Una visita guiada por el Coliseo (subterráneos y tercer nivel):
Eran ya las 12:15 h, así que tras comer un perrito caliento en uno de los puestos cercanos al Coliseo, entramos al punto de queda para comenzar la visita.
Ahí casi la volvemos a hacer, y es que nos detuvimos en la zona que indicaba “punto de encuentro para visitas guiadas”, pero no era allí… Cuando ya casi era la hora de comenzar la visita, nos dice una chica que (gracias a Dios) se extrañó de vernos en ese sitio, que la zona de queda para los subterráneos se encuentra el final del pasillo… No si… perderemos la visita… a correr por el Coliseo… Menos mal que llegamos, y la verdad es que la visita fue muy interesante.
Intentaré poneros un poco en situación:
Todo empezó con Nerón. En el año 64, lo que comenzó siendo un pequeño incendio se propagó hasta tal punto que llegó a convertirse en un verdadero infierno de una semana de duración que redujo a cenizas gran parte de la ciudad de Roma, dejando a miles de personas muertas o sin hogar. Como principal sospechoso: el propio emperador Nerón, al que se dice que vieron tocando la lira en lo alto de una torre mientras el fuego se propagaba. Tras el incendio Nerón confiscó gran parte de la región arrasada por el incendio para convertirla en su propiedad privada y construirse un palacio que cubría alrededor de 80 hectáreas del centro de Roma, en terreno público y con dinero público.
El palacio de Nerón, el Domus Aurea, parecía una gran villa junto al mar, pero en el centro de Roma, contaba con jardines, viñedos y un gran lago de más de 1,5 km de longitud. Las habitaciones, de ladrillo y hormigón, fueron ricamente decoradas con oro, frescos y piedras preciosas de enorme valor. Pero poco tiempo disfrutó el emperador de su suntuoso palacio. Su actitud fue tan desproporcionada que finalmente pagó el precio, como es lógico.
Entre las hazañas de Nerón se cuenta que le sirvió la cabeza de una de sus exesposas a su nueva mujer como regalo y que después la mató a patadas cuando estaba embarazada; mandó atar y quemar a cientos de Cristianos en las calles de Roma responsabilizándoles del incendio y llegó a ordenar matar a su madre, Agripina, que a su vez había envenenado a su marido, Claudio, para que su hijo llegara al poder.
En definitiva, unos meses después de trasladarse a su Domus Aurea, Nerón fue derrocado por la oposición y al verse acorralado, se cortó el cuello con ayuda de un esclavo.
Con su muerte los romanos intentaron enterrar todo recuerdo de él y de su opresivo mandato. En el año 104 su casa dorada fue cubierta de tierras y posteriormente serviría de base a un complejo de baños del emperador Trajano. Los 1300 años siguientes permaneció enterrada en una ciudad agitada por un continuo cambio, hasta que en el siglo XVI un socavón sacó a la luz sus restos. Actualmente no se puede visitar por actividades de mantenimiento.
Con la muerte de Nerón, Roma se enfrentaba a un futuro incierto. Por primera vez desde el asesinato de Julio César, el imperio no tenía heredero al trono y por primera vez en la historia el gobierno del imperio estaba a disposición de cualquiera. Estalló una “guerra civil”, una lucha de poder entre los principales generales, que finalizó con la victoria de Vespasiano, un sencillo general que había defendido las legiones romanas en Judea. Un emperador que resultó ser la antítesis de Nerón, y que trabajó al servicio de su pueblo.
Lo primero que hizo Vespasiano fue vaciar el enorme lago que Nerón había construido en los jardines de su palacio y en su lugar, levantaría una de las maravillas más famosas de Roma: el anfiteatro Flavio o Coliseo.
Su construcción comenzó en el año 72 y fue financiada con la venta de las reliquias saqueadas por Vespasiano de los templos judíos en Jerusalén y con mano de obra también de prisioneros judíos.
Con ingentes cantidades de hormigón y el empleo de grandes bloques de travertino que traían de una cantera situada a más de 30 km de distancia, en apenas 8 años finalizaron la mastodóntica obra. Mediante las sofisticadas grúas de madera romanas levantaban sin apenas problemas piedras de gran tamaño, hasta alturas considerables.
Sin embargo Vespasiano no vivió lo suficiente para verlo finalizado, sino que fue su hijo, Tito, el que lo inauguró. Con una extensa y compleja red de pasillos y escaleras, podían entrar y salir hasta 70.000 personas con enorme fluidez. Todos los espectadores tenían un billete con el número de puerta por la que acceder y los espectáculos eran gratuitos, representaban un derecho para el ciudadano.
