Al terminar la excursión de
avistamiento de ballenas, pese a que no me encontraba mal del todo, no tenía el
cuerpo muy católico de los movimientos del barco en el mar y decidimos esperar
un poco antes de coger el coche y continuar con la ruta.
The Whale Centre, en Húsavík
Así que, para hacer tiempo, pensamos
en entrar a ver el Museo de las ballenas,
que tanta fama tiene. Este centro se creó en 1997 como una pequeña exposición
para mostrar algo de la naturaleza de estos enormes animales y su hábitat, pero
tuvo tanto éxito que, más tarde, se estableció como un centro permanente en un
recinto de mayores dimensiones (actualmente cuenta con 1.600 m2). Allí,
se muestran esqueletos de diferentes tipos de ballenas (jorobadas, rorcuales e
incluso orcas), tienen un apartado dedicado a la caza de ballenas (que en
Islandia se sigue practicando) e incluso una zona con actividades interactivas
para que los más pequeños de la casa se diviertan.
No estuvo mal la visita pero, eché en falta la posibilidad de hacerla guiada o de tener una audioguía en la que te cuenten cada apartado lo que se muestra, que siempre es más instructivo y más fácil de seguir.
Al terminar la visita al museo yo ya me encontraba menos mareada y era hora de comer. Intentamos ir al restaurante en el que habíamos cenado la noche anterior, pero a esas horas (después de las excursiones de avistamiento) estaba a tope así que, como en ese momento no llovía, decidimos coger el coche y emprender camino hacia el siguiente lugar de nuestra ruta, y si veíamos un merendero, parar a comer. Al poco de salir de Húsavík, encontramos uno y nos hicimos una sopita pues hacía un frío que pelaba.
Las cataratas de los dioses, Goðafoss
Con las pilas recargadas seguimos
el camino hacia Goðafoss. Tomamos la carretera 85 y después la 845, hasta llegar a la 1,
la Ring Road, desde la que la catarata estaba perfectamente señalizada. Tras
dejar el coche en el parking, hicimos a pie el trayecto que lleva justo al
borde del salto (por su lado izquierdo en sentido de avance del agua).
Estas cataratas del río
Skjálfandafljót están consideradas como unas de las más espectaculares de
Islandia aunque, con su salto de poco más de 10 metros, a mí me resultaron
pequeñitas… no así, caudalosas, que lo son, y mucho. Además, como en otros
lugares de la isla, se ven en su entorno esas formaciones o columnas basálticas
tan características de la isla y que, aquí, el agua ha ido erosionando y
sacando a la luz.
El río que tiene su origen al
noroeste del Vatnajökull, atraviesa el campo de lava de Bárðardalur, cayendo en su tránsito a
través de diferentes cascadas, pero de todas Goðafoss es la más conocida (aparte de ser la de más fácil acceso),
porque precisamente allí, hace algo más de un milenio, un portavoz del entonces
Parlamento vikingo lanzó al agua las figuras de los dioses nórdicos para simbolizar
la decisión tomada en el Parlamento de que desde ese momento el pueblo islandés
sería cristiano.
¿Qué ver en Akureyri?
Tras acercarnos a ver la
catarata, volvimos al coche para poner rumbo a nuestra siguiente parada Akureyri,
la capital del norte y segunda ciudad en importancia de Islandia.
La población debe su origen a un
colonizador medio noruego, medio irlandés, que se asentó en las inmediaciones.
Poco a poco comenzó un lentísimo desarrollo en la zona con la construcción de
algunas granjas, pero no fue hasta el siglo XIX cuando comenzó a crecer de
forma más acusada. En aquel entonces se comenzó a formar lo que, con el tiempo,
se convertiría en la Sociedad Cooperativa de Akureyi (KEA), que es el motor
comercial e industrial que a día de hoy mueve la ciudad.
Nuestra visita a la ciudad se
limitó a pasear por la zona centro. Dejamos el coche en el centro de
convenciones, el HOF, situado a orillas del Eyjafjörður para acercarnos a la plaza Ráðhústorg donde comenzamos a intuir que la población estaba de
fiestas pues había música a toda
pastilla y un grupo de jóvenes haciendo piruetas y acrobacias en el césped de
la plaza. Desde allí pasamos a la vía principal de la ciudad, Hafnarstraeti,
donde se congregan algunas casas-museo pertenecientes a artistas locales. Por
allí también había mucha animación y tenían montado una especie de karaoke
donde algunos artistas o autóctonos (no lo tengo muy claro) mostraban su poder
vocal al mundo.
