reina, se encuentran habitaciones secundarias, algunas con cuartos de baño y servicios.

Una serie de escaleras bajaban desde el patio central hasta las casamatas construidas junto a unos pasadizos subterráneos utilizados por los habitantes para defender la ciudad durante los asedios y las galerías cubiertas construidas con grandes bloques ciclópeos y donde seguramente habría comercios.

Visitando y callejeando Nafplio

Tras visitar Tirinto nos dirigimos a Nafplio, pues aún teníamos que buscar un lugar donde dormir.

Esta ciudad fue motivo de disputas entre venecianos y turcos, hasta la independencia griega, momento en que Nafplio se convirtió en la primera capital del estado.

Conforme nos acercamos a la ciudad divisamos un muelle desde el que se podía ver la ciudad, la fortaleza Bourtzi, Acronauplio y en lo alto la fortaleza Palamidi, y paramos para tomar unas fotos en la zona.

NauplioTras buscar durante algún tiempo un lugar donde aparcar que no estuviera muy lejos del casco viejo de la ciudad, metimos el coche en un parking gratuito situado en el puerto. Dimos una vuelta por el centro de Nafplio con un único objetivo: buscar hotel. El primero en el que preguntamos fue en el que nos quedamos, el Latini Family Hotel, situado muy cerca del aparcamiento y muy coqueto, la verdad. Con las gestiones ya realizadas, descargamos las maletas, nos dimos una duchita y salimos a patear un poco la ciudad. El tiempo estaba cambiando y parecía muy probable que en cualquier momento empezara a llover.

Nuestro hotel estaba situado muy cerca de la plaza de los Filhelenos, donde un obelisco en el centro recuerda la ayuda de Francia para conseguir la independencia griega de los otomanos y donde se encuentran también el ayuntamiento y la aduana.

Callejeando el centro histórico de la ciudad, llegamos a la Plaza Sintagma. En ella está el actual museo, un antiguo depósito de la armada veneciana, que durante la ocupación alemana, albergó las oficinas de interrogación. También allí se encuentra una antigua mezquita (s.XVI) bizantina, que durante la dominación veneciana pasó a ser iglesia cristina, posteriormente escuela y a principios del siglo XIX se transformó en un teatro.

Anduvimos por el puerto admirando la fortaleza veneciana situada en medio del mar, la fortaleza Bourtzi. Ésta se usó como fortaleza hasta 1865, más tarde fue la casa de los verdugos que ejecutaban a los condenados en las cárceles de Palamidi y finalmente en 1935 se transformó en hotel. Se puede visitar desde una pequeña embarcación que se toma desde el muelle.

La climatología comenzaba a ponerse contra nosotras y comenzó a llover, así que nos sentamos en una de las terrazas del puerto donde mientras tomábamos una Mythos vimos ponerse el sol sobre la costa de la Argólida.

Cervecitas en Nauplio

Tras cenar un gyros en otra terraza de la ciudad nos fuimos al hotel justo cuando empezó a diluviar. El punto y final a un día enormemente productivo.

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Helena - Mimaletayyo

Ingeniero de caminos de profesión, la pasión por viajar y su curiosidad por conocer mundo ha hecho que dedique parte de su tiempo a ello. Entusiasta por conocer vestigios de antiguas culturas y civilizaciones, pero también naturaleza y modo de vida actual.

18 comentarios:

  1. Desde luego ese día no paramos... Mejor dicho ningún día!

    Se merece una mención especial la dueña del hotel "Family Hotel Latini". Fue muy amable con nosotras... Incluso nos invitó a cervezas!

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  2. La verdad es que leyéndolo así, asusta, ¿eh?

    Llevas razón con respecto a la dueña del hotel. Una mujer muy maja con la que sacamos a la palestra nuestro inglés y estuvimos un buen rato de cháchara. Al final cayeron unas cuantas cervezas...

    Un saludito

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  3. Estupendo relato sobre tu viaje, me dan ganas de irme para allá ahora mismo. Siempre me ha atraído Grecia así que guardaré tus consejos. Muchas gracias.
    Saludos.

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  4. Hola Fran, gracias a ti por pasarte por aquí.
    Sé que el relato ha quedado algo largo y difícil de leer, pero antes del viaje me resultó bastante dificil conseguir este tipo de información de cada recinto arqueológico y quería hacerla un poco más accesible.
    Un saludo

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  5. Me he cansado nada mas que de leer todo lo que visteis!!! Pero que bonito es y pedazo de informacion que das!!! A nosotros nos queda todo el interior de Grecia pendiente ya que solo estubimos en las islas y en Atenas asique ya mismo te estoy preguntando para ir.