Tras bajar a los subterráneos, la guía nos comentó cómo se recreaban batallas navales en su interior: inundando el coso y con barcos de guerra. El hecho de haberlo construido sobre lago artificial de Nerón, hizo que se mantuvieran intactos los antiguos canales de irrigación que posteriormente habrían acondicionado para inundar y vaciar el coso a conveniencia.
Pero las batallas navales no eran algo novedoso para los romanos (recordemos que la Piazza Navonna también se inundaba para recrearlas), y pese a que durante algún tiempo se hicieron este tipo de representaciones por las mañana, combinándolo con luchas de gladiadores o con animales por la tarde, en menos de una década se abandonaron estas costumbres, para acometer la más importante remodelación del Coliseo: la infraestructura subterránea llamada Hipogeo, que en ese momento teníamos ante nuestros ojos.
Un entramado de pasillos situados bajo el coso donde se juntaban animales salvajes y criminales condenados en jaulas, gladiadores con sus cuchillos o con sus redes, en espera de salir a escena a través de un sistema de ascensores y trampillas que se accionaban mediante sistemas de poleas y de tracción. Aunque el espectáculo se producía arriba en el coso, el soporte del Coliseo se encontraba abajo, en el hipogeo.
No sólo eso, la guía nos mostró, como cada uno de los sistemas de tracción se encontraban numerados, por lo que además debían existir determinadas personas encargadas de sincronizar la salida a escena de estos “ascensores”. Pese a que arriba todo era espectáculo, abajo se debía vivir una realidad muy distinta: con escasa iluminación, los cuerpos de los cadáveres sentenciados en el coso cayendo de arriba, animales atrapados… y sin embargo, todo para entretener e impresionar al público romano.
De camino al tercer nivel, la guía nos explicaba el gusto romano por presenciar cacerías de animales, luchas entre hombres, combates de gladiadores o la ejecución pública de criminales.
Se importaban animales de todos los rincones del Imperio con tal de sorprender al público. No sólo había leones y tigres, sino que también había elefantes, osos, toros, jirafas, monos, camellos, antílopes, cocodrilos o avestruces.
Por lo general se diferenciaban los actos: a primera hora algo de entretenimiento (principalmente venatores, hombres que luchaban contra animales sin apenas armas, casi condenados a muerte o peleas entre animales), seguido por ejecuciones y terminando con el munus, los combates de gladiadores, que era lo que todo el mundo reclamaba.
Los gladiadores eran básicamente esclavos o prisioneros de guerra, que luchaban para conseguir la libertad, aunque para ello debían acumular cuantiosas victorias, ganándose el respeto y admiración de un pueblo entusiasta con sus héroes. Y de paso podían ganar mucho dinero si eran hábiles y tenían suerte.
Había todo un star-system en torno a sus figuras. La gente les aclamaba y realizaba inscripciones en sus asientos de las estrellas a las que admiraban.
En el tercer nivel, pudimos disfrutar en solitario de las vistas del óvalo del Coliseo.
Como curiosidad, su nombre, Coliseo, proviene de la espectacular estatua de bronce de Nerón que había instalado frente a su lago: la cosa al lado del Coloso y por ello, tal y como nos comentó la guía, hay muchos anfiteatros en el mundo, pero un único Coliseo. Un genial broche final a la magnífica visita que acabábamos de realizar.
Para finalizar el día: el Moisés, San Clemente y San Juan de Letrán
Al salir de allí nos acercamos a San Pietro in Vincoli para ver el famoso Moisés de Miguel Ángel. Se nota que esta iglesia es uno de los imprescindibles de Roma, y es que, aunque estaba cerrada cuando llegamos había multitud de gente esperando y fue abrir, y comenzar a agolparse en su puerta… Pero veníamos enseñadas del Coliseo y esta vez estuvimos bastante más hábiles y pudimos disfrutar unos segundos de la escultura en completa soledad.
El Moisés iba a formar parte de un conjunto escultórico que Miguel Ángel iba a hacer para la tumba del Papa Julio II, aunque finalmente no lo pudo terminar al embarcarse de lleno en los frescos de La Capilla Sixtina. Siempre me habían parecido muy curiosos los cuernos que tiene en la cabeza, pero se ve que son fruto de una confusión, debido al parecido de las palabras latinas “cuerno” y “haz” o “rayo”, porque lo que en realidad se buscaba plasmar era un par de haces de luz.
En la iglesia tiene cabida también una importante reliquia: las cadenas con las que ataron a San Pedro en Jerusalén.