Después de estar un ratillo allí
escuchando a una chica que, por cierto, cantaba bastante bien (aunque en
islandés), seguimos la ruta hacia la iglesia de la ciudad. Subiendo la
escalinata vimos el desvío hacia el Museo Memorial de Matthías Jochumsson o Sigurhaedir.
Se trata de la casa en la que vivió (de 1902 a 1920) el literato islandés,
autor de su himno nacional, así como de diversas adaptaciones a su lengua de
obras de Shakespeare y Byron. Cerrada para cuando llegamos.
Terminamos la ascensión de la
escalinata que nos llevó a la iglesia, Akureyrarkirkja, pero también estaba
cerrada. Ésta fue levantada en 1940 según el diseño de Guðjón Samúelsson, autor de la
Hallgrímskirkja de Reykjavík, algo que se aprecia a la vista, ya que, aunque
más pequeña, se traen un aire.
No teníamos especial interés en
visitar el jardín botánico de la ciudad que es lo que más fama tiene porque
según dicen se cultivan (a esas latitudes) especies de todo el mundo, así que volvimos
a la plaza en la que había empezado nuestra ruta para sentamos en una cafetería
a tomar una cerveza y un cafetillo y dilucidar qué haríamos después.
En nuestro planning de viaje,
pensábamos que la visita a la ciudad nos iba a llevar más tiempo y teníamos
planeado quedarnos a dormir allí pero, aunque estaba animada, aún era pronto y
daba tiempo a ir a algún otro sitio. Así que decidimos subir y recorrer la
costa oeste del Eyjafjörður,
hasta donde nos diera tiempo…
Recorriendo Eyjafjörður
Pensado y hecho, nos montamos de
nuevo en el coche y seguimos la ruta hacia el norte. A escasos tres kilómetros
se encontraba la granja Mödruvellir y a su lado de una de las mayores iglesias
rurales islandesas, pero no cogimos el desvío para verla. Por contra seguimos
en dirección a Dalvík, una ciudad pesquera situada al final del valle de Svarfaðardalur. La ciudad es famosa porque
desde allí también se pueden hacer excursiones de avistamiento de ballenas y se
puede acceder a la isla de Hrísey, famosa por su gran diversidad de aves. Pero
tampoco nos pareció que tuviera mucho que ver…
Continuamos la ruta en coche
pasando a través de los cortados del Einstakafjall, hasta llegar a Olafsjorður, donde decidimos parar a dormir.
No había un alma en los campings de la zona (en ninguno de los que habíamos
atravesado) y la verdad es que pensábamos que esa noche haría frío por lo que
decidimos echar el resto con el presupuesto del viaje y alojarnos en el único hotel que vimos, el
hotel Brimnes. Tuvimos
que llamar por teléfono a la dueña que no estaba en el hotel, pero vino
rápidamente y, muy amablemente, nos dejó una cabaña al mismo precio que la
habitación del hotel. Todavía quería enseñarnos a poner el jacuzzi de la
terraza, ¡¡con el frío que hacía!!
Allí nos hicimos la cena, vimos un rato la tele (una serie en inglés, Merlín)… y a dormir. Creo que es lo más al norte que hemos dormido nunca.
Desde que leímos Moby Dick siempre nos hemos interesado por las ballenas y todo lo que gira alrededor de ellas, por lo que habíamos oído hablar del Whale Museum. Tenemos muchas ganas, aunque si no hay audioguía ni nadie que te haga unas mínimas explicaciones... Aun así seguro que mola :P
ResponderEliminarPor cierto, vaya cara de frio en todas las fotos :P
Quería enseñaros el jacuzzi con el frío que hacía?? jajaja Se ve que son chicarrones del norte!! jijiji
ResponderEliminarTiene que estar chulo el museo de las ballenas. Lástima que no tenga audioguía!
Saludos
Akureyri parece una ciudad muy bonita, pero lo que me ha encantado es la cabañita al lado del agua!!
ResponderEliminarUn abrazo
Qué frío da ver las fotos!! las cataratas son bajitas pero con mucha agua, así que molan. Akureyri se ve muy chulo y colorido y la cabaña esa donde os quedasteis me ha dejado a mi también enamorada, qué chulada dormir ahí, aunque lo del jacuzzi no se aprovecha, hay que tener ganas de pasar frío y de coger una mala pulmonía, ja ja, son duros y valientes los islandeses. Un saludito!
