¿Cómo era la antigua Pompeya? ¿Qué le pasó cuando despertó el Vesubio?
Pompeya fue una ciudad que creció a partir de raíces griegas y etruscas (allá por el año 600 a.C.) y llegó a convertirse en una importante ciudad romana y un próspero puerto comercial. Se trataba de una ciudad de clase media en la que se entremezclaba gente, ¡vamos! un ejemplo claro de lo que era la vida romana. No tenía barrios elegantes. Ricos y pobres se entremezclaban y casas elegantes coexistían con casas más sencillas. Cosa que no sucedía en la vecina Herculano (que habíamos visitado el día anterior) que por el contrario, era un lugar con más clase, con calles libres de tráfico, casas elegantes y un drenaje mucho más trabajado.
Las calles pompeyanas debían estar abarrotadas de puestos comerciales con clientes compitiendo por su porción de espacio en las bulliciosas calles y librando batallas frente a la circulación de carros. Pompeya era un lugar para la acción y las compras. Se cree que en ella habitaban cerca de 25.000 personas y albergaba más de 40 panaderías, 30 prostíbulos, cerca de 80 tabernas e incluso hoteles. Con la mayoría de sus edificaciones cubiertas con suelo de mármol blanco, la Pompeya del año 79 debía ser una ciudad impresionante.
Pero la tarde del 24 de agosto del año 79 d.C., una erupción del Vesubio enterró la próspera ciudad (situada a tan solo 11 km de él) bajo 30 metros de material volcánico, en concreto bajo 30 metros de piedra pómez. Una roca que aún puede verse por la ciudad, y que no es más que magma con multitud de burbujas de gas, con tantas burbujas, que es capaz de flotar (siendo la única piedra del mundo que lo hace). El volcán liberó espuma de magma y eso sólo puede estar asociado a una gran explosión.
Esa explosión quedó registrada en una carta de un testigo de la erupción volcánica: Plinio el Joven. En ella describía cómo murió su tío, Plinio el Viejo, e indicaba: “El 24 de agosto, como a la séptima hora, mi madre me hace notar que ha aparecido en el cielo una nube extraña por su aspecto y tamaño… La nube surgía sin que los que miraban desde lejos pudieran averiguar con seguridad de qué monte salía, mostrando un aspecto y una forma que recordaba más a un pino que a ningún otro árbol. Pues tras alzarse a gran altura como si fuese el tronco de un árbol largísimo, se abría como en ramas…” La nube se expandió en lo alto formando una especie de sombrilla, que no era más que espuma de magma liberado por una gran explosión que lo alzó a más de 27 km sobre la atmósfera (columna que aún hoy se conoce como columna Pliniana).
Esa nube que Plinio el joven documentaba, fue letal para Pompeya. La piedra pómez y la ceniza fueron transportadas por el viento imperante y cayó posteriormente a modo de lluvia mortífera sobre la ciudad.
Los restos volcánicos espesaron el aire y la gente que en un principio se sorprendió por la erupción del volcán, llegó un punto en el que apenas podía respirar. Muchas de las víctimas de Pompeya se ahogaron por la fina ceniza, se asfixiaron. Otros perecieron por la lluvia de rocas proyectadas por el volcán.
1600 años después la ciudad fue redescubierta suponiendo la oportunidad que cualquier arqueólogo desea para averiguar cómo era la vida cotidiana romana. Las excavaciones comenzaron en 1748.
¿Qué ver en Pompeya? Nuestra visita a la ciudad
Lo normal es comenzar la visita desde la entrada de Porta Marina, que es donde se toman las audioguías aunque, siendo sinceros, he de confesar que nosotras nos confundimos y entramos por Piazza Esedra… tuvimos que atravesar media ciudad y retroceder hasta la citada entrada por las calles pompeyanas para hacernos con unas audioguías y llegar a tiempo de visitar las Termas Suburbanas (1) (visita que teníamos reservada a las 9:00 h y que hay que sacar previamente por internet). Pero, como no hay mal que por bien no venga, pudimos recorrer sus calles y admirar el foro sin un solo turista… Y, tal y como se puso poco después de gente, creo que esa instantánea vale millones, jejeje.
Si las termas suburbanas de Herculano decían que estaban muy bien conservadas (aunque cerradas al público) éstas no le deben andar a la zaga… La instalación era una propiedad privada que se encontraba construida frente al mar, a extramuros. A través de una pequeña calle porticada se llegaba al vestuario decorado con un curioso “cuarto estilo” que comprende 16 paneles con escenas eróticas, incluyendo la única pintura romana (erótica) que se conoce que tiene por protagonistas a dos mujeres. Contiguo al vestuario se situaba el frigidarium, la sala fría que se abastecía de agua de una fuente decorada con un bonito mosaico de Marte. A continuación el tepidarium, el caldarium, una sala con una piscina cubierta caliente…
Al finalizar la visita de las termas, ahora sí, accedíamos a la ciudad por la Porta Marina (2). Antaño ésta fue la puerta principal y, antes de que el Vesubio estallara, el mar llegaba hasta aquí.
Con una breve incursión para ver lo poco que queda en pie del Templo de Venus (3), continuamos recto para adentrarnos en la ciudad (tal como hacían los antiguos romanos). El camino finalizaba en la plaza principal: el Foro (6). Un amplio recinto rectangular permanentemente vigilado por el monte Vesubio (el artífice de la siniestra historia del lugar), cuya silueta se veía al fondo.
En la intersección de dos de las calles principales de la ciudad (como solía ocurrir en las ciudades romanas) se abría paso el centro comercial, religioso y político por antonomasia de Pompeya. En el apogeo de la ciudad, sus ciudadanos se reunían allí para hacer compras, hablar de política y hacer negocios, aunque hoy en día es una de las partes peor conservadas de Pompeya y cueste imaginarla rodeada de edificios de dos plantas, con multitud de pedestales con estatuas… Una plaza que en su día debió ser monumental.
A nuestra espalda se encontraban una serie de edificios de la Administración Pública (7): un salón de reuniones, el Tabularium o archivo legal, la sala de los decuriones y el Comitium (lugar donde se convocaba al populus para el voto). Al igual que se realizaba en muchos otros edificios romanos, éstos fueron construidos con ladrillo y mortero y cubiertos posteriormente con paredes y solados de mármol.
A su izquierda (según se mira el Vesubio) teníamos la basílica o tribunal (5), un auténtico palacio de la justicia del siglo I. La planta de este tribunal es idéntica a la que más adelante adoptaron muchas iglesias cristianas (de ahí que también adoptaran su nombre), formada por una gran sala central (o nave) flanqueada por hileras de columnas que delimitan estrechos pasillos laterales. A lo largo de las paredes laterales aún son visibles restos del mármol original.
Frente a la Basílica atravesamos al templo de Apolo (4), el santuario más antiguo de Pompeya y en el que se encontraron unas estatuas de Apolo y Diana (cuyos originales se pueden ver en el Museo de Nápoles)...
...para llegar al granero del foro (13). Al parecer este antiguo mercado de productos no estaba en uso en el momento de la erupción y actualmente se utiliza para almacenar material arqueológico de Pompeya, como ánforas, elementos arquitectónicos y alguno de los famosos moldes pompeyanos (en concreto el conocido como “el mulero”). Cuando comenzaron las excavaciones arqueológicas en la ciudad, los arqueólogos modernos detectaron una serie de huecos en el terreno provocados por los vacíos que dejaron los cuerpos de las víctimas del volcán al descomponerse (ya que la mayoría de las víctimas murieron ahogadas y fueron enterradas por sus cenizas). Los arqueólogos entonces rellenaron con cuidado estos huecos con yeso, recreando la forma de los cuerpos de los pompeyanos que quedaron atrapados por el material volcánico. Así pues, lo que se ve es yeso moderno mezclado con los huesos de los antiguos pompeyanos.
Pero si había un recinto importante en el foro éste era el templo de Júpiter (12), que preside la plaza en su extremo (aunque sólo sobreviven media docena de columnas en ruinas sobre una base escalonada). Júpiter era el dios supremo del panteón romano, aunque más tarde el edificio fue convertido en un Capitolio y dedicado al culto de la Tríada Capitolina (Júpiter, Juno, Minerva).
En la parte oeste del templo y del foro se abren otros templos y recintos que probablemente fueron mercados (de carne, de lana, etc.). Otras urnas de vidrio muestran allí otros moldes de otros dos romanos.
Continuamos la ruta dejando atrás el Foro a través de un arco (69) colindante al templo de Júpiter. Nos hicimos con unas cuantas botellas de agua en la cafetería (el único lugar donde se puede conseguir comida en el interior del recinto arqueológico), aunque posteriormente vimos que la gente bebía de las fuentes de agua que salpican la ciudad (aunque estaban atestadas de avispas).
Al pasar la cafetería se sitúan los Baños del Foro (15), nuestra siguiente parada. En Pompeya había seis baños públicos, cada uno de ellos con una sección para hombres y otra para mujeres. Allí se encuentra la zona de los hombres. La cantidad de turistas que se agolpaban en la visita apenas nos permitió disfrutar del recinto y simplemente nos veíamos arrastrados por la marabunta de gente… Un patio al que apenas dejan asomarte en la entrada era el gimnasio. Después de hacer ejercicio, los clientes se despojaban de sus ropas en el apodyterium (vestuario), se relajaban con un baño caliente (caldarium), un baño con agua tibia (tepidarium) o con agua fría (frigidarium).
Tras ver el Templo de la Fortuna Augusta (16), frente a los baños, nos acercamos a la Casa del Fauno (17). En la entrada principal un mosaico que reza "Have" (salve a ti), nos da la bienvenida. Ésta era la casa más grande de Pompeya. Al acceder nos recibía una pequeña estatua de bronce de un fauno, muy famosa por sus realistas movimientos y sus finas proporciones (aunque el que allí se muestra es una réplica y el original se encuentra en el Museo Arqueológico de Nápoles.). Con 40 habitaciones y 27.000 m2, la casa del Fauno cubre una manzana entera. Un bonito mosaico con diseño de diamante decora la oficina del dueño de casa y en otra sala se halla el famoso mosaico de la Batalla en la que Alejandro Magno venció a Darío, el rey persa (encontrándose de nuevo el original en el museo de Nápoles.)
Al salir de allí (aunque en general se ven por todas las calles de la ciudad) tres grandes piedras sobresalían del suelo. Al parecer, cada día, los pompeyanos inundaban las calles con agua para limpiarlas. A través de estos escalones los peatones podían cruzar sin mojarse los pies. Pero además, tenían un paso tal que permitía el tránsito de los carros entre las piedras (ya que todos tenían un tamaño estándar de ejes).
Cerca de allí la taberna Caupona (68), un antiguo local de comida, que conserva sus mostradores de mármol rectangular. Los antiguos romanos no solían cocinar en sus casas y por lo general acudían a lugares como éste para comer. En los mostradores se conservan algunas “dolias”, las tinajas en las que se guardaba la comida y, mediante una tapa de madera, servía de termo para mantener la sopa caliente o el vino fresco.
Nuestra siguiente parada fue la Casa del Poeta Trágico (22), con un clásico estilo romano. La entrada principal estaba flanqueada por dos tiendas de propiedad familiar y se puede ver el famoso mosaico que reza “Cave Canem”, cuidado con el perro.
Nuestra visita seguía, pero la continuaremos en el próximo post...
Creo que Pompeya es el primer sitio que quise visitar conscientemente (por culpa de la tele y los libros) y sin embargo aún no he tenido ocasión. Gracias por acercármelo un poco más, y por darme más ganas de ir pronto!
ResponderEliminarEn mayo pasaremos de crucero por Pompeya. Nos vendrá muy bien este post! Gracias
ResponderEliminarMe muero de ganas de poder visitar Pompeya!! Desde que se estudia en el cole, siempre he tenido ganas porque debe ser impresionante por lo bien conservada que está! Lo que no sabía es que podía haber tantos turistas! Qué mal!!
ResponderEliminarPor cierto, que de prostíbulos había en Pompeya para la población que tenía!! Anda que no les gustaban los lupanares a los romanos!! jejejeje
Un abrazo
- Purkinje, a mí me pasaba igual, tenía muchas ganas pero nunca encontraba la oferta ideal. Claro que si me pongo con la lista de lugares que quiero conocer... cada día es más larga, jejeje. Me alegro de que te haya gustado
ResponderEliminar- Ahora toca viajar, a ver si encontrais útil este post (y el próximo, que será la segunda parte). Eso sí, preparad las piernas porque menuda pateada nos pegamos nosotras por allí... es enorme. ;)
- MC, a mí me pasaba igual, pero ya te digo tanto Herculano como Pompeya estaban a tope de turistas (no sé si se llega a apreciar en algunas fotos). En Oplontis, por contra, no había un alma.
Habría que ver cómo andamos de "lupanares" ahora en tiempos modernos, porque yo creo que no andamos muy rezagados, jejeje (por lo menos aquí en el levante)
Un saludito a todos y gracias por pasar por aquí
Como disfrutamos en Pompeya, que curioso lo de los "pasos de cebra" verdad? la verdad es que es una ciudad tan bien conservada que es una gozada de visita.
ResponderEliminarNos pegamos casi todo el día dando vueltas y nos dejamos cosas por ver.
Un abrazo y espero con ganas la siguiente parte.
Pompeya es uno de mis viajes soñados que he podido cumplir. Me encanta!!! Ojalá pueda volver algún día :-)
ResponderEliminarUn lugar al que siempre he querido viajar ya que me encanta todo lo relacionado con los romanos aunque lo de los cuerpos mezclados con yeso no se a quién se le ocurriría pero me parece bastante macabro, jejejeje. Un besote. ;)
ResponderEliminarPompeya es una maravilla, lo ves todo allí. Los pasos de cebra son la caña, los prostíbulos muy artísticos, con sus frescos temáticos, jajaja.
ResponderEliminarLas tabernas, las calles, los pompeyanos, no falta de nada, es un viaje en el tiempo. Estupenda entrada y muy bien documentada. Gracias por llevarme allí de nuevo ;)
Mi idea siempre ha sido la vez que vaya a Roma hacer una escapada a Pompeya que según he visto hay buenas comunicaciones.
ResponderEliminarLeyéndote y viendo las imágenes dan unas ganas de irse ahora mismo :D
Saludos!!!
¡Hola chicos!
ResponderEliminar- Cool, la verdad es que sí que eran curiosos. Además nos reíamos porque veníamos de Malta de volvernos locas para localizar sus Cart Ruts (surcos de carro) y allí en Pompeya se veían pefectamente... Eso sí, lo del pateo es algo generalizado, es una ciudad enorme
- Artabria, ya sabes que tu relato fue la gota que colmó el vaso, jejeje. Dije: ¡tengo que ir!
- Babyboom, si te da "grima" los moldes verás en la próxima entrada una foto de uno que no tiene desperdicio... Se le notan perfectamente los dientes (que macabra soy, jejeje)
- Calíope, llevas mucha razón. Es una pena que apenas queden segundas plantas en pie porque debió ser enorme la ciudad.
Con lo de los frescos "temáticos" he llegado a la conclusión de que los romanos eran unos salidos, jejeje. A ver quién es el guapo que ahora decora el vestuario de una piscina con esa clase de pinturas, jejeje :)
- José Carlos, nosotras también barajamos esa opción cuando en Semana Santa estuvimos en Roma, pero al ir tan pocos días se nos comía mucho el tiempo y al final nos acercamos simplemente a Ostia (que es un buen aperitivo de Pompeya). Lo que tengo claro es que a esta zona volveré porque se me han quedado unas cuantas cosas en el tintero...
Muchas gracias por pasar por aquí y comentar la entrada. ¡Un besete! ;)
Pompeya es un lugar que me ha despertado la curiosidad desde bien pequeña y sin embargo no lo conozco. Recuerdo que mis abuelos viajaron a Italia por allá el año 1961 ...¡en tren desde aquí! y mi abuelo siempre me contaba cosas de Pompeya que, por lo visto, le impresionó muchísimo.
ResponderEliminarUn abrazo
Estoy leyendo Pompeii, de Mary Beard. Realiza un análisis de la vida de los habitantes de la ciudad bastante cuidado, realista y seguramente alejado del sensacionalismo de las guías de viaje. Muy recomendable.
ResponderEliminarEspero tener la ocasión de seguir vuestros pasos en un futuro. Tan poco tiempo, tanto por hacer...
Pompeya es uno de los mejores "museos" que existen en el mundo ... un museo en el que ... no haya vida, ... aún parece que la ciudad vive, ... sus calles, tiendas, etc...
ResponderEliminarUn saludo y gracias por compartir.
Alfonso - www.thewotme.com -
- MTTJ, tus abuelos también salieron viajeros, ¿eh? En esos tiempos era muy raro que la gente saliera de su país. Así que tienes una cuenta pendiente con Pompeya... y conociéndote, seguro que pronto la saldas, jejeje
ResponderEliminar- Óscar, pues me lo desc... digo, me lo compraré, para ver qué se cuenta en él. Interesante recomendación
- Alfonso, llevas mucha razón. La verdad que todas las ciudades romanas de la zona son, en cierta manera, un museo
Un saludo a todos y gracias por vuestros comentarios. :D
Mira que llevamos tiempo para visitar Pompeya pero todavía no la conocemos y leyendo el post que está genial ya me pica el gusanillo. Por cierto, las fotos de la ciudad sin gente no tienen precio... :)
ResponderEliminar¡Hola Carfot! La verdad es que lo de ver el foro vacío, como dices, no tiene precio, poco después (en cuestión de media hora) estaba a tope. Hubiera estado bien hacer lo de la Luna de Pompeya (un espectáculo de luz y sonido nocturno) pero cuando fuimos no había.
ResponderEliminarUn saludito ;)
Este es un lugar que tenemos pendiente y que forma parte de nuestra lista de futuribles. Saludos!!
ResponderEliminar¡Hola Boquerón Viajero!
ResponderEliminarMe alegro de aportar algo a esa lista de futuribles... la mia con todos vuestros relatos ya es inmensa, jejeje
Un saludito