Nos despertamos temprano en la guesthouse de Buðardalur en la que habíamos descansado esa noche. Me parece recordar que no teníamos el desayuno incluido, así que nos hicimos un café con leche y galletas plantadas en el maletero del coche…
Buðardalur
La ciudad, con apenas 300
habitantes, no tiene mucho interés turístico pero conserva el nombre de haber
sido el lugar de nacimiento de Leifur Eiríksson, el navegante que pisó por
primera vez América (la granja familiar, conocida como Eiriksstadir, está
abierta al público al sureste de la población, aunque nosotras no la visitamos),
y de Snorri Sturluson, poeta y escritor de alguna de las sagas más famosas del
país; de hecho, la Saga de Laxdaela tiene como escenario principal esta
localidad situada en la desembocadura del río Laxá.
Pero era hora de emprender el
camino hacia la península Snæfellsnes, llamada de igual forma que el volcán de
1.446 m de altura en el que Julio Verne situó la entrada al centro de la Tierra
y que por sí sola justifica un viaje a la isla.
Stykkishólmur y alrededores
Íbamos en el coche en dirección a
Stykkishólmur, pero los paisajes que comenzábamos a atravesar empezaban a
asombrarnos: enormes montañas cubiertas de nieve, valles atravesados por
bonitos ríos, todo ello, con el mar y los fiordos a nuestro lado.
Antes de llegar a la población
hicimos un alto en el camino en Helgafell una colina que se levanta 7 km antes
de llegar a la ciudad. Dicen que los que suben a su cima (a 73 m sobre el nivel
del mar) verán cumplido el deseo que pidan, así que allá fuimos. Pero, independientemente
del deseo, es una subidita fácil y las vistas desde arriba son fascinantes.
Dicen de esta montaña que es un
lugar mágico y lleno de misticismo, en la que una vez se manifestó el Walhalla
(paraíso vikingo) y donde se cree que se encuentra la tumba de Gudrun Ósvífursdóttir, la heroína
de la saga que antes he mencionado. Es una visita recomendable, pero he de
confesaros que aún estoy esperando que se cumpla mi deseo…
Desde la montaña sagrada
intentamos acceder a Þingvöllur, la llanura en la que se celebraban las
reuniones de la asamblea local o parlamento, situada a 10 km de la localidad,
de la que hoy en día quedan poco más que los cimientos. Tanto fue así que no
llegamos si quiera a dar con ella, por lo que ya sí, pusimos rumbo a Stykkishólmur.
Stykkishólmur es una aldea
pesquera que se ha convertido en la ciudad más grande de la península y, de
alguna forma, en el núcleo administrativo de ésta. Sin embargo su importancia
va mucho tiempo atrás. La ciudad fue fundada, al poco de iniciarse la
colonización de la isla, por un noruego, con una férrea religión vikinga que
llegó a traer consigo un templo dedicado a Thor y que se afincó en aquellas
tierras: Póróldur Mostrarskeggi.
Su hijo, Porsteinn, fue el que
tuvo la visión del paraíso vikingo o Walhalla en la cumbre de la montaña en la que
poco antes habíamos estado, por cuyo motivo fue denominada Montaña Sagrada o
Helgafell.
A medida que iba creciendo la
importancia religiosa de la comunidad, Póróldur, puso en marcha una serie de
medidas administrativas para organizar su nueva patria, creando allí (en su
granja) la primera asamblea o Þing de Islandia (incluso anterior a Þingvellir).
Con el tiempo (debido a problemas sanitarios) éste tuvo que ser trasladado a
una nueva localización, levantándose en Þingvöllur.
Cuando se adoptó el Cristianismo
en la isla (sobre el año 1000) la mitología escandinava fue perdiendo fuerza, terminando completamente con el culto en la zona Snorri, un antiguo sacerdote
pagano que, de abrazar la religión vikinga, rompió los lazos del todo al
destruir el antiguo templo de la localidad y levantando una iglesia en
Helgafell. La iglesia (hoy reformada) aún se puede ver antes de subir a su
cima.
En la localidad, pese a su rico e
importante pasado, poco hay que ver. Hay un museo, denominado Norska Húsid (o
Casa Noruega) que habiendo sido edificada en 1832 recrea las condiciones de
vida de aquella época, con instrumentos de labranza, pinturas y mobiliario
típico de ese tiempo que nosotras no visitamos.