ResponderEliminarNada, que te has empeñado en que viaje a Islandia. Esta tarde, en una reunión del cole he conocido a los padres de un amiguito de mi diminuto 1. Eran islandeses. Imagina nuestra conversación (de cole o de viajes).Menuda charla hemos tenido. Se acerca, Helena.
ResponderEliminarUn abrazo.
Pues la verdad que aunque sea pequeñita la catarata es preciosa, me ha gustado mucho!!! También el pueblecito de Akureyri, me encantan ese tipo de casitas. Por cierto, yo en Islandia sería feliz, pasar frío en verano, mi ilusión, jejejeje. Un abrazo!!! ;-)
ResponderEliminarQue maravilla de zona por dioss!!! Nosotros no pudimos ir a Husavik ni ver ballenas por falta de tiempo. Siempre recordaré akureyri por un espectacular Sol de medianoche!! que grande es Islandia. A todos os aconsejamos ir, verdad Helena?? Un saludo
ResponderEliminarCada vez que escribes sobre Islandia me motivas a seguir ahorrando para mi viaje. A ver si del año que viene no pasa. Un saludo!
ResponderEliminarImpresionante Islandia! No me canso de ver las fotos. Menudos paisajes! tiene que estar interesante el museo de las ballenas, lástima que como dices tú, no se pueda hacer con visita guiada para que te expliquen un poquito las cosas.
ResponderEliminar¡Hola a todos!
ResponderEliminar- Edu y Eri, la verdad es que hacía bastante frío... y más después de venir del avistamiento de ballenas (que la brisita marina nos dejó congeladas). Las ballenas a mí también me gustan mucho pero considero que el museo lo podrían tener un poco mejor explicado
- MC, en el museo daban un libreto con explicaciones pero... soy muy vaga para leer, jejeje.
Lo del jacuzzi fue de juzgado de guardia. Si precisamente no acampamos por miedo al frío!!
- M.Teresa, la verdad es que las cabañitas eran idílicas, entre las montañas nevadas y con el río al lado. Akureyi es una población muy colorida y con mucho ambiente. Además es que estaba en fiestas (no sé de qué)
- Calíope, hicimos la cena y nos metimos en la cama a taparnos con la mantita y ver la tele... ¡Calla!, ¿jacuzzi? con el frío que hacía...
Pero las cataratas a mí... ni fu ni fa. Son caudalosas, pero me imaginaba otra cosa.
- Antonio, aún me quedan unos días de viaje por contar (que a este paso, acabo los posts el año que viene)... así que aún te queda un poco por aguantarme, jejeje. Ya me imagino esa conversación que comentas ;)
- Babyboom, pues una de las cosas que estaba deseando cuando fuimos era huir del calorazo que hacía esos días en Valencia. No veas en el aeropuerto, a la ida, que íbamos con pantalón largo, el calor que pasamos...
- Fran, desde luego, el consejo no puede ser otro. Naturaleza en estado puro.
- Alícia, ¿no te tocaron unos billetes también? Pues eso, del año que viene que no pase... jejeje
- Verónica, daban un librito con explicaciones, pero es que soy muy vaga con esas cosas... yo prefiero que me den las cosas mascaditas y más, que la entrada (no me acuerdo cuánto fue) pero no me resultó barata
Un saludo a todos y gracias por vuestros comentarios :hello:
Viendo Goðafoss parece un jacuzzi gigante, pero viendo el chaquetón que llevas, cualquiera se mete ahí xDDD
ResponderEliminarUna duda que tengo ¿En Islandia como va el tema de los parking? ¿Son de pago o cada zona turística tiene su área de estacionamiento y no hace falta pagar?
Saludotes!
Desde luego, no te aconsejo meterte porque además son muy caudalosas...
EliminarRespecto a los parkings, son gratuitos. Cada zona de interés tiene un área donde dejar el coche y luego haces las rutas a pie. Lo bueno de Islandia es que, al ser todo naturaleza, tienes que pagar por pocas cosas...
Tan sólo hay urnas donde dejar dinero en baños (aunque no lo controlan) pero cuando usas un baño en mitad de la nada y ves que está limpísimo dices... voy a dejar lo que piden porque de veras el dinero se usa en el mantenimiento.
Un saludote JC