Parte occidental de Snæfellsnes
Una vez visto Grundarfjörður, continuamos la
ruta hacia la siguiente población Olafsvik, una ciudad sin intereses turísticos,
más allá de ser uno de los tres puntos de acceso al Snæfellsjökull.
De hecho, mirando en dirección hacia el glaciar, localizamos una catarata que parecía caudalosa, Svodufoss e intentamos llegar a ella con el coche, sin embargo nos fue imposible. Nos metimos entre las parcelas por un caminucho pequeño, hasta que éste desapareció e imaginamos que había que continuar a pie, pero la distancia no se presumía corta y desistimos. Una pena, porque parecía una caída bastante importante.
Así que proseguimos con la ruta
hacia Hellisandur, la única localidad desde la que se puede contemplar el
glaciar Snæfellsjökull bajo el que yace dormido desde el año 1229 el volcán Snæfells,
pues desde otras localizaciones diversos macizos montañosos lo tapan.
Al poco llegábamos a Saxhóll, un pequeño
cráter (de 106 m de altura) que perdura tras una erupción hace 3000 o 4000
años. Se permite subir a su cima y, pese a que el viento no ponía las cosas
nada fáciles, allí me lance. Las vistas del área circundante eran preciosas:
hacia un lado un campo de lava árido (el Neshraun), salpicado por pequeños
cráteres; hacia el otro, el impresionante Snæfells.
Creo recordar, que fue allí donde
decidimos comer (otra vez en el maletero del coche), pues a los pies del cráter no atizaba tan fuerte el
vendaval que ese día nos hizo.
Recorriendo el sur de Snæfellsnes
De nuevo en la carretera vimos un
desvío con un cartel escrito a mano que ponía “Dead Whale” y, como el ser
humano es curioso por naturaleza, allá que fuimos. Que penita, después de
verlas en libertad dos días antes, me dio llegar y ver ahí en mitad de una
playa de cantos rodados una ballena varada, tal y como decía el cartel, muerta y la gente haciéndose fotos con ella. ¡Pobre!
Seguimos la ruta, por la carretera de circunvalación de la península, admirando los paisajes y estampas que se nos sucedían y metiéndonos en
los desvíos que veíamos hacia la costa.
La siguiente parada fue en Djúpalónssandur
(al final de la carretera 572) desde la que partían dos senderos, uno bajando por
la costa hacia Drítvík y otro, sobre el acantilado, hacia Einarslón. Nosotras hicimos tan sólo el
segundo, Pues la costa también se veía desde arriba. La verdad es que ambas zonas parecían
impresionantes.
En el pasado esta zona fue un
importante puerto pesquero y dicen que para trabajar allí, distinguían a los
islandesas según el tipo de piedra que fueran capaces de elevar: Fullsterkur
(154 kg), Hálfsterkur (100 kg), Hálfdrættingur (54 kg) y Amlóði (23 kg).
A nuestra espalda, yo me quedaba fascinada con las coladas de lava que discurrían por la ladera del Snæfells, pues parecía un lienzo pintado a mano, un decorado y no un escenario real.
Pero debíamos continuar. Nuestra
siguiente parada fue Hellnar. Dicen que la ruta de Hellnar a Arnarstapi
bordeando la costa es impresionante y que sólo lleva del orden de 1 hora, pero
por problemas logísticos (no iba a hacer la ruta de ida y luego volver a por el
coche) nos conformamos con llevarnos una idea de ella viendo sólo los puntos de
inicio y fin.
En Hellnar, la impresión no fue muy distinta a la que nos
habíamos llevado poco antes en Djúpalónssandur
con bellos acantilados sobre el mar y la lava adentrándose en el mismo,
pero en Arnarstapi sí que vimos alguna de esas formaciones tan características
de la isla, que se ve que se repiten constantemente a lo largo de la ruta antes
mencionada.
Tomamos de nuevo el coche para
seguir bordeando la costa, dejando atrás el campo de lava de Buðahraun (con el
cráter Búðaklettur en su centro) y la bahía de Búðavík, parando en diversos
miradores.
Al rato, vimos un desvío en la
carretera que conducía hacia Bjarnarfoss, una pequeña cascada tras una casa a
la que le proporcionaba un entorno idílico. ¡Vamos! En ese mismo momento me
hubiera mudado allí.
La parada fue corta y
continuamos hacia la granja Ytri-Tunga, donde se suponía que existía una
colonia de focas. Pero nada, cuando llegamos allí, pese a que recorrimos un
buen trecho de costa, no había ni una foca. Nos tendríamos que conformar con la
visión lejana de ellas que habíamos tenido el día anterior.
La última parada del día fue en Gerðuberg,
una especie de acantilado montañoso limitado por columnas basálticas perfectamente
alineadas. Una visita curiosa, aunque ya estábamos algo acostumbradas a ver
estas formaciones y no nos llamaron la atención en exceso.
Ya en el coche, poco a poco,
fuimos dejando atrás la península de Snæfellsnes y acabamos en Borgarnes, donde
teníamos reservado hotel para pasar la noche, el hotel Borgarnes. El día había ido de maravilla y habíamos
podido descubrir alguno de esos paisajes que se quedarán grabados en nuestras
retinas para siempre.
Menudos paisajes, sobre todo los de costa con esos acantilados espectaculares. Eso sí, cualquiera se aprende los nombres islandeses de memoria, menudo lío de letras, jejejeje. Un abrazo!!! ;-)
ResponderEliminarUfff, mi día fue completamente distinto al tuyo en cuanto al clima!! Vimos una ballena viva a lo lejos, la famosa ballena muerta de olor nauseabundo junto a orilla ( se ve que cada vez que alguna muere poner un cartel), subimos al Saxholl e intentamos subir al Snæfells pero la niebla y el frio nos lo impidió ( bueno y que no ibamos para nada preparados, jeje). Tengo un gran recuerdo de esa zona!!! Y de toda Islandia! Un abrazo
ResponderEliminarCuando me comentabas que algunas partes de la Isla de Jeju en Korea te recordaban a Islandia, supongo que te referías a esta costa, no?. Es impresionante.
ResponderEliminarUn saludo
¡Hola chicos!
ResponderEliminar- Babyboom, es cierto, yo los nombres de algunas las poblaciones todavía los tengo que mirar... Esto de las lenguas nórdicas es todo un mundo. Los paisajes, de impresión ¿eh?
- Fran, recuerdo que leí en tu blog vuestro intento de subida. A mí me hubiera gustado pero tenía en mente que sólo se podía con 4x4. De hecho, me hubiera gustado dedicarle más de un día a la península y hacer alguna actividad de ascensión al glaciar o moto de nieve, que tiene que estar chulo, pero ya habíamos exprimido demasiado la economía...
- M.Teresa, la verdad es que a nivel de acantilados, de lava entrando en el mar, esta zona se parece muchísimo a lo que leí en tu entrada. Luego las columnas esas basálticas con forma hexagonal, se ven a lo largo de toda Islandia... La verdad es que es impresionante (aunque por lo que veo en tu blog Korea no se le queda atrás)
Un saludote y gracias por vuestros comentarios ;)
Esta parte con esos paisajes con acantilados es una auténtica maravilla, si es que vaya país...
ResponderEliminarDe todos los nombres me quedo con Snæfellsnes ¿Snes? Eso me suena a algo jaja
Saludotes!