De camino a San Clemente nos topamos con el Ludus Magnus, y es que los famosos gladiadores era formados en escuelas llamadas Ludus siendo el Ludus Magnus la más grande de Roma. Llegó a albergar a casi veinte mil gladiadores en sus mejores años.
Pero la gran sorpresa del viaje fue nuestra siguiente parada, la pequeña iglesia de San Clemente. Bajo la actual basílica salió a luz, en un nivel inferior, una iglesia que data del siglo IV sobre la que se cimienta la actual y bajo ésta, en un tercer nivel, las ruinas de un antiguo Mitreo del siglo I.
Dado el interés que vimos que tenía la iglesia, nos enchufamos de nuevo al e-book y nos embriagamos de la historia que desprende esta iglesia. En el nivel superior destacaba la bonita capilla de Santa Catalina y el decorado mosaico del ábside.
Descendimos después al segundo nivel, entrando en una sombría iglesia. Ésta era originalmente más ancha que la que se construyó a posteriori sobre ella, motivo por el que fueron ejecutados unos refuerzos en el siglo XII que contendrían el peso de la iglesia superior. Pero si algo es bonito y llama la atención en el interior de esta segunda tenebrosa iglesia son los frescos medievales que en sus paredes dan a conocer la vida y leyenda de San Clemente (todos ellos del siglo XI): el Milagro de la tumba de San Clemente, el Traslado del cuerpo de San Clemente, La Historia de San Alejo y la Misa de San Clemente, fresco que además contiene las primeras palabras escritas en italiano.
En el tercer nivel, en un lugar que más bien parecía una gruta: el Mitreo, lugar de culto de esta antigua divinidad. Impresionante poder ver el altar de Mitra, así como los triclinios de piedra a ambos lados del mismo, donde antaño se celebraban rituales.
Fue uno de los lugares que más nos gustó de este viaje y que sin duda, recomiendo a cualquiera que visite la ciudad.
A la salida cogimos un autobús que nos dejó en la puerta de San Juan de Letrán, la iglesia más antigua del mundo.
Se ve que cuando cesaron las persecuciones, a comienzos del siglo IV, el emperador Constantino cedió al Papa el Palacio de Letrán, para que fuera su residencia oficial y se convirtió en la sede de la Iglesia Católica durante más de 1.000 años, hasta que en el siglo XIV los Papas se trasladaron al Vaticano.
A finales del siglo XVI, los edificios que se habían ido formando en la zona fueron demolidos por Sixto V. Tan sólo sobrevivió la antigua basílica, que fue reconstruida por Borromini en el XVII.
Casi diría que me gustó más esta iglesia que el propio San Pedro del Vaticano (imagino que las condiciones en que vimos el Vaticano influyen en mi decisión), pero la amplitud de la nave, las puertas originales de la Curia Romana , las espectaculares estatuas de los apóstoles flanqueando la nave central (que a mi parecer nada tienen que envidiar al famoso Moisés de Miguel Ángel) me pareció un conjunto verdaderamente bonito. El claustro, al que entramos previo pago de 3 euros, fue realizado por la familia de los Vassalleto en el siglo XIII, pero la verdad es que no me llamó mucho la atención.
Salimos de allí por la puerta lateral observando el más alto (45 metros) y antiguo obelisco de los que se muestran en la ciudad. Al parecer Sixto V lo mandó traer desde el Circo Máximo, donde se encontraba partido en tres pedazos.
A nuestra mano derecha se encontraba el Museo Histórico Vaticano que se puede visitar con la entrada de los Museos Vaticanos en un plazo de 5 días (que nosotras no llevábamos encima) y que se encontraba cerrado. En su interior tapices, retratos de Papas, aunque quizás lo más interesante seala Sala de la Concilición , donde se firmaron en 1929 los Pactos entre la Santa Sede y el Estado Italiano, que originaron el Estado Vaticano.
A nuestra mano derecha se encontraba el Museo Histórico Vaticano que se puede visitar con la entrada de los Museos Vaticanos en un plazo de 5 días (que nosotras no llevábamos encima) y que se encontraba cerrado. En su interior tapices, retratos de Papas, aunque quizás lo más interesante sea
A la izquierda destacaba el Baptisterio, un edificio de planta octogonal contemporáneo a la primera iglesia aunque muy reestructurado actualmente.
Bordeamos el Museo Histórico Vaticano, para ver la fachada principal de la iglesia que, realizada en el siglo XVIII, está coronada por una balaustrada con la imagen de Cristo y de varios santos.
Desde allí podíamos ver el Triclinium, lo que queda de uno de los salones del antiguo Palacio Lateranense, conservado por el bonito mosaico que contiene.
