Nuestro viaje por Baviera
continuaba. Tras nuestra visita a los castillos del Rey Loco, cogimos el coche y nos dirigimos a la ciudad
de Füssen. Dejamos el coche en otro parking, el P5 (el aparcamiento subterráneo
en el que nos habían indicado desde la oficina de turismo), y salimos a la
superficie para localizar la oficina de información y turismo, en cuya puerta estábamos
citadas a las 14 h para realizar una visita guiada por la ciudad.
Aún era algo pronto, así que nos
sacamos los bocatas que traíamos preparados de casa y ahí, en un pequeño
parquecito frente a la oficina de turismo, nos sentamos a comer, mientras
hacíamos tiempo para que llegara nuestra guía y comenzar con la ruta por el
casco histórico.
El nombre de la ciudad, Füssen,
probablemente proviene de la palabra latina “foetibus” que hacía referencia a
una estación que, situada en el cruce con el río Lech, protegía el camino que
bajaba de los Alpes hacia la llanura.
Nosotras nos adentramos en el casco medieval a través de la calle Reichenstrasse, la calle principal de Füssen, peatonal y repleta de comercios (que incluso en domingo estaban abiertos) y restaurantes. A lo largo de la calle se sucedían bonitos edificios con las fachadas decoradas y curiosos carteles que indicaban los oficios que allí se practicaban. Esta calle se levanta sobre la antigua vía Claudia Augusta romana que atravesaba los Alpes conectando la zona de la desembocadura del río Po con la región de Recia y el Danubio.
La calle Reichenstrasse desembocaba
en la plaza de Ritterstrasse, en la que se sitúa la fuente de la ciudad, el
lugar al que, en época medieval, bajaba la gente para tomar agua para sus
quehaceres. Hoy en día una estatua de San Magnus, recuerda cuál es el patrón de
la ciudad (curiosamente tiene asociada una leyenda similar a la del dragón de
San Jorge).
Desde esta plaza, que era el
centro neurálgico en la época medieval, salían las tres vías principales que
iban a parar a las tres puertas de entrada en la ciudad cuando todavía estaban
en pie sus murallas (hoy en día ya no se conservan, ni las murallas ni las
puertas). También por esas murallas los edificios de la ciudad eran pequeños,
estrechos y de varias alturas, para tratar de optimizar el espacio.
Dejamos la plaza atrás
introduciéndonos en la calle Ritterstrasse, para lo cual pasamos frente al
antiguo ayuntamiento. Un curioso edificio, con una bonita balconada soportada
por una columna o pilastra. El ayuntamiento se encontraba en la primera planta,
mientras que en la baja había comercios. A lo largo de la calle Ritterstrasse
pudimos ver otros edificios que tiempos atrás eran utilizados por los
curtidores. En unas barras metálicas sujetas a los balcones (que aún se
conservan) colgaban sus telas y las dejaban escurrir; por eso la calle tiene pendiente
hacia el exterior, para permitir el drenaje de esos líquidos. También por ella
eran conducidos los condenados a muerte que eran trasladados a una colina
cercana para ser degollados.
Bordeamos la colina sobre la que
se sitúa el castillo, a través de Zwingerweg, lugar en el que antaño se
encontraban las murallas de la ciudad y de las que aún se pueden apreciar
algunos restos. Al final de ésta, partía una ruta verde en la que la gente sale
a practicar bicicleta o a correr y también allí se podían observar los restos
de un antiguo depósito de agua del siglo XIX.
Desde allí nos encaminamos al
interior del castillo (el Hohes Schloss). Sobre las construcciones de un primer
castillo de 1269 (del duque Luis de Baviera) los obispos de Augsburgo
(comenzando por el príncipe-obispo Federico II de Zollern) completaron la
edificación desde 1486 hasta 1503, levantando el complejo que vemos hoy en día.
Ellos disfrutaban del castillo en sus vacaciones de verano, aunque durante el
año era el superintendente del Obispo el que residía y oficiaba allí. Sin
embargo, en la Guerra de los Treinta Años, toda la Corte de Augsburgo huyó y se
refugió aquí para escapar del avance de los suecos.
Los edificios residenciales están
situados en torno a un gran patio central y lo más característico de ellos son
las pinturas ilusionistas o trampantojos que decoran las fachadas interiores
con forma de puertas y ventanas. Esas pinturas, de hecho, son originales de
1499 (aunque han sido restauradas).
Nosotras accedimos a las
estancias del arzobispo, cuyo interior actualmente alberga una colección de
pinturas, con intención de subir a la Torre del guardia para obtener una
panorámica de la ciudad y sus alrededores. Conforme se va ascendiendo se pueden
ver la antigua habitación de los guardias en la parte de abajo, la cocina (con
un antiguo horno) y las celdas en el piso superior. Pero, por lo que realmente
merece la pena subir, es por las vistas que hay desde la pequeña ventana del
torreón.
A los pies del Hohes Schloss, y
ya de bajada vimos el antiguo Monasterio benedictino de San Magnus con su
iglesia, la Basílica de San Magnus. Cuando pasamos por allí estaban en mitad de
una misa por lo que, por respeto no entramos a verla. Ambos fueron construidos
en el siglo IX, aunque fueron
remodelados en el siglo XVIII por el arquitecto Johann Jakob Herkomer. De hecho,
aún se pueden detectar algún testimonio del pasado románico de la iglesia en su
torre que con su tejado a dos aguas, se quedó sin fondos antes de ser
transformada.
Bordeamos el monasterio para acceder
a su interior a través de la puerta de la calle Lechhalde. Desde allí el Gran
Patio muestra la mejor cara del monasterio, tanto es así que no parece si
quiera un monasterio, sino un palacio. En su interior se puede visitar el museo
de la herencia, con una importante exposición de violines históricos y laúdes.
Y, precisamente, frente al
Monasterio se estableció el primer gremio constructor del laúd europeo, en el
siglo XVI. Füssen fue la cuna de los fabricantes del laúd y el violín.
De camino hacia el río Lech,
observamos la iglesia del Espíritu Santo y el antiguo Hospital. El Espíritu
Santo queda representado por una paloma en el frontón de la fachada y es
considerado como el símbolo de la caridad. Por este motivo, en la Edad Media,
muchas fundaciones de caridad para ancianos, pobres y enfermos fueron
consagrados al Espíritu Santo, al igual que también lo hizo el hospital que
estaba al lado de la iglesia. Tanto la iglesia original como el hospital se
quemaron en un incendio en el año1733, por lo que el arquitecto Franz Karl
Fischer reconstruyó esta iglesia rococó entorno al 1748. En su interior
existían hermosos frescos y pinturas (con alegorías a 4 continentes).
Tras cruzar el puente que cruzaba
un embravecido río Lech (por las lluvias que había habido por la zona) y
admirar las vistas desde allí, regresamos al casco antiguo y nos dirigimos
hacia la iglesia franciscana. Llegamos hasta ella (dedicada a San Esteban),
sólo para admirar las vistas de la ciudad. El anexo cementerio de San
Sebastián, nos comentó la guía que merecía una visita, pero nos estábamos
quedando sin tiempo.
Así que pusimos punto final a
nuestra ruta accediendo a través de unas pequeñas y bonitas callejuelas al
punto de partida de la visita. Tras poco más de dos horas de ruta, había
llegado la hora de dejar atrás la ciudad.
Aún quedaba algo de día por
delante… pero, para no ser pesada, os lo contaré en la próxima entrada.
Eso sí, no os perdáis el vídeo resumen de la visita que os dejo a continuación:
Eso sí, no os perdáis el vídeo resumen de la visita que os dejo a continuación:
Füssen me gustó mucho y eso que no tuvimos la oportunidad de verlo mediante visita guiada como vosotras. La verdad es que veo que nos dejamos muchas cosas por ver. pero claro, al ir en transporte público en un viaje de ida y vuelta tampoco pudimos dedicarle demasiado tiempo a visitarla con calma y ver todo lo que tiene como esas vistas desde el castillo.
ResponderEliminarSaludos
No había visto apenas nada de esta localidad y me ha gustado! Sin duda Baviera merece mucho la pena!!! ^_^
ResponderEliminarUy... esa visita la tengo pendiente. No llegamos a verla en la romántica Baviera. He estado varias veces en el país y en la zona, pero no ha podido ser. Tomo nota, Helena.
ResponderEliminarUn abrazo.
He estado un par de veces en los castillos, sin embargo Fussen siempre la hemos pasado de largo.Veo que es una ciudad preciosísima, a la próxima no me la pierdo.
ResponderEliminarUn abrazo
Alemania es uno de los países que menos conozco, más allá de Munich y Frankfurt... Ya tenía ganas de explorarlo, pero tu post me ha animado aún más!
ResponderEliminarA mi también me gustó mucho Fussen, muy animado a todas horas aunque esos edificios tan pintados y perfectos no me resulten... Por cierto, me has recordado que tengo que ir hablando yo tb de Alemania... Un abrazo
ResponderEliminarMe gustó mucho Füssen, yo estuve justo antes de visitar los castillos y la verdad, me dio pena no dedicarle más tiempo. Como siempre digo... Espero volver a visitarlo jejeje :D Un abrazo!
ResponderEliminarAins, Baviera, los castillos del Rey Loco....ya me tarda verlo en primera persona. Muy interesante la entrada (espero que pronto me haga falta ;-))
ResponderEliminarPues no tenía ni idea de que Fussen tuviese tanto por ver, si todo va bien en unos meses estaremos allí así que toda la info que das me viene genial! Un abrazo!