    Saludos

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  6. Vaya! a nosotras nos faltaron las islas... Otro año tocará cruzarnos los viajes, jejeje.
    Un saludo chicos.

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  7. Pedazo de post que te has currado!! Nunca he estado en Grecia para no será porque no tenga ganas. Aunque ecesitaré unos cuantos días para verlo todo...
    Saludos y felicidades por el blog

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  8. ¡Hola! Me alegra que te haya gustado el post. La verdad es que me costó bastante recopilar toda esta información, así si algún día os animais a ir tendreis un poco más fácil situaros en medio de tanta piedra suelta...jeje
    Un saludo y muchas gracias por comentar. Voy a pasarme por tu blog, que no lo conocía.

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  9. Madre de Dios que empacho de historia y piedras!!! pero seguro que no te has confundido con las fotos y has cogido lo de dos días?? jejejeje... Andaba yo retrasado con tus relatos y veo que tengo para rato... así que a lo largo del día iré leyéndolos.. que ya tenemos casi cerrado el mes en el curro y ahora tengo tiempo.

    Besos!

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  10. La verdad es que éste fue el día más cañero. No paramos de ver ruinas, pero aún así impresiona un poco imaginar que vas caminando por lugares con tanta historia a sus espaldas aunque hoy en día quede poquito de aquello.

    Bueno, a lo que toca, a ver si nos das algún adelanto de tu nuevo destino, que estamos expectantes y esas pistas que dices haber dado no las vemos por ninguna parte... jejeje

    Un saludo Víctor

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  11. jajajajajaja... que no hay pistas escondidas!! jejejeje. Yo siempre que me marcho a algún lugar suelo cambiar la portada superior de mi blog poniendo alguna foto de algo característico del lugar que voy a visitar. Así que creo que si lo miras ahora, será fácil saber donde voy a estar.

    No siempre pongo algo porque me vaya a algún sitio, porque en navidades también lo adorno o en semana santa por ejemplo...

    Saludos!

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  12. ¿Entonces? Me da que vuelves a tierras portuguesas...
    Un saludo y muchas gracias por recomendar mi blog en el tuyo.

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  13. efectivamente... Estaremos por Lisboa simplemente un fin de semana (18 y 19 diciembre), aunque los horarios de los vuelos están genial y llegamos a las 8 de la mañana y volvemos el día siguiente a las 22 horas... así que el finde completo.

    Saludos!

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  14. Estupenda entrada!, nunca he estado en Grecia, parece mentira, pero hace 2 semanas compré unos vuelos perfectos, ... directo Madrid-Atenas, y por 130€ ida y vuelta (maleta incluida) ... una pasada ... eso sí, para Enero jajeje, así que al igual que éste año lo celebré en New York (me pilló por trabajo), el que viene toca Atenas.

    Por cierto, estabais sólas en Grecia ?? jejjee, no hay turistas a la vista más que vosotras

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    Respuestas
    1. La verdad es que mucha gente no había Alfonso... En Atenas sí, sobre todo en la Acropolis, pero luego en el resto de ciudades, poquita gente se veía.
      Habéis pillado muy buena oferta de vuelos. Ya me contarás qué te parece.
      Un saludo

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  15. Estoy alucinado con esta entrada, sobretodo porque han visitado muchos lugares que pasan desapercibidas a las oleadas turísticas. Corinto. Visitado, pero la mayoria de la gente desconoce el atril donde predicó San Pablo y donde estuvo una de la primeras comunidades cristianas. A alguien les suenan las "cartas de San Pablo a los Corintos"?

    Las cisternas de Micenas. No las visita nadie porque quedan en la parte superior del montículo que culmina la ciudadela. Fantásticas, e incluso es recomendable utilizar una linterna adicional o la luz del móvil.

    Nemea. A parte de los restos arqueológicos y de la carga legendaria (recuerdan una de las 12 pruebas de Hércules? esa de matar el león de Nemea) también es aconsejable tomar unos vinos realizados con las uva de la zona. Exquisitos!!!

    Tirinto. Otro enclave desapercibido a las ordas turísticas, y que arquitecturalmente es mucho mas interesante que Micenas.

    Y ya no digo la parada en Palea Epidauros. Un lugar mágico. Este pequeño teatro al lado de la playa.

    Etapa e información encantadora. Muchas gracias por compartir la información

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    Respuestas
    1. Furgotrips, lo malo fue que no conocíamos los horarios de cierre y, por ejemplo, Nemea casi no pudimos verla.
      La verdad es que este día lo exprimimos a tope. Me alegro de que te haya resultado interesante el post.
      Un saludo y gracias por comentar ;)

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    2. De nada Helena, todo un placer leer un blog tan bien redactado y con excelente información. :)

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