Una vez bajamos del “Kehlsteinhaus” o Nido
del Águila y, aprovechando que aún teníamos tiempo para hacer otra visita,
decidimos acercarnos al lago Königssee, del que yo había leído que, con sus
aguas cristalinas, era una auténtica maravilla. Así que tomamos el coche y nos
dirigimos hacia Schöngau am Königssee.
No se encontraba muy lejos del lugar en el
que estábamos por lo que, en apenas 15 minutos, llegamos a un enorme parking de
tipo zona azul en el que dejamos el coche. Schöngau am Königssee es la zona por
la que se accede al lago. Se trata de una calle con multitud de restaurantes y
tiendas en las que comprar souvenirs y cosas típicas de la región. Al parecer
desde allí se pueden hacer algunas rutas a pie por el entorno del lago, pero
como íbamos justas de tiempo decidimos ir directamente a la zona de las barcas
para intentar por lo menos acercarnos a alguno de los puntos del interior del
lago.
Y es que desde allí parten diversos barcos (con
motores eléctricos para no contaminar sus puras aguas) que realizan recorridos por
el lago. Para cuando nosotras llegamos (creo recordar que eran en torno a las
15:30 h) sólo pudimos hacer el recorrido hasta la primera parada, a la Iglesia
de St. Bartholomä, porque allí a las 18:00 h ya está cerrado todo. El trayecto
hasta este lugar duró alrededor de 45 minutos (ida y luego vuelta).
El otro punto al que se puede llegar mediante
barca es a Salet, pasando tanto a la ida como a la vuelta por St. Bartholomä y al
que se tarda algo más de una hora para llegar. Desde allí, hay un sendero que permite
acceder al lago Obersee, que con 1,5 kilómetros de longitud y 500 metros de
ancho, dicen que es una preciosidad.
Apenas éramos 6 personas en nuestro viaje de ida hacia la iglesia, por lo que éste se nos hizo muy agradable. Surcando las aguas del hermoso lago, rodeadas de enormes montañas con formas, colores y vegetación diversa, ¡vamos! Un entorno maravilloso…
El lago Königssee tiene unos 8 kilómetros de
largo, alrededor de 1250 metros de ancho y es el tercer lago más profundo de
Alemania, llegando a los 190 metros de profundidad, además de tener una de las
aguas más limpias del país.
Poco a poco nos fuimos aproximando a nuestra
parada, la iglesia de St. Bartholomä. Se trata de una pequeña capilla católica (consagrada
en julio de 1868) que, en estilo barroco, dicen que imita a la catedral de
Salzburgo (aunque, habiendo visitado ésta unos días antes, en mi opinión tienen
poco que ver). Cada año, el sábado después de San Bartolomé (24 de agosto) la
iglesia acoge una peregrinación de fieles que llegan a través de las montañas
en caminatas que duran entre cuatro y cinco horas, llegando a subir casi 1.500 metros
para después volver a descender hasta el nivel del lago.
Allí, además de la capilla, hay un
restaurante, una tienda de regalos y un punto de información turística sobre la
zona y sobre el propio el Parque Nacional Berchtesgaden (del que este lago
forma parte).
Al llegar a la isla, vimos que se podían
realizar diversos recorridos a pie, pero no disponíamos de mucho tiempo hasta
que el último barco de vuelta pasara a por nosotros, así que nos quedamos
por los alrededores de la iglesia
disfrutando del paisaje y de las claras aguas del lago. Además, como éramos de
los pocos que quedaban todavía por allí, tuvimos la suerte de verlo prácticamente
solas y disfrutando de la tranquilidad que el entorno nos transmitía.
Cuando vimos que la hora de recogida se
acercaba nos acercamos al muelle para dar por finalizada la excursión y regresar a la ciudad.