Nuestra última visita del día y de la ciudad fue a la Scala Santa , en cuyo interior se encontraba la Capilla Privada de los Papas o Sancta Sanctorum que contiene diversas reliquias (aunque con un horario muy restringido y cuando nosotras fuimos estaba cerrada, se puede ver la capilla por una ventana enrejada) y a la que los devotos acceden a través de la Scala Santa , cuyos 28 escalones la gente sube de rodillas.
Al finalizar la visita retornamos en autobús a la zona del apartamento, y aunque podíamos haber aprovechado un poco más la tarde y haber acudido a los Museos Capitolinos (tal y como habíamos hablamos por la mañana) decidimos sentarnos a descansar en una terraza, dándonos el lujo de tomar un par de cervecitas.
Vaya un día completito si si XDDD
ResponderEliminarLa visita a los subterraneos es un imprescindible, así da gusto visitar el Coliseo, yo después de haber visto en vivo mi primera maravilla del mundo (Taj Mahal), el cuerpo me pide más y el monumento romano es el que más a tiro se pone jeje
Ha quedado un reportaje muy chulo, lo dicho, cuando visite Roma me va a venir que ni pintado :P
Saludos!!!
José Carlos, te diría que esta visita fue de lo mejor del viaje. Se ven las cosas de distinta manera cuando te ponen un poco en situación y te van explicando los detallitos: los dibujitos en los asientos, por ejemplo... Fue muy interesante, sin duda, aunque creo que no existe todo el año la posibilidad de entrar a los subterráneos. Es cuestión de mirarlo.
ResponderEliminarUn saludo y me alegro que te hayan gustado los relatos.
Estupendo relato Helena!! Nunca me había puesto a leer los orígenes del coliseo y me ha sorprendido... No tenía ni idea de esta historia.
ResponderEliminarCuando has puesto que vistes una iglesia que fue una sorpresa para ti, pensé que era una que llevo tiempo buscando. Pero no es... Esta también me ha gustado, pero la que yo digo es una pequeña iglesia que está en Roma y dicen que tiene unos frescos que nada tiene que envidiar a la capilla sixtina... Hace ya supe de ella y la tenía controlada, pero con el tiempo se me ha olvidado y ando como loco buscándola. Si te suena de algo acuérdate de mandarme un mensaje!
Un saludo!
Qué interesante la historia y qué interesante la visita, esto me reafirma en la decisión de volver a Roma con más tiempo, jeje.
ResponderEliminarVaya visita mas interesante y como siempre que bien explicas todo! Yo cuando estuve (hace mas de 10 años) creo que no se podia bajar a los subterrraneos.... o al menos yo no lo hice.... Asi que para mi próxima visita lo haré...
ResponderEliminarSaludos
Hola Helena,
ResponderEliminarLa visita al Coliseo ha sido el colofón perfecto para el viaje a la Ciudad Eterna.
Me han gustado mucho todos los relatos de Roma, enhorabuena !!
Saludos.
Hola chicos, muchas gracias a todos por vuestros comentarios.
ResponderEliminar- Víctor, fue más o menos lo que nos comentó la guía con la que hicimos la visita, hasta ese momento yo tampoco me había planteado cual fue su origen ni lo despota que había sido Nerón...
En cuanto a la iglesia, no tengo ni idea de cuál puede ser. A mí la que me gustó mucho fue San Ignacio (que la vimos nuestro primer día), pero no sé... Si algún día la localizas dime a cuál te refieres porque al final me quedo intrigada, jejeje
- Artabria, creo que esta visita del Coliseo, junto con Ostia, han sido las cosas que más me han gustado del viaje y encima, mientras aquí en España caía la del pulpo, allí estábamos nosotras con un tiempo expléndido...
- Xipo, en mi viaje de estudios yo no pude entrar ninguna de las dos veces que fui ya que llegamos tarde los dos días y éste era otro imprescindible de la escapada; pero cuando me enteré de la posibilidad de ver los subterráneos y el tercer nivel (en el foro "losviajeros"), ni lo dudé... Y ¡menudo acierto! Aunque creo que sólo se puede hacer en determinadas fechas del año. Hay que estar atento.
- Víctor, muchas gracias por tus amables palabras. Se nos quedaron algunas cosas en el tintero (necrópolis vaticana, via apia, museos capitolinos y palazzo massimo...) pero creo que, en líneas generales, le dimos un buen repaso a la ciudad.
Un saludo :)
Vaya con el coliseo, todo un hito de la construcción romana. Si ahora se intentase hacer lo mismo solo utilizando piedra y madera no se si se tendría en pie. Quiero verlo!
ResponderEliminarQué casualidad! Hoy hemos estado hablando de nuestro viaje a Roma y del Colosseo, en particular.
ResponderEliminarMi pareja está haciendo su blog y hoy ha tocado la entrada de Roma.
¿Sabes? No estuvimos en la iglesia de san Clemente... Eso quiere decir, que hemos de visitar Roma otra vez. La cittá eterna.
Un abrazo, Helena!
Roma siempre tan necesaria para volver a repasar sus calles.
ResponderEliminarSaludos viajeros
¡Hola chicos!
ResponderEliminar- Machbel, impresiona el Coliseo ¿eh? Pero usaban buenas cantidades de hormigón, además la guía nos comentó que le adicionaban puzolana que lo hacía mucho más duradero y este es en gran parte el motivo de que aún hoy siga en pie (pese al saqueo de piedras que sufrió)... Un saludito :)
- Mª Mercè, ¡vaya casualidad! Ya me dirás cuál es el blog de tu pareja para que le eche un vistacillo también. En Roma es casi imposible verlo todo, y más con la cantidad de iglesias que hay... siempre hay motivos para volver, jeje. Un saludo guapa!!
- Hola Paco, la verdad es que sí es agradable volver a pasear por la Ciudad Eterna. Un saludo ;)
Vaya, cada día con tus relatos de Roma descubro sitios nuevos, la de cosas que me he perdido. :S
ResponderEliminarMe gusta mucho tu manera de redactar las cosas con muchos datos históricos que muchas veces a mí por lo menos se me escapan. ;-)
¡¡Hola Babyboom!! ¿Ya estais de vuelta de India?
ResponderEliminarMe alegro de descubrirte algún rinconcito. La verdad es que esta visita del Coliseo fue una pasada...
Un saludo :)
Hola Helena,
ResponderEliminarFantástico viaje y muy buenas explicaciones.Me gustaría precisar que Miguel Angel no abandonó el proyecto de la tumba de Julio II por iniciativa propia, sino que dejarlo fue uno de los mayores digustos de su carrera.Estaba entusiasmado e incluso se trasladó a las canteras durante 6 meses para supervisar en persona la elección y extracción de los bloques de marmol.Para su desgracia el Papa perdió el interes por el mismo y en ese momento pronunció una frase que se me ha quedado grabada..."Voy a emitir una factura por las horas empleadas, la ofensa a mi honor y por la gran obra de arte que se pierde la humanidad" Ahí queda, genio y empresario ;)
¡Hola María!
ResponderEliminarPues muchas gracias por completar la información. Yo sí que sabía que había sido el Papa el que le había mandado que cambiara de trabajo pero no tenía idea de tanto detalle... ¡Muy curiosa la frase!¡Menudo carácter se gastaba! jejeje
Un saludo
HOLA A TODOS, ALGUIEN ME PUEDE INFORMAR DE COMO SE DEBE COMPRAR LA VISITA GUIADA ANTICIPADA A COLISEO Y ALREDEDORES ?? NOS VAMOS EL 17 DE OCTUBRE Y LA VERDAD QUE NO SE MUY BIEN COMO HACERLO. ES ACONSEJABLE COMPRAR LA ROMA PASS??
ResponderEliminar¡Hola!
ResponderEliminarLa visita guiada que yo hice fue a los subterráneos (el hipogeo) y el tercer nivel del Coliseo. A mi me tocó llamar por teléfono y reservar medio en italiano me dio en español (pero sin problemas). Tienes toda la información en las siguientes páginas:
http://translate.google.com/translate?sl=it&tl=es&js=n&prev=_t&hl=en&ie=UTF-8&layout=2&eotf=1&u=http%3A%2F%2Fwww.pierreci.it%2F16843.aspx&act=url
http://www.060608.it/it/eventi-e-spettacoli/visite-guidate-e-didattica/visite-guidate-al-terzo-ordine-e-agli-ipogei-del-colosseo.html
Creo que ahora ya se puede reservar por internet.
En cuanto a comprar o no la Roma Pass es cuestión de tantear el coste en función de lo que tengas interés en visitar. A nosotras nos vino bastante bien, porque además de las visitas gratuitas y los descuentos que tiene, usamos bastante los autobuses (que están incluidos). Mira esta página web, que seguro te aclara las cosas: http://www.audioguiaroma.com/roma-pass.php
Si necesitas cualquier otra cosa no dudes en preguntar.
Un saludo y que lo pases muy bien por la ciudad eterna ;)