Visita del Palacio de Linderhof (Baviera)


Tras nuestro paso por la abadía de Ettal, tomamos el coche para dirigirnos a la segunda visita del día: el Palacio de Linderhof, el único, de todos los castillos que el Rey Luis II de Baviera mandó construir, que vio finalizado y que se convirtió en su hogar durante unos 7 años (en contraposición a los 172 días que pasó en Neuschwanstein).

Palacio de Linderhof, Baviera, Alemania


Linderhof fue construido entre 1874 y 1878 sobre un antiguo refugio de caza del padre de Ludwig, en estilo rococó imitando la residencia del Rey Sol, Luis XIV de Francia, un personaje con el que Luis II de Baviera estaba completamente obsesionado y al que admiraba por encima de cualquier cosa.

Con un gran jardín de estilo francés, versallesco, presidiendo la fachada principal y fuentes que, cada media hora, ofrecen un espectáculo de agua, el majestuoso parque que rodea el palacio cuenta además con una gruta artificial que el rey utilizaba como escenario para disfrutar de las óperas wagnerianas que tanto le entusiasmaban.

Palacio de Linderhof, Baviera, Alemania

Nosotras llegamos a eso de las 9:30 h al parking del palacio (creo recordar que cobraban 5 € por todo el día). Tras dejar el coche, nos acercamos a las taquillas donde cogimos las entradas para un tour guiado que empezaba unos 15 minutos después. En aquel momento no hacían ninguna visita en español así que nos apuntamos a un grupo de inglés. Más tarde vimos que, para la gente que no lo hablara, prestaban a la entrada del palacio unas hojas explicativas en español.
Mapa Palacio de Linderhof, Baviera, Alemania

Desde las taquillas existe un caminito que conduce en unos 10 minutos andando a la puerta de entrada al Palacio, así que pusimos la directa (no fuera a ser que llegáramos tarde) y, lo cierto es que en 5 minutos nos plantamos en la puerta; de hecho, hasta nos dio tiempo a pasear por el jardín y ver uno de esos juegos de agua de las fuentes de la fachada principal antes de comenzar nuestra visita.

Palacio de Linderhof, Baviera, Alemania
La visita al palacio apenas dura media hora y es que, tampoco es un lugar muy grande; ahora bien, el lujo y la ostentación en su interior es análogo o incluso superior al de sus otros castillos. No es de extrañar que este palacio fuera el favorito de Ludwig y se convirtiera en el que más tiempo pasó.

Cuando empezó el tour fuimos contemplando la sucesión de salas que conforman el Palacio, a cada cual más opulenta que la siguiente.

Palacio de Linderhof (dormitorio), Baviera, Alemania
Aunque si una de ellas llama la atención es, sin duda, su habitación, la sala más grande del Palacio iluminada por una gran araña de cristal de 108 velas. Una barandilla de oro frente a la cama dividía la estancia en dos partes. Al parecer lo hizo construir así con la idea de poder realizar “audiencias” incluso desde la cama (aunque realmente, el rey Ludwig era bastante solitario y reservado y nunca recibió a nadie desde sus aposentos; tan sólo quería copiar la disposición arquitectónica que su idolatrado Luis XIV de Francia tenía en Versalles). Eso sí, las vistas desde la habitación eran fascinantes: la enorme cascada de 30 saltos de agua, con la estatua del dios Neptuno, que existía en la parte trasera del castillo (con una marcada decoración italiana).  

Otra de los lugares curiosos era el comedor, el lugar en el que Ludwig comía en  completa soledad. Tal era su grado de reserva (aunque yo lo llamaría “antisociabilidad”) que ideó un sistema de mesa que podía ser bajada o subida, hacia o desde la cocina (que se encontraba en el piso inferior), para que el personal pudiera servirle la comida, sin que el Rey tuviera que verlos en persona. Y este tipo de mesa, lo veríamos posteriormente también en el Palacio de Herriemchiesee.  

En el Salón de los Espejos, el rey solía trasnochar, leyendo a la luz de las velas que se reflejaban en los espejos de las paredes hasta el infinito. Contaba además con dos chimeneas adornadas con piedras preciosas de lapislázuli y una alfombra de pluma de avestruz.

A lo largo del trayecto pudimos ver varias figuras o esculturas de pavos reales en diferentes estancias. De hecho, dos de ellas, se colocaban en la entrada a Palacio para anunciar la presencia del Rey en el mismo.

Y si el Palacio es una maravilla, aún más lo son los jardines. Diversos senderos conducen hacia lugares como un quiosco morisco (que refleja el amor de Ludwig de todas las cosas orientales y que sólo se puede ver a través de un cristal), a the Hunding Hut (una copia de una escena de una de las óperas de Wagner) o a la impresionante, gruta de Venus (Venusgrotte).

Palacio de Linderhof (quiosco morisco), Baviera, AlemaniaPalacio de Linderhof (quiosco morisco), Baviera, Alemania

Cuando estuvimos nosotras, la gruta de Venus estaba cerrada y además parecía que estaban haciendo obras. Se trata de cueva artificial a la que se accedía mediante un pasadizo secreto en la que se realizaban actuaciones privadas de las óperas de Richard Wagner. Al parecer contaba con un pequeño lago, una cascada, un mural con una escena de la ópera “Tannhauser” de Wagner y fue uno de los primeros lugares del reino en los que se instaló un sistema de iluminación eléctrica (dicen que las luces podrían incluso cambiar de color, girando unos discos de vidrio de color).

Desde allí nos trasladamos de nuevo hacia la zona del palacio, bordeamos las fuentes y jardines y subimos las escaleras para acceder al templete de Venus y poder admirar el Palacio desde enfrente, desde la parte más alta y desde la que nosotras pusimos punto y final a nuestra visita.

Palacio de Linderhof, Baviera, Alemania

El palacio me resultó muy bonito y, sobre todo, merece la pena perderse por esa maravilla de jardines. 

Algunos datos de interés: 

Ubicación: Schloss Linderhof 12, 82488 Ettal, Baviera
Sitio web: www.linderhof.de
Horarios de apertura: Las taquillas del Schloss Linderhof están abiertas todos los días, de 9:00 a 17.30 h.
Precio:
  • Palacio, Gruta y Hunding’s Hut: 8,50 €  (7,50 € entrada reducida)
  • Gruta y Hunding’s Hut: 5,00 € (4,00 € entrada reducida)
Cómo llegar: si no se dispone de un coche privado, también se puede visitar mediante transporte público, tomando un tren a Oberammergau y, desde allí, cogiendo un autobús que lleva al Schloss Linderhof.

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Helena - Mimaletayyo

Ingeniero de caminos de profesión, la pasión por viajar y su curiosidad por conocer mundo ha hecho que dedique parte de su tiempo a ello. Entusiasta por conocer vestigios de antiguas culturas y civilizaciones, pero también naturaleza y modo de vida actual.

5 comentarios:

  1. Como siempre, los castillos y palacios alemanes son increíbles. Lo que más me gusta son los jardines tan majestuosos y enormes, qué bonito viaje os habéis marcado!!
    Un saludo y nos leemos, te esperamos por nuestro blog! :)

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  2. Menuda diferencia de jardines a cuando estuve yo!! No había ni una flor!!! Así cambia mucho su aspecto...

    Lo de este Rey era tremendo, pero me moló cuando estuve leyendo su historia y extravagancias... Un puro soñador. Lo de que construyera grutas tanto aquí como en Neuschwanstein me encantó! Algo que sólo a él se le puede ocurrir... aunque a esta tampoco pudimos entrar. Debe ser que están en reformas siempre...

    Por cierto, en Neuschwanstein no sólo estuvo 11 días. Creo que esos son los días que estuvo en el otro palacio, en el de Herrenchiemsee que está en un lago y que su construcción acabó arruinándolo.

    Un abrazo!

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  3. Esta es seguro la última entrada que leeré antes del viaje, nos marchamos en tres días para allí (Austria y Baviera). He estado muy atenta a todo lo que has contado de la zona hasta ahora así que espero disfrutar tanto como lo habéis hecho vosotras. Un saludo!!

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  4. Qué chulo es este palacio! a nosotros nos faltó tiempo para poder ir a verlo!!! El llamado rey loco si que construyó palacios!!!
    Saludos

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  5. ¡Hola a todos!

    - Ameseros viajeros, la verdad es que son una pasada todos los castillos de Luis II. A mí, de este en concreto, me encantaron los jardines (y eso que nos estaba medio lloviendo / chispeando)

    - Víctor, yo volví del viaje convencida de que estaba como una cabra. Despilfarrando a diestro y siniestro por materializar esos castillos de fantasía, y eso obsesión con el rey Sol... tela! Eso sí, ha dejado un legado en forma de construcciones que son una verdadera maravilla y que mucha gente quiere conocer.
    Gracias por avisarme del error. Llevabas razón, me había liado con las fechas.

    - Laura, espero que lo paséis genial en vuestro viaje. Ya me cuentas a la vuelta. A mí la zona me encantó.

    - Mari Carmen, por algo le decían el rey loco, sin parar de construir castillos... Eso sí, como ves, son una preciosidad todos ellos

    Un saludote a todos y gracias por vuestros comentarios :hello:

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