En ese momento dejamos la serenidad y relajación con la que veníamos, para embutirnos en un barco que, esta vez, estaba hasta los topes de gente…
En ese momento dejamos la serenidad y relajación con la que veníamos, para embutirnos en un barco que, esta vez, estaba hasta los topes de gente…
Al atracar de nuevo en el puerto (con una
preocupación considerable puesto que el ticket de la zona azul nos había
caducado hacía hora y media), aún nos quedaba algo más de una hora de
conducción hasta Munich, donde íbamos a pasar aquella noche por lo que, aunque
la vecina localidad de Berchtesgaden nos pareció bonita (desde la carretera),
decidimos continuar la ruta y no paramos a verla.
Así, pese a que el tour y el recorrido por el
lago me pareció bonito, me fui de allí con la sensación de haberme quedado con
las cosas a mitad. No pudimos llegar hasta el lago Obersee, que me hubiese
gustado verlo, y tampoco pudimos ver la ciudad de Berchtesgaden, que también
dicen que es preciosa... Quizás, pensado a posteriori, me hubiera gustado más
dedicarme a recorrer la ciudad y dejar el lago para otra ocasión en la que
hubiéramos dispuesto de más tiempo…
Si vais con tiempo también podéis acercaros
hasta el Jennerbahn (el monte Jenner), donde los meses de invierno hay una estación
de esquí pero en el que, en verano, también se pueden realizar rutas senderistas. Se
accede mediante un teleférico (que hay en el pueblo) que te traslada hasta 2 niveles:
Mittelstation, a 1.200 metros de altura, o Bergstation a 1.800 metros. Allí hay
rutas con miradores que permiten contemplar una gran extensión del parque
nacional y restaurantes en los que disfrutar comiendo con unas vistas dicen que muy bonitas.
Vaya paisajes más bonitos y piensa que si te has ido con la sensación de dejarte cosas por ver ya tienes una muy buena excusa para volver. Preciosas fotos Helena!
ResponderEliminarQué paisajes más espectaculares! Acabamos de volver hace dos días de Alemania y nos ha encantado.
ResponderEliminarHelena, flipo con los rincones que vas descubriéndome! Vaya pasada de sitio para perderse! Esta zona está ganando muchos puntos! Saludos
ResponderEliminarUoooohhh!!! :O Qué bonito todo! me encantan estos paisajes, me dan una tranquilidad... Espero poder visitarlo algún día, y a ser posible hacer alguna de esas rutas por el monte Jenner, tienen que ser increíbles! Un abrazote!
ResponderEliminar(me parto con el emoticono que se ha quedado en mi comentario jajajajajaja)
ResponderEliminar¡Hola a todos!
ResponderEliminar- Calíope, la verdad es que la barquita tarda lo suyo... y hay cosas que no se pueden acelerar. Aunque, en verano por lo menos, podrían estirar un poco más el día que aún quedaba tiempo de luz... En fin, como dices, habrá que volver :)
- Verónica, pues nada, ahora me pongo yo a leer tus crónicas que vi que habías estado en sitios preciosos que, aún, no conozco ;)
- Xipo, la zona es una maravilla, eso es cierto. Ya me contarás cuando te lances por allí ;)
- Aran, me parto con lo que sale a veces... jejeje. A ver qué nos cuentas tú de tu reciente viaje por aquellas tierras...
Un besote y gracias por animaros a comentar (a pesar de mi tardanza en responder) :hello:
¿Al final os habían puesto multa? Me he quedado con el intrinculis, jejejeje. La verdad que el lago y los alrededores son preciosos, nosotros no pudimos navegar por él pero sí recuerdo que pasamos por un puente de madera, estilo de esos en el que todo el mundo grava su nombre y me encantó. Tengo ganas de volver por allí porque la verdad es que ha pasado mucho tiempo desde que lo visitamos!! Un abrazo!! ;-)
ResponderEliminarNo, al final nos libramos... creo ( o por lo menos no me ha llegado nada), pero no veas que miedo teníamos de llegar y que no estuviera el coche, jejeje
EliminarUn saludote ;)