Lo que sí hicimos fue acercarnos
a la iglesia que, instalada sobre una colina, proporciona una bonita vista de
toda la ciudad. La iglesia fue edificada en 1975 y tiene un aspecto modernista
(como casi todas las que vimos en la isla) muy estrambótica.
Pero era ya momento de continuar
con la ruta. Tras parar en la oficina de turismo de la ciudad para hacernos con
un mapa de la zona, cogimos el coche y nos dirigimos hacia el campo de lava de
Berserkjahraun, tomando la carretera 577. Conforme nos acercábamos a él,
veíamos cómo la lengua de lava se adentraba en el mar… un enorme campo de lava
que nos dejaba sin habla. Si alzábamos la vista las montañas volcánicas
adquirían colores y tonalidades imposibles de describir, formando un paisaje
precioso.
En eso, vimos en el mapa que
estábamos cerca de un lugar de interés denominado Bjarnarhöfn y decidimos acercarnos a verlo. Al llegar, averiguamos de lo que se trataba: el
museo del tiburón. Al parecer, la parcela en la que se ubica, una granja familiar,
es la principal productora de Islandia de hákarl (carne de tiburón) y harðfiskur
(carne desecada de tiburón), que son platos típicos de cocina islandesa. Nosotras
no entramos a verlo pero por lo visto muestran todo el proceso de fabricación
de estos platos, desde cómo se pesca el pez, hasta los secaderos del mismo e
incluye una degustación.
Desde allí, nos encaminamos hacia
la carretera principal (la 54) pero, mientras atravesábamos el campo de lava,
empezamos divisar mucha gente y coches aparcados en los márgenes del camino de
grava por el que íbamos… al principio, no caímos en lo que podía ser. Lo que de
lejos parecían coches aparcados, resultaron ser caravanas y entonces lo vimos
claro. ¡Aquí están grabando algo!
A ver, a ver… ¿juego de tronos? No,
no puede ser. Xavi, nuestro guía de Landmannalaugar, nos había dicho que en
esas fechas no grababan, que empezaban en octubre… pero también nos había
comentado que en Snæfellsnes estaban grabando Noé, una película de Russell
Crowe. ¡A ver si nos hemos cruzado con Russell y no nos hemos dado ni cuenta! Cuando ya habíamos pasado a todas las
caravanas y llegamos al cruce con la carretera principal (la 54), aparqué el
coche en el arcén para, haciéndonos las turistas despistadas, cotillear un poco
de reojo… ¡pero nada! Ni rastro de Russell Crowe… Y sí, debía ser Noé (o un
rodaje importante) porque, además, había policía en la carretera vigilando.
Grundarfjörður
Así que, con un poco de
desilusión, continuamos la ruta. Dejando atrás el set de rodaje, y los campos
de lava, empezamos a atravesar fiordos. Primero Seljafjorður y después Kolgrafafjörður.
Paramos en diversos miradores, pues los paisajes eran de película (me viene que
ni al pelo aquí).
Cerca quedaba ya la población de Grundarfjörður
enclavada entre los macizos montañosos nevados de Helgrindur y el fiordo que da
nombre a la ciudad. Un pueblo en un enclave majestuoso. Antiguamente vivía del
comercio a través de su puerto, pero hoy en día el recurso económico de la
población se basa en la pesca.
Al entrar en la localidad, vimos
que había aparcado un helicóptero en una propiedad privada… Una nueva señal que
confirmaba que el rodaje con el que nos habíamos cruzado era el de Noé y, ese,
era el helicóptero privado que trasladaba al actor protagonista, tal y como nos
había contado Xavi. Cintia, decía que seguramente nos habíamos cruzado con
Russell por la carretera porque ella había visto sobrevolando el helicóptero
minutos antes… En fin, nunca lo sabremos.
Pero a lo que íbamos, ya en Grundarfjörður
la ciudad no tiene mucho que ver. Nosotras nos acercamos a la iglesia, que se
alza en la parte alta del pueblo. Sin duda lo mejor de la población es el
entorno en el que se localiza. De hecho, no os pasará inadvertida la catarata Grundarfoss que da la bienvenida al visitante antes de
entrar en la población.
Otro de los puntos de interés de
la zona es Kirkjufell, una montaña de 463 metros de altura que con forma piramidal se ha convertido en el símbolo
de la ciudad y ante la cual hicimos una nueva parada. Se ve que la montaña se
puede escalar pero sólo por gente sin miedo a las alturas ni vértigos ya que
dicen que la bajada es algo peligrosa.
El viaje por la península continuaba pero, para hacerlo más llevadero, dejamos la segunda parte para la siguiente entrada...
