¿Se puede subir al Vesubio? ¿Cuánto cuesta?
Nuestra ruta continuaba con la subida al aparentemente inocente monte Vesubio con su famosa silueta de montaña jorobada.
A través de las indicaciones del gps que llevábamos preinstalado en el móvil y de las que iban surgiendo por el camino, subimos la carretera serpenteante que conduce a una explanada, situada entorno a unos 1.000 m de altitud, habilitada para el estacionamiento de vehículos y que sirve de base para comenzar la ascensión de unos 30 – 45 minutos (en función del estado de forma de cada uno) a pie hasta el borde del espectacular cráter multicolor del Vesubio (a unos 1.165 metros). Todo ello previo pago de un “módico” precio de 2,5 euros de aparcamiento y 8 euros/persona por la ascensión.
El Vesubio y Nápoles
Costes aparte, es inevitable sentir una cierta emoción al subir a la cima del Vesubio; al fin y al cabo, se trata de un volcán activo y del que sabemos que en el año 79 d.C. causó uno de los desastres naturales más célebres al destruir las ciudades romanas de Pompeya y Herculano.
Conforme uno asciende a su cumbre y observa el densamente poblado entorno es también inevitable pensar en la enorme cantidad de gente que vive a las faldas del volcán y en el área metropolitana de Nápoles, una ciudad que alberga cerca de tres millones de personas pero que se encuentra a tan solo 16 km de distancia del gigante, y recapacitar que este aparente letargo en el que parece sumido el volcán no durará eternamente.
Porque sí, aunque la gente crea que Nápoles se encuentra lejos del radio de acción del volcán, lo cierto es que existen evidencias en el subsuelo de la ciudad de los restos de una erupción acaecida entorno al año 1780 a.C. y nadie puede asegurar que eso no vuelva a ocurrir…
Sin ir más lejos, el 18 de marzo de 1944 (en plena Segunda Guerra Mundial) tuvo lugar la última erupción del monte, una erupción que además pudo ser grabada en vídeo. En ella el volcán liberó coladas de lava que engulleron poblaciones enteras. Hubo 34 víctimas mortales y miles de personas perdieron sus casas.
Desde entonces el Vesubio guarda silencio, pero su peligrosidad está latente y los análisis en busca de cambios en su actividad son constantes.
Al llegar a la cima del cráter impresionan sus dimensiones pues tiene casi 600 m de diámetro y una profundidad de otros 300 m. Se aprecian bonitos contrastes de colores en las rocas: rojizo, beige, gris-negruzco... Pero sobre todo el rojo, la escoria rojiza se amontona en los cortados de las paredes del cráter (llegando a tener 20 metros en la parte superior de la pared este del cráter).
La vista hacia el exterior del volcán desde el borde del cráter también es bonita pudiendo apreciar al mirar hacia abajo antiguos flujos de lava, avalanchas de escombros y lodo. Hicimos esfuerzos por tratar de localizar las ciudades de Herculano, Pompeya, Nápoles, Sorrento o alguna de las islas de la bahía, con más fortuna en unas que en otras.
¿Sigue siendo tan peligroso el volcán?
Sin embargo lo que realmente llama la atención son las fumarolas que se aprecian en el interior del cráter, las grietas por las que se escapa vapor y gas procedente del interior de la tierra, y que constituyen una señal inequívoca de que el volcán continúa activo. Actualmente se tienen muy controlados estos gases que pues se analizan constantemente, desde el Observatorio del Mont Vesubio, en busca de cualquier variación en su composición o temperatura. Allí se tiene monitorizada toda la actividad del volcán.
Pero por si estas fumarolas no fueran suficiente señal de la amenaza que supone el volcán, vi en un documental que nuevas técnicas de análisis han descubierto recientemente una enorme cámara magmática (de 400 km2 de superficie) justo debajo del Vesubio que podría liberarse en cualquier momento…
Al parecer en esta zona, gracias a los detallados registros que se tienen del volcán, cobra importancia una teoría que, formulada por Charles Darwin en el siglo XIX, alude a una relación causa – efecto entre la actividad sísmica de la zona y las erupciones volcánicas. Y es que, si se analizan las últimas erupciones que ha tenido el volcán, parece que en todas ellas años o meses antes hubo un terremoto importante en un radio de 160 km del volcán.