ResponderEliminarVeo que hice mal no acercándome al pueblo de Fussen, pero bueno tampoco había tiempo para más. Parece un pueblo perfecto, como muchos de los de esa zona, me ponía a buscar desconchones y alguna flor mustia y no había manera! a veces parecían más un decorado que un sitio real donde vive la gente, imagino que estarán todo el día arreglando las casas y calles. Un abrazo!
ResponderEliminarLa verdad es que toda la zona tiene pinta de ser chulísima, tengo muchas ganas de volver por allí y conocer algunos lugares como por ejemplo Fussen que por las fotos y el vídeo tiene una pinta estupenda, me encantan los lugares con este tipo de arquitectura. Un abrazo!!! ;-)
ResponderEliminarFussen me encantó, su colorido y sus restaurantes!!!! ... mmmm
ResponderEliminar¡Hola chicos!
ResponderEliminar- MC, la verdad es que con los castillos al lado, la ciudad parece que pasa a un segundo plano y más, si no se dispone de coche propio y uno depende de transporte público que siempre va más justo de tiempo... pero merece la pena dedicarle por lo menos un paseo, como vosotros hicisteis
- Verónica, es una ciudad muy cuca ¿eh?
- Antonio, es uno de esos lugares a los que no importa volver, así que estoy segura de que algún día la añadirás a vuestra lista de lugares visitados ;)
- M.Teresa, a mí me llamó mucho la atención por la noche. El castillo iluminado presidiendo la ciudad se veía muy bonito (lo vimos al volver de ver los castillos del rey loco la noche anterior). Sin duda, una ciudad en la que recomiendo darse un paseo, aunque toda la ruta romántica debe ser preciosa
- Antonio, a mí me queda mucho por ver de Alemania e incluso de esta zona... a ver si pillamos unos vuelos a buen precio...
- Fran, pues a ponerte las pilas!! jejeje. A mi los pueblecitos de la zona me encantaron. Yo, si no fuera por el clima y el idioma, me iba ya allí a vivir...
- Aran, es que al lado de los castillos (de los del rey loco) parece que la ciudad queda en un segundo plano, pero es muy chula y merece la pena darse una vuelta por sus calles y subir al castillo
- Verónica, pues tengo cuerda para rato... prepárate que en breve sigo contándoos el resto del viaje :D
- Laura, me alegro que te parezcan útiles los relatos. Si te puedo ayudar con algo ya sabes por dónde ando. Ya me contarás tus impresiones a la vuelta ;)
- Caliope, que razón llevas, a veces parecían decorados. De hecho, el castillo con todas esas ventanas y balcones pintados era muy curioso...
- Babyboom, la verdad es que es a mi estos pueblecitos alemanes me chiflan... ya tengo ganas de volver y ver todos los lugares que nos dejamos pendientes por la zona
- Alfonso y nosotras... comiendo un bocata en un banco!! jejeje
Un saludote a todos y muchas gracias por vuestros comentarios :hello:
Vaya colorido
ResponderEliminarparece muy interesante esta ciudad .
No conocemos nada de Alemania todo y que tenemos amigos viviendo en diferentes ciudades , lo que es imperdonable
Nos apuntamos este rincón para cuando nos dejemos caer por alli
abrazos
Pues nos ha encantado , y es probable que muchos turistas pasen solo por ver los castillos y no le dediquen tiempo al resto de la zona. Hace mucho que está entre nuestros objetivos, a ver cuando hay suerte.
ResponderEliminarSaludos!
¡Hola chicos!
ResponderEliminar- Bleid, pues teniendo a gente por allí seguro que os dejáis caer pronto. La verdad es que toda la zona, a nosotras, nos pareció una maravilla... son pueblecitos que parecen sacados de cuentos. Ya leeré vuestra opinión en vuestro blog cuando vayáis por allí ;)
- Guisante Verde Project, yo creo que gran parte de la gente que va por allí omite la visita de la ciudad y más, si se va en transporte público desde Munich que has de ceñirte a unos horarios y se hace difícil cuadrarlo con la visita a los castillos. Pero, como veis, la ciudad tiene bastante encanto y una pequeña ruta, aunque sea de hora / hora y media sí que le dedicaría... Ya me contaréis cuando paséis por allí vuestra opinión
Un saludote y muchas gracias por comentar :hello:
Hola!
ResponderEliminarLa visita guiada la hicieron en español?
¡Si! La visita fue en español.
EliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarHola!
ResponderEliminarRecuerdab con qué empresa realizaron el tour?
Hola Daiana,
EliminarFue a través de la oficina de turismo: http://www.fuessentourismus.com/en/tourist-information.html
Podéis contratarlo directamente allí o intentar contactarles antes. En ese link están los números de teléfono/fax.
¡Un saludote!
Gracias por tu respuesta!!! =)
EliminarHermoso me encanto la ruta Romantica pasaria dias en el Castillo por su Magia y los caballos que nos subieron hadra el castillo...regresare en 2022
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