¡Qué paisajes más alucinantes! No sé si en el Helgafell se llegó a manifestar el Walhalla pero si no fue allí seguro que fue cerca. Una cosa está clara: cuando viaje a Islandia más informada no podré estar. Un abrazo!
ResponderEliminarCómo os cundió el viaje a Islandia. Si alguna vez voy, tendré que imprimir todas la entradas y llevarlas a encuadernar ;-) Impresionantes paisajes, como siempre.
ResponderEliminarVeníamos a decir lo mismo que Verónica: ¡no os dejásteis nada por visitar! Deberías plantearte seriamente editar una guía en pdf con todos tus posts, seguro que no hay nada tan completo sobre Islandia en castellano :) Un abrazo!
ResponderEliminarTú tranquila, que los deseos no tienen fecha de caducidad!.
ResponderEliminarMe encantan estos paisajes tan inhóspitos que tiene Islandia y lo tranquilo que parece todo. Naturaleza en estado puro.
Un saludo
A nosotros la peninsula de Snæfellsnes nos encantó. Una de las espinitas que tenemos clavadas del viaje a Islandia fue no poderle dedicarle mas tiempo.
ResponderEliminarEstamos ansiosos de ver la segunda parte! ;)
Creo que esta parte del viaje es la que me gusta de todo!! Qué paisajes!! Hasta ahora no me terminaba de impresionar los paisajes islandeses, pero los de esta etapa son "de cine" como tú dices!! Lástima que no viérais a Russel Crowe, pero seguro que os cruzastéis!!
ResponderEliminarsaludos
¡Hola a todos!
ResponderEliminar- Alícia, a mí es que esta zona me chifló. Sobre todo la población de Grundarfjörður. Me hubiera mudado allí a vivir en ese mismo momento. Sin duda, el paraíso
- Verónica, desde luego... y aún quedan unas pocas entradas. A ver si las escribo y termino ya el viaje que hace más de un año que fuimos...
- Edu y Eri, no os creáis, alguna cosita se quedó en el tintero... pero algún día volveremos!! Muchas gracias por vuestras palabras.
- M.Teresa, sigo esperando... jejeje. Es un país impresionante. Las ciudades apenas tienen 300 habitantes (las grandes) y el resto... naturaleza. Deja sin habla
- David y Neus, bueno, yo, que he seguido vuestros diarios como una auténtica guía de viajes, creo que más o menos visteis lo más importante. Me quedo con Grundarfjörður. Ese enclave me pareció de cuento
- M.C. fue uno de los sitios que, a nivel de paisajes, más me gustó. Grundarfjörður enclavada entre montañas nevadas, con cascadas y al lado de los fiordos me dejó sin habla. Aunque en el resto de la isla vimos cosas también impresionantes... a ver si hago un top ten para globellers, jejejeje
Lo del rodaje fue muy fuerte. Ahí paradas haciendo como que mirábamos el mapa y mirando de reojo a ver si le veíamos... aunque imagino que cuando Russell llegara cortarían la carretera por la que habíamos pasado
Un saludo ;)
Anda, no sabía que Juego de Tronos se rodaba en Islandia, jejejeje. Os imagino allí disimulando pendientes de Russell!!! La verdad es que los paisajes son espectaculares y no me extraña que se rueden películas, series y documentales, me encantaría poder pisar algún día tierras islandesas, a ver si voy ahorrando!! ;-)
ResponderEliminarMe declaro enamorado de Stykkishólmur, su pequeño puerto pesquero y su tranquilidad me pudo!! y algunos de sus paisajes me parecieron espectaculares. Pero, que no es espectacular en islandia??? una pena ver a Russel Crowe.....:-)
ResponderEliminar¡Hola chicos!
ResponderEliminar- Babyboom, ¿en serio no sabías lo de juego de tronos? ¡Que poco friki eres! Yo me tiré todo el viaje diciéndole a Cintia "Se acerca el invierno"... (bueno, eso, y "me encanta escalar fiordos" en honor al anuncio de neutrógena, que no me puede parecer más ridículo)
A nivel de paisajes, esta península me encantó y no es de las zonas más visitadas, ya que la gente se suele centrar sólo en la parte sureste y Myvatn
- Fran, a mí también me encanto esta zona costera. La tranquilidad de sus poblaciones y el entorno en el que estaban, que era brutal. Sin duda, ese día acabé entusiasmada.
Hubiera estado bien ver a Russel, jejeje ;)
¡Un saludote!