Cronología de terremotos y erupciones en el entorno del Vesubio |
La cuestión es que en los últimos años se han producido dos terremotos importantes en sus cercanías: el primero de ellos fue en 2002 en la población de en San Giuliano de Puglia a 65 km del volcán (un terremoto de 5,4 grados), y el segundo se dio en 2009 en L’Aquila, 95 km al norte del volcán (de 6,3 grados), por lo que, si la teoría de Darwin es cierta, puede que esas ondas sísmicas hayan sacudido la cámara magmática del volcán y ya haya comenzado la cuenta atrás… ¿Quién sabe? Lo único cierto es que la bestia está dormida, pero no ha muerto.
¿Dónde no comer o a evitar en el Vesubio?
Tras esta interesante visita emprendimos el camino de bajada. Eran ya las 15:30 h y aún no habíamos comido, pero habíamos fichado un restaurante durante la ascensión al Vesubio y decidimos pararnos en él: el restaurante “Kona”. La verdad es que la comida estaba muy buena, pero el trato fue pésimo. La terraza exterior en la que habíamos empezado a comer estaba plagada de avispas y, como Cintia es alérgica, pedimos que nos cambiaran la mesa a un lugar sin avispas… desde ese momento todo fue de mal en peor, dejaron de hacernos caso, no nos sacaban la cuenta (¡oye! que yo no tengo problemas en irme sin pagar…) y encima se cachondeaban de nosotras… ¡en fin! Allá cada uno con su forma de llevar los negocios… Desde luego, buenas referencias desde aquí, yo no doy.
Visita de Oplontis, la Villa de Popea
Cuando por fin terminamos de comer, aún quedaba bastante tarde por delante y nuestra siguiente visita sería Oplontis (incluida en el pase que compramos conjunto de recintos arqueológicos).
Oplontis, era un centro residencial que se había desarrollado entre Herculano y Pompeya que posee los restos monumentales más vistosos de la zona. En concreto destacan la “Villa de Popea” y la Villa de “L. Crassius Tertius” (no visitable), en la que había una fábrica de vino y aceite.
A la Villa de Popea se la conoce así porque se cree que perteneció a Popea Sabina, la segunda esposa de Nerón. Una mujer que al parecer era muy guapa pero a la par muy ambiciosa y sobre la que pesan misterios, intrigas e incluso presuntos asesinatos (llegando a atribuirle el de la primera esposa de Nerón). Al final su propia muerte llegó de manos de su esposo (Nerón) que le dio una patada estando embarazada y le provocó un aborto y su posterior muerte.
Se cree que la villa fue abandonada pocos años antes de la erupción del Vesubio debido a los desperfectos que había ocasionado el terremoto del 64.
El elemento de mayor interés de la villa de Popea, además de la elegancia de su arquitectura, lo constituye la riqueza de las decoraciones pictóricas que adornan todos los espacios de las zonas señoriales.
Os comento alguna de las zonas que más llamó mi atención:
Al llegar al recinto lo primero que se ve desde su entrada es el viridarium (25), el jardín principal de la villa, que con unas dimensiones notables debía marcar su delimitación y que, aparte de la vegetación que pudiera tener, debía estar decorado con estatuas de mármol. Tras él uno de los salones (24) de la villa que debió ser un comedor de grandes dimensiones.
Entrando en la edificación comenzamos a sorprendernos con las pinturas que adornan las paredes de esta villa en las instalaciones termales. Hércules en el jardín de Hespérides se muestra en la pared del caldarium (3), la sala de baño caliente.
En otro salón (5) de la villa se conserva a la perfección una imponente pintura en la que se cree que se representa el santuario de Apolo (simbolizado por el trípode del Oráculo de Delfos), combinado con detalles arquitectónicos, pavos reales y máscaras teatrales. Se cree que la pared sur estaba abierta al mar.
En la sala que habitualmente se usaba de comedor, el triclino (6), los comensales se debían retumbar en lechos dispuestos a lo largo de las paredes, mientras se servía la comida en una mesa dispuesta en el centro de la estancia (sobre un piso de mosaicos con rombos). De las paredes destaca en la esquina derecha de la pared trasera una cesta con higos, dicen los expertos que muy bien representada.
En el salón (9) se pueden observar también exahustivos detalles murales: una máscara teatral, una copa con granadas, una torta…
Un segundo jardín interior o peristilo (22), servía de unión de la zona de residencia principal con la zona de la piscina. Aunque algo curioso de esta villa es que en el contorno de este peristilo se ubican algunos dormitorios para el servicio mezclados con otros de uso señorial algo que, al parecer, es muy extraño.
La enorme piscina (14), con 61 metros de largo y 17 metros de ancho, llama inevitablemente la atención. Se cree que se edificó en un lugar con vegetación exuberante con prados, árboles y plantas y decorado con esculturas de mármol.
Pero si algo me resultó bonito en esta Villa es la decoración que existe en los salones anexos a la piscina, que reproducía elementos naturales de la realidad: pájaros, fuentes, árboles, etc. Todos ellos con un gran grado de detalle y sorprendentemente bien conservados.
La visita es relativamente rápida, en menos de una hora habíamos acabado y, aunque yo había pensado acercarme a cenar a Nápoles, lo cierto es que nos dio algo de reparo conducir y aparcar allí de noche (y más con una de las maletas a la vista en el coche)… así que decidimos ir al hotel, acomodarnos, cenar tranquilamente y descansar, que falta nos hacía…
El día siguiente visitaríamos la famosa Pompeya.
Hola Helena!
ResponderEliminarDesde que en la universidad estudié algo sobre volcanes, el tema me apasiona.
Los volcanes atraen a muchos turistas, y cada vez son más los que meten unas buenas botas en la maleta y se van a hacer turismo por estos parajes.
Si alguna vez viajo a esas tierras, yo también llevaré un par de botas, si es que tras 30-45 minutos de ascenso, ¡el premio es espectacular!
Un saludo!
=)
A mí también me llama mucho la atención todo lo de los volcanes, será porque nunca he estado cerca de uno cuando se ha puesto en erupción sino seguro que no pensaría igual!!! Lo has explicado todo perfectamente, esperemos que tarde en despertar el Vesubio y que esta vez no pille a nadie. Un abrazo. ;-)
ResponderEliminar- Non gogoa, han zangoa, me alegro de que te haya parecido interesante la entrada.
ResponderEliminarLa verdad es que nosotras hicimos la visita "fácil" (aunque hubiera abuelas que, con mejor estado de forma, nos adelantaran) pero creo que con un guía (contratando la excursión correspondiente) se puede escalar la montaña por la otra vertiente en la que se encuentra el cortado vertical... Una opción que si te gusta puedes mirar si algún día te pasas por allí
Un saludo ;)
- Babyboom, la verdad es que son impresionantes. Pero fíjate que lo de que no pille a nadie lo veo complicado. De verdad que me sorprendió muchísimo lo poblada que se veía la zona desde su cima... casas y más casas a los pies del volcán. No sé si es que la gente no tiene miedo o vive rezando porque no les toque en su corto periodo de existencia (en comparación con el del volcán) :S
Un besete
La verdad es que con todos los estudios y las terorías que se investigan yo no viviría cerca de allí, por si acaso. Veo que la ascensión merece la pena, las fotos son impresionantes y las vistas increibles, ya me pica el gusanillo.
ResponderEliminarUn abrazo :)
no sabía que se podía subir al Vesubio... Tiene que ser la mar de interesante!! Pero eso sí, daría un poco de yuyu por si decide despertarse en ese momento... y más sabiendo las teorías que dices que se han cumplido otras veces!!!
ResponderEliminarUn abrazo
Unas fotos y un relato impresionantes! Saludos!
ResponderEliminar- Llevas razón Carfot, desde luego (si pudiera evitarlo) yo tampoco... Y lo que os digo, que es que encima la zona está muy densamente poblada. Eso sí, como visita de un rato es muy interesante
ResponderEliminar- M.C. pues me alegro de haberte descubierto esta visita. Se puede subir a la cima y luego por un senderito se puede bordear una porción del perímetro del cráter para verlo desde varias perspectivas. Es algo muy chulo.
Cuando fui hace unos años a Sicilia me quedé con la espinita de subir al Etna, así que cuando planificamos este viaje sabía que, siempre que el tiempo lo permitiera, era una visita que no perdonaría...
- Boquerón viajero, gracias por pasar por aquí y por tu comentario
Un saludo chicos y gracias a todos por vuestras palabras :D
Cuando estuve en Nápoles en mayo, ya nos dijo al guía que estaba a punto de entrar en erupción por unos estudios recientes....No sé si será verdad, pero yo tampoco viviría tan cerca, aunque cuando todo lo que posees está allí, no debe de ser muy fácil de renunciar a ello. Me parece super interesante la Villa de Popea :-)
ResponderEliminar¡Hola Artabria! Imagino que cuando naces en un sitio, te haces a vivir en él (tienes casa, etc.) y encima en Nápoles tienes todos los servicios que puedas necesitar, no debe ser fácil, como dices... Pero aún así, da un poco de "yuyu".
ResponderEliminarBueno, aunque cosas así pasan en todas partes: hay quien vive en zona sísmica, quien lo hace en zona inundable... ¡en fin! Mejor no pensarlo, jejeje
La Villa de Popea a nosotras nos gustó mucho. Las paredes conservan a la perfección las pinturas que decoraban la casa y eso es impresionante. Ahora, que si ellos vieran las paredes blancas de mi casa (en contraposición a sus coloridas paredes) no sé qué pensarían... jejeje
Un saludo ;)
Lo de la subida al Vesubio me ha impresionado. Yo tampoco sabía que se podía hacer. Un relato fantástico Helena, como de costumbre.
ResponderEliminarUn beso, ciudadana viajera.
Hola Helena,
ResponderEliminarQué visita más chula la del Vesubio, me ha encantado, tomo buena nota.
También me ha gustado la decoración de los salones de Oplontis.
Y qué mal rollo la comida en el restaurante, avispas...vamos que me voy por pies.
Un abrazo.
- Muchas gracias José Manuel. Pues sí, tienen todo un negocio allí montado... porque 8 euros por cada persona que sube... Me alegra que te haya gustado la entrada.
ResponderEliminarUn besete
- Hola Víctor. Las pinturas de la villa de Oplontis son muy, muy chulas. Es impresionante ver cómo se conservan con ese grado de detalle.
Lo de las avispas en el restaurante no tenía nombre. ¡Estaba plagado! Y no estaban dispuestas a compartir la comida con nosotras, jejeje. Pero es que el día siguiente en Pompeya había también muchísimas (además unos abejorros de dimensiones y zumbido considerable)... Creo que eso fue lo que peor llevamos en todo el viaje... Acudían a las fuentes y había zonas que estaban llenas de ellas.
Un saludito ;)
Hola Helena!! Leyéndote me arrepiento mucho de no haber subido al Vesubio cuando estuve en Nápoles. Tengo que decirte que me impresionó su estampa desde el momento en que lo ví!!! Y muy interesante lo de Oplontis, tampoco lo visité así que lo apunto por si se da el caso...
ResponderEliminarUn abrazo
¡Hola Fran!
ResponderEliminarLa verdad es que es toda una experiencia lo de subir al Vesubio y Oplontis es muy recomendable.
A mí se me quedó la espinita de Nápoles, pero seguro que vuelvo por la zona porque esa ciudad no me la puedo perder, :)
Un saludo
Con lo que me gustan a mi las alturas y los senderismos, esto me lo anoto, menudas vistas desde el Vesubio y como impresionan las fumarolas, que estáis ahí viendo salir el humo, pero en plan como se mueva algo la tierra de aquí hay que salir pitando jeje
ResponderEliminarUn Saludo!
José Carlos, la verdad es que sí. Tú lo disfrutarías, seguro. Las vistas de la bahía son una pasada. Desde allí te das cuenta de la cantidad de gente que vive a sus pies.
ResponderEliminarFumarolas hay en el volcán pero también hay una zona (Pozzuoli) que se ve que tiene unas "solfataras" impresionantes... Esto se me quedó pendiente para otra ocasión.
Un saludo!