Después de nuestra divertida
visita a las minas de sal de Hallein, tocaba poner la nota de seriedad al día
así que, desde allí, nos dirigimos hacia “Kehlsteinhaus”, la casa
o lugar de retiro que Hitler tenía en una de las cumbres Alpinas de
Berchtesgaden, conocido también como “El Nido del Águila”.
Éste fue el regalo sorpresa que
el Partido Nazi hizo a Hitler en 1939 por su 50 cumpleaños. Al parecer casi
todos los grandes líderes nazis (como Hermann Göring, Albert Speer o Martin
Bormann) contaban con casas en la localidad de Berchtesgaden pero todas ellas
fueron bombardeadas o demolidas a propósito con el fin de evitar que éstos se
convirtieran en santuarios neonazis. Sin embargo, este edificio (que perteneció
al Führer) ha llegado hasta nuestros días y, aunque se ha reconvertido en
restaurante, aún se puede visitar.
De todas formas, Hitler tenía miedo
a las alturas y no pasó mucho de su tiempo libre allí (sólo estuvo en torno a
20 días); se trataba más de contar con un lugar aislado para celebrar reuniones
y con el que impresionar a los diplomáticos de otros países.
El acceso al mismo no está
permitido para vehículos particulares, sino que hay que tomar un autobús en el
parking de Hintereck (podéis ver las coordenadas en el capítulo de preparativos
de este viaje).
Así pues, al llegar allí tuvimos que dejar el coche en el parking (que costaba 3
euros/día) y cogimos el autobús (15 euros ida y vuelta); se ve que también se
puede subir a pie en algo más de 2 horas, pero… no íbamos a sufrir más de lo
necesario…
Durante el recorrido ponen una grabación
de la historia del Kehlsteinhaus, pero en alemán, por lo que no entendí ni papa.
Ya desde el autobús podemos
comenzar a ver las obras que los alemanes tuvieron que realizar para acceder al
refugio ya que, la serpenteante carretera que a lo largo de 7 km conduce hasta un
aparcamiento en la ladera del Kehlstein, fue desarrollada por el Profesor Todt,
el jefe de la red de carreteras del Reich.
Una vez llegamos allí, debemos
pasar por taquilla para reservar la hora de bajada… Sí, antes de subir al lugar
que vas a visitar ya tienes que solicitar el autobús en el que quieres bajar
(algo extraño, no lo voy a negar).
Desde ese punto, un túnel de 150
metros conduce a un ascensor que llegaba en el pasado al interior de la casa de
Hitler, 110 metros más arriba, y que, hoy en día, va a parar al restaurante. El
ascensor, totalmente dorado, cubierto de bronce, con grandes espejos e incluso con
cuero es ostentoso a más no poder… En su interior, además, no se permite
realizar fotografías o vídeos (pero ese día estaba rebelde e hice alguna de "estrangis").
El refugio se construyó a 1.834 metros sobre el nivel del mar. El restaurante se sitúa en el lugar en el que antes se levantaba la casa y aún se puede ver la chimenea de mármol que le regaló Mussolini, pero no queda prácticamente nada del resto, no se llega a adivinar ninguna habitación y tan sólo se ha dejado, a modo ilustrativo, una serie de fotografías en una pared que muestra la evolución de la vivienda.
Para realizar las obras en un
tiempo record de 13 meses se necesitaron 3.000 trabajadores, de dos compañías
alemanas distintas y el coste total llegó a los 30 millones de marcos.
Así pues, lo más interesante del
Nido del Águila son las vistas que hay desde la cima de toda la zona: del
famoso lago Königssee y la región de Berchtesgaden. Eso sí, hay que contar con la naturaleza del tiempo en los Alpes, donde la niebla
es habitual (aunque va y viene muy rápidamente)…
Para volver a tomar el autobús (a
la hora indicada de antemano) nosotras volvimos a montarnos en el ascensor y salimos
de nuevo por el túnel, pero también se puede bajar a pie (en unos 25 minutos) a
través de un camino que hay en la ladera de la montaña.
De nuevo en el aparcamiento, nos
montamos en el autobús que, esta vez de bajada, nos llevó de regreso hasta
Hintereck.
Antes de coger de nuevo nuestro
coche y continuar la ruta, aprovechamos para comer en el restaurante que había
allí, pues ya se nos empezaba a hacer tarde para los estándares centroeuropeos.
La siguiente parada sería en Königsee.
Muy interesante Helena, como siempre nos traes lugares que me sorprenden
ResponderEliminarUn abrazo
La semana que viene nos vamos a Baviera y estábamos viendo si acercarnos, pero al final nos queda un poco a desmano. Tendré que conformarme, de momento, con este estupendo artículo.
ResponderEliminarVaya lugar cargadito de historia. Tiene muy buena pinta, así que ojalá se presente la oportunidad de conocerlo en persona. Mientras tanto, me conformo con lo que voy viendo. (Por cierto, vaya vistas se ven desde allí, no?)
ResponderEliminarUnas vistas excelentes si duda. No sabía que se había reconvertido tanto el edificio original, de hecho me extrañaba que siguiera en pie, aunque ahora ya veo que realmente es otra cosa.
ResponderEliminarSaludos!
He leído y visto este lugar en innumerables libros y documentales, ya que me encanta la historia sobre la Segunda Guerra Mundial, por lo que apuntado queda para su visita, aunque como veo, ha sufrido mucha transformación con el paso de los años, pero en esencia imagino que debe ser un lugar curioso de visitar.
ResponderEliminar¡Saludotes!
Nosotros, en especial Gus, se quedó con ganas de ir a ver el Nido del Águila, pero por lo que cuentas, no veo que fuera muy interesante, salvo las vistas... Si ya no queda gran cosa de la casa...
ResponderEliminarSaludos
¡Hola a todos!
ResponderEliminar- Libreta Viajera, la verdad es que es un sitio bastante conocido, por lo que fue en el pasado pero más que nada por las vistas, que son una pasada...
- Verónica, ya he visto el viajecito que os habéis pegado. Nada malo... ahora me toca a mí leer tus relatos (que hay zonas que también quiero conocer)
- Xipo, creo que lo mejor del lugar son las vistas... lástima que nos hiciera niebla porque las montañas que teníamos a nuestra espalda parecían preciosas
- Guisante Verde, sí, la verdad es que el edificio nada tiene que ver con lo que fue. Es curioso, el túnel y el ascensor, que sí que se mantienen, pero el resto está muy cambiado. Lo dicho, chulo por las vistas que hay
- José Carlos, pasa como en otros muchos sitios, que poco queda en pie, pero el lugar tiene mucha historia a sus espaldas y no deja de ser curioso. Además se tienen unas panorámicas de impresión
- M.Carmen, exacto. Es más que nada por las vistas. Si luego (o antes) quieres ir a Konigsee no pilla muy lejos por lo que puede ser otra parada pero ir allí a propósito desviándote mucho, quizás, no tenga mucho sentido (salvo que te guste todo el tema de Hitler y la II Guerra Mundial).
Un saludote a todos y muchas gracias por vuestros comentarios :hello:
Está claro que no quieren que la gente se quede mucho tiempo arriba porque eso de tener que reservar la bajada antes de subir es raro de narices. Las vistas tienen que ser espectaculares y la verdad, no me importaría ir un día a comer allí, lástima que ya no quede mucho de la casa! Un abrazo!!! ;-)
ResponderEliminarNo me fijé en los precios del restaurante, la verdad... Creo que estaba pendiente de no pasarnos de la hora y aprovechar el tiempo al máximo arriba, jejeje
EliminarSaludos ;)
¡Muchas gracias por la completa información!
ResponderEliminar¿Cuánto duraron en la visita? Esto para saber cómo calcularon la hora de regreso en el autobús.
¡Hola!
ResponderEliminarPues no le recuerdo exactamente pero imagino que estaban los horarios en el parking de Hintereck y pondríamos unas dos horas de visita...
Un saludo