Nuestro
primer día de estancia en Berlín, nos echamos el mundo por montera y
prácticamente nos dejamos visto (a excepción del muro del East Side y el Parlamento)
todo lo que queríamos visitar de la ciudad.
Echamos
a caminar. Todavía teníamos que hacernos con la escala del mapa que llevábamos
y ver más o menos cómo eran las distancias en la ciudad.
La Nueva Sinagoga de Berlín - [2]
Andando,
andando, nos metimos de pleno en el barrio judío (o Spandauer Vorstadt) y llegamos
a la Nueva Sinagoga (o Neue Synagoge) de Berlín que, a esas tempranas horas se
encontraba cerrada. En el pasado fue la sinagoga más grande de Alemania con capacidad
para 3.000 personas y, aunque su fachada principal y su cúpula, llamaban
nuestra atención, no nos veíamos por la labor de esperar a que la abrieran a
las 10:00 h de la mañana. Ya regresaríamos en otro momento.
Eso sí,
lo que me resultó muy curioso fue que su entrada estuviera custodiada por nada
menos que 3 policías, quizás por evitar hecho análogos a los acaecidos en la “Noche de los cristales rotos”,
cuando ésta y otras muchas construcciones judías se vieron sumidas en llamas.
En fin,
volveríamos en otro momento. Desde allí nos dirigimos, de nuevo caminando,
hacia la isla de los museos.
Visitