Como por arte de magia, o más bien por los nervios del
comienzo del viaje, nos despertamos de un corto, aunque reparador sueño en el
Hotel A10 de Keflavik alrededor de las 11:45 h. Tras ducharnos, recoger la
habitación y despedirnos del dueño que tan amablemente nos había tratado,
emprendimos rumbo hacia Reykjavík, la capital más septentrional del mundo.
Aunque en un principio me resultó algo difícil orientarme,
pues había carteles con indicaciones hacia Reykjavík en cualquier dirección,
siguiendo una corazonada, nos dirigimos hacia el puerto comercial y al
aproximarnos a éste divisamos la famosa estatua del barco vikingo que se ha
convertido en una de las señas de identidad de la ciudad. No debíamos estar muy
lejos del casco antiguo de la ciudad y decidimos buscar un lugar donde aparcar
por esa zona. Lo encontramos relativamente fácil.
Hay que tener en cuenta que aunque Reykjavík concentra a la
mayor parte de gente de Islandia y hoy en día cuenta con unos 150.000
habitantes, hace un par de siglos apenas tenía doscientos vecinos. Así pues se
trata de una población de fundación relativamente reciente, que ha sufrido un
gran crecimiento en los últimos años.
Su origen se remonta al año 874 cuando el vikingo Ingólfur
Arnarson llegó a la isla y se asentó en la bahía sobre la que se sitúa
Reykjavík, cuyo nombre significa “bahía humeante”, un preludio de lo que nos íbamos
a encontrar a lo largo del país los siguientes días.
Y pese a que los exteriores de la ciudad distan mucho de la imagen que tenemos en mente de ciudades nórdicas, pues han ido apareciendo modernos edificios de hormigón, el casco histórico, con unos bonitos edificios de corte colonial, alegres colores y con unas calles repletas de flores, sí evoca a esa tipología de arquitectura en la que todos pensamos.
Con el coche aparcado comenzaba nuestra visita. En primer
lugar, y ya que lo teníamos al lado, nos acercamos a ver la estatua del barco
vikingo más conocida como “Barca del sol” o “Solfar” (nº1 en el mapa). Según se dice el artista
Jón Gunnar Árnarson se inspiró en un típico drakkar escandinavo para crear su
obra, que situada en un paseo de la bahía conocido como Klapparstígur se ha
convertido en todo un símbolo de la ciudad.
Desde allí, tomamos la calle Frakkastigur para ir
ascendiendo hacia Hallgrímskirkja (Kirkja, significa iglesia), sin embargo,
haciendo esquina con la calle Laugavegur, encontramos un restaurante estilo
doner donde, dadas las horas que eran ya, decidimos sentarnos a comer. Un par
de los chicos que había allí hablaban español, por lo que encima no tuvimos
ningún problema para comunicarnos. Yo me pedí el plato del día que era de
salmón y la verdad es que estaba muy bueno y Cintia no recuerdo qué pidió, pero
creo recordar que también le gustó…
Después de haber cogido fuerzas, seguimos ascendiendo hacia la Hallgrímskirkja (nº2 en el mapa),
una de las iglesias más famosas de la ciudad. Esta iglesia de hormigón, dominando
una pequeña colina y visible desde varias manzanas a la redonda, comenzó a
construirse en el año 1940, aunque fueron necesarios 30 años para acabarla, y
está dedicada un famoso reverendo local Halgrímur Pétursson. La iglesia en sí
no tiene mucho de interés, aunque su forma es muy modernista y curiosa y se dice
que simula a las típicas columnas de basalto que tanto veríamos después a lo
largo de todo el país.
Frente a la iglesia hay una estatua de Leifur Eriksson, hijo
de Erik el Rojo, que alrededor del año 1000 descubrió Groenlandia y puso sus
pies en la costa americana del Labrador, ¡vamos!, que llegó a América unos 500
años antes que Colón.
El interior de Hallgrímskirkja es bastante sobrio y la
visita es gratuita, pero para subir a la torre, que quizás es lo más llamativo,
hay que pagar una entrada en la sacristía de 600 ISK (aunque luego no hay nadie
que controle si llevas o no llevas la entrada). Mediante un ascensor se ascienden los 75 m de altura de su
campanario y se tiene la capital islandesa a tus pies, pudiendo obtener unas
bonitas panorámicas de su casco viejo.
Al salir de la iglesia fuimos caminando a través de
Skólavörðustígur, una de las calles más bonitas del centro, que a mí me
recordaba mucho a Niagara on the Lake. Desde allí nos desviamos un momento a Laugavegur,
paralela a la anterior y con pinta de ser la calle comercial por excelencia,
con multitud de bares, tiendas y restaurantes.
Recorrimos la calle hasta su cruce con Fríkirkjuvegur donde
en mitad de una zona ajardinada se encuentra la Stjórnarráðið (nº3 en el mapa), un
pequeño y sencillo edificio de piedra que actualmente es la oficina del primer
ministro islandés (aunque se construyó en 1756 como una prisión para condenados
por pequeños delitos). Frente al edificio se pueden ver dos estatuas de Einar
Jónsson, una de ellas representa a Hannes Hafstein (un estadista islandés) y la
otra al rey Christian IX de Dinamarca, pues no hay que olvidar que Islandia permaneció
bajo control Danés hasta el año 1904.
Cruzamos la calle y nos metimos de lleno en el centro de la
ciudad. Desembocamos en Austurvöllur (nº4 en el mapa) la plaza más importante de la ciudad. Recientes
excavaciones en esta zona han descubierto que fue allí donde ubicó su casa el
fundador de Reykjavík, Ingólfur Anarson, por lo que se puede decir que es allí donde
comenzó todo… En el centro de la plaza hay una estatua de Jón Sigurdsson, que
luchó por la liberalización del país de Dinamarca y se convirtió en el padre de
la independencia islandesa y frente a él se hallan dos importantes edificios.
Por una parte el Alþingi, un edificio de basalto de 1881 que alberga el
Parlamento de Islandia (se construyó un siglo después de que fuera trasladado
de la zona de Pingvellir, que visitaríamos el día siguiente, a la capital) y la Domkirkja , la catedral luterana
levantada en 1787 y en cuyo interior, pese a la sobriedad de las iglesias
luteranas, destaca una pila bautismal y el retablo.
Nos acercamos después a ver el estanque Tjörnin (nº5 en el mapa), que por lo
visto recibe parte de agua de un manantial de agua geotérmica y en invierno
llega a mantener parte de su superficie libre de hielo. Esto ha hecho que en
sus contornos se agrupen muchas variedades de aves y los amantes de éstas
tengan allí un reclamo para acercarse a Reykjavík. Yo tan sólo reconocí algún pato y alguna
gaviota, que se agolpaban frente a las migas de pan que una señora les tiraba.
A los pies del lago, una pasarela conduce al Ráðhús
Reykjavíkur, el Ayuntamiento de Reykjavík, un moderno edificio que se puede
visitar de forma gratuita y que acoge algunas exposiciones temporales de arte,
aunque nosotras no entramos a verlo.
En el lado occidental del lago, pudimos divisar una serie de
casas de madera con jardín cuyos propietarios importaron de Noruega, pieza por
pieza, para mostrar su prosperidad económica.
En el otro margen del estanque se divisa la iglesia
Fríkirkjan, una iglesia luterana blanca y verde, de 1902, donde en ocasiones se
hacen conciertos de folk. Al lado de ésta, aunque nosotras no nos acercamos a
verla, se encuentra la Galería Nacional
de Arte de Islandia (Listasafn Íslands) donde hay pinturas y esculturas de
artistas islandeses modernos.
Retornamos hacia la zona del puerto a través de Laekjargata,
la principal arteria de tráfico de esta zona de la ciudad. En lo alto y rodeados
de bonitas y vistosas zonas ajardinadas nos cruzamos con algunos edificios
interesantes. Pasamos frente a la Menntaskólinn un edificio construido en 1846 y
que, aunque en un comienzo dio cobijo al Parlamento, tras su traslado a la
capital, actualmente es una escuela. Más adelante, un grupo de edificios de
madera conocido como Berhöftstorfan (de 1849) acogen un par de restaurantes, algunas
tiendas de souvenirs y oficinas de turismo.
Llegamos de nuevo a Laekjartorg, pero continuamos la ruta
para ver el amplio espacio verde elevado de Arnarhóll (nº6 en el mapa), desde donde decían que
se disfruta de unas bonitas vistas de la zona del puerto y el casco histórico
de la ciudad (aunque a mí no me parecieron tales). Presidiendo la zona
ajardinada una nueva estatua de Einar Jónsson representa al fundador de la
ciudad, al navegante vikingo Ingólfur Arnarsson.
Pusimos rumbo hacia el coche a través de Hversfigata, donde
se ubican el Banco Nacional Islandés, el Teatro Nacional (Pjódhleikhúsidh) un
moderno edificio negro con una agitada historia a sus espaldas, donde estaban
representando Los Miserables, y la
Casa de la
Cultura , un edificio de los años 30 donde están instaladas
algunas oficinas públicas y donde, al parecer, se muestran las Sagas
Islandesas.
Retornamos de nuevo a través de Laugavegur hacia el doner en
el que habíamos comido para sentarnos a descansar las piernas y tomarnos
nuestra primera cerveza islandesa (una Eggils). Parecía que no, pero apenas habíamos
dormido y llevábamos un buen tute a nuestras espaldas… así que esa primera
cervecita entró de maravilla. Eso sí, hay que ir precavido porque en Islandia
los productos alcohólicos son excesivamente caros y una cerveza te puede salir
por 6 u 8 euros.
Al terminar, cogimos el coche de nuevo con la intención de
dirigirnos hacia La Perla
pero, para no variar, me volví a perder con el coche por Reykjavík y acabé
pasando frente a la catedral católica, la Kristskirkja (nº7 en el mapa). Así
que paramos a echarle un vistazo… Ésta se sitúa en la colina de Landakotshaed,
en el lugar donde se instaló la primera colonia católica de Islandia (tras la
época de la reforma protestante). Es un edificio bastante austero, construido
en 1927, que conserva en su interior un bajorelieve donado por el Papa Pío XI.
Con esta breve parada hecha, volvimos al coche para
dirigirnos a La Perla. De
nuevo nos constó dar con el moderno restaurante y museo, pero finalmente
llegamos. Este edificio acristalado se sitúa en una colina prácticamente al
lado del aeropuerto de Reykjavík y desde allí se puede disfrutar de unas
bonitas panorámicas de la capital islandesa. En su interior, hay un restaurante
panorámico, al que se puede ascender y asomarse en su terraza para contemplar
las vistas. También allí se encuentra el museo Saga, donde unas figuras de cera
recrean el modo tradicional de vida vikingo, aunque nosotras estábamos un poco
pasotas en cuanto a museos y no entramos…
En las cercanías un géiser artificial nos acercó como
primera toma de contacto a lo que veríamos el día siguiente.
Y con esto, dimos por finalizada nuestra visita a la capital
islandesa (aunque volveríamos a ella 14 días después). El resto de la tarde,
pues aún era pronto, lo dedicamos a buscar el camping de Reykjavík, que
habíamos leído que solía estar concurrido y no queríamos quedarnos fuera,
asentarnos en él, hacer algunas compras de comida en un supermercado, cenar y
acostarnos… A ver cómo se nos daba la experiencia del camping…
Y aunque nosotras no los vimos hay otros lugares interesantes
en Reykjiavík para visitar (en su mayor parte museos):
- Þjóðmenningarhúsið o Casa de Cultura. Leí en el blog de David y Neus que su interior acoge unos 1800 manuscritos medievales de las sagas islandesas, que son los documentos más antiguos escritos en islandés (siglos XIII y XIV). Tienen un valor incalculable y no sólo por su antigüedad sino porque han servido para forjar la historia y carácter del pueblo islandés, con todas sus tradiciones y sus mitos
- Þjóðminjasafn Íslands o Museo Nacional de Islandia. Dicen que es el más importante del país pues acoge hallazgos arqueológicos recogidos a lo largo de toda la isla
- Höfdi. Es una casona situada a orillas del paseo marítimo que aunque, no se puede visitar, cobró importancia por ser el lugar en el que se reunieron los presidentes Reagan y Gorvachov en 1986 para intentar alcanzar un acuerdo de paz (que no consiguieron)
- Museo del Pene o Faloteca. Éste sí lo vimos, aunque en nuestro regreso a la ciudad. Os hablaré de él en la entrada correspondiente y, a lo mejor, hasta lo ilustro con un vídeo, jejeje...
Reykjavik tiene muy buena pinta, da sensación de tranquilidad. En las imágenes no parece una ciudad de 150.000 habitantes! Los precios ya no me gustan tanto. Una cerveza 6-8 euros... Madre mía! Espero que la disfrutarais
ResponderEliminarSaludos!!
Menudo tute le pegastéis a la ciudad!! Más que una ciudad me parece un poco pueblecito porque parece tranquilo.
ResponderEliminarY al final encontrastéis camping??? Y La perla qué es? un museo nada más??
Saludos
Para mi una ciudad encantadora Helena y veo que la apurásties bastante!! Es tranquila de día pero de noche es la bomba, te lo aseguro...!! Y además probamos los perritos calientes más buenos del mundo... ya me están entrando ganas de hablar de ella..... Un abrazo
ResponderEliminarBonitas construcciones. Está visto que en el norte, a falta de un clima propicio, cuidan mucho sus ciudades...
ResponderEliminar¡Hola chicos!

ResponderEliminar- Diario viaje Kiana, la verdad es que el centro es de casitas pequeñas, de alegres colores muy bonitas, y parece pequeño, pero tiene muchos barrios en las afueras...
El alcohol en Islandia es muy caro. Recuerdo que la gente (de allí) compraba packs de cervezas en el duty free del aeropuerto para ahorrarse algo de dinero. Nosotras no lo hicimos, por no perder más tiempo, pero quizás nos hubiera salido más rentable
- Hola MC, el casco histórico es pequeñito y, como dices, parece un pueblecito.
La Perla es una edificación moderna, situada en una colina en las afueras de la ciudad que tiene en su segunda planta un restaurante panorámico y en la baja un museo con representaciones de cera de la vida vikinga. Nosotras allí nos hicimos con un mapa de la ciudad en el que salía donde estaba el camping y al final llegamos, aunque también nos perdimos. La verdad es que se nos dio bastante bien lo de ir de camping, jejeje
- Fran, yo no esperaba mucho de la ciudad y la verdad es que me sorprendió mucho. Nosotras no salimos de noche; no habíamos dormido casi la noche anterior y a eso de las 22 h estabamos ya en la tienda en brazos de Morfeo, pero espero que me cuentes en tus relatos cómo es la noche islandesa, jajaja (bueno, la noche - diurna, jejeje)
- Óscar, yo no había leído buenas opiniones de la ciudad, pero la verdad es que está muy cuidada y me llevé una grata sorpresa con ella (aunque no fue lo que más me gustó del viaje...)
Un saludo a todos y muchas gracias por vuestros comentarios
Hola! Me encanta la " Barca del sol" es muy fotogénica. Las casitas son muy chulas y coincido con el resto con que no parece que tenga tantos habitantes. Los precios de la cerveza ejem! con lo cervecera que soy yo!! Muy chulas las fotos. Un besote
ResponderEliminarHola!!! ... Siempre he querido ir a Islandia ... pero una visita Express ni si quiera me lo había planteado ... ¿fue caro el pasaje aéreo? ...
ResponderEliminarNo te quedaste con ganas de más? ... siempre he pensado en ir a Islandia a disfrutar de sus volcanes, paisajes, acantilados ... e incluso de sus leyendas de gnomos
Un saludo!
Menudos nombres chungos, como para acordarse, jejejeje. La iglesia Hallgrímskirkja me recuerda a un cohete!!! Los géiseres tienen que ser espectaculares, yo he visto chiquititos pero espero poder verlos algún día en Islandia aunque de momento se escapa a mis posibilidades!!! Un abrazo!!! ;-)
ResponderEliminarAins, pues habrá que ir a Islandia.....Te has currado el post, eh, con cada cosa marcada en su plano, el logo del blog como marca de agua, estás hecha toda una profesional ;-)
ResponderEliminarHelena pasa por mi blog que tienes un premio que tecoger, espero que te guste. Un beso.
ResponderEliminarOstras pues ahora que lo mencionas Skólavörðustígur tiene un parecido razonable con Niagara on de Lake!
Me encantaría ir a Islandia y a Reykjavík, pero el precio me tira un poco para atrás... :/ Muy buena crónica! 
ResponderEliminar¡Hola a todos!
ResponderEliminar- Calíope, la verdad es que es una ciudad que no tiene nada especial, pero por la que es agradable pasear. La barca del sol yo me la imaginaba más pequeña e impresiona y la cerveza... debimos haber comprado en el duty free!! Gracias por esa mención a los Dardos
- Alfonso, estuvimos en Islandia 14 días recorriendo la isla, pero en la capital sólo estuvimos medio día. Fue a raíz de un concurso de facebook, me tocaron los billetes de avión gracias a Islandia Tours, y yo, que no tenía pensado hacer ningún viaje este verano allí me planté, jejeje. Ya os iré contando el resto de lugares que vimos de la isla...
- Babyboom, con los nombres no hay tu tía. Ni siquiera estando allí uno logra hacerse al idioma (ni te digo el nombre del volcán impronunciable que estalló en 2010). Es muy curioso.
Las iglesias, en general, me parecieron todas muy modernistas y con unas formas muy extrañas. No sólo ésta, en otras ciudades pasaba lo mismo.
Del geiser os hablaré en la próxima entrada de Islandia (antes haré una de la Rioja) pero a mí me pareció espectacular. De lo que más me gustó del país
- Artabria, es un lugar que hay que ver una vez en la vida, pero hay que ahorrar. Cada día estoy más "pofesional" con el blog ¿eh? Se nota que ahora tengo más tiempo libre...
- Isabel, a nosotras nos recordó mucho a esta ciudad. Pero aunque Reykjavík nos sorprendió y es una ciudad muy agradable, lo mejor de Islandia es su naturaleza
Un saludo a todos y muchas gracias por vuestros comentarios.
Estas ciudades pequeñas me encantan, enseguida te "haces con ellas". Aunque en este caso, los complicados nombres no ayudarían mucho.
ResponderEliminarUn abrazo
Vaya trabajo ponerle a cada foto el logo del blog.
ResponderEliminarMuy bueno tu blog.
Yo tengo un blog de viajes: http://piniella2.blogspot.com
Que impoluted de ciudad!! que ordenado todo y que pulcro parece en las fotos. Un buen repaso a la ciudad, si señara.
ResponderEliminarA ver que video nos pones de los penes... que te veo.. jejeje
Pues a mi me atrae mucho esta ciudad!! Será pequeña y todo lo que querais, pero tiene como algo mágico... Que envidia Helena, para mi Islandia es un señor viaje!! Se que recorristeis toda la isla, y os envidio..jeje
ResponderEliminarA ver que año tengo la oportunidad!!
Hola Helena,
ResponderEliminarPues sí que tiene buena pinta la capital Reykjavik y encima vaya suerte que tuvísteis con ese cielo tan azul.
Helena, espero los relatos del recorrido por la isla.
Saludos.
¡Hola chicos!

ResponderEliminar- María Teresa, ya, el tema de los nombre en Islandia es un sinvivir, jejeje. Pero aún así llevas razón en que te haces rápido a la ciudad
- Muchas gracias Paco. Paso de vez en cuando por tu blog y alguna vez te he dejado algún comentario. Aportas información muy útil e interesante en él
- Víctor, la verdad es que estaba limpísima la ciudad y así, con las flores en la calle y tal, tenía mucho encanto. El momento "museo del pene" fue la visita friki del viaje, habrá que ilustrarlo bien, jejeje
- Xipo, la ciudad es bonita, pero sin duda hay otros muchos atractivos en Islandia que te conquistan. Hicimos un buen recorrido, a ver si poco a poco lo voy desgranando...
- Víctor, los dos primeros días el tiempo nos sonrió mucho, pero a partir de ahí se torció la cosa... Me sorprendió mucho el viento tan fuerte que nos hizo en el país, aunque no nos podemos quejar porque más o menos pudimos ver todo lo que queríamos. A ver si poco a poco os lo voy contando.
Muchas gracias a todos por vuestros comentarios. A ver si logro sentarme y acabar el primer relato de la Rioja Alavesa, que no lo acabo ni "pa atrás"
Esta fue seleccionada como la ciudad más cara para viajar. Qué afortunada eres de haber ido!
ResponderEliminarAquí te dejo más información sobre los precios de diferentes ciudades y el ranking:
http://se-turismo.com/preparar-el-viaje/como-organizarse/gastos-de-viaje/
Anda que ya os vale

ResponderEliminar"estábamos muy pasotas en cuanto a museos..."
"la faloteca si que fuimos a verla..."
- María Paz, gracias por la información. Todo un lujo el haber podido visitar Islandia en general

Eliminar- Sergio, jejejeje... Una cosa tan extraña y friki no podía volver sin verla...
bueno extraña, extraña... ja ja ja ja
ResponderEliminarbueno y qué era interesante???
Bueno, extraña, extraña, no... Pero friki, un rato, jejeje
EliminarTienen una colección de miembros de no se cuántos ejemplares. Curioso sí que es. Había algún ejemplar de rorcual ¡¡más grande que yo!! (y mido 1,74 m)
jo qué miedo el ejemplar ese de rorcual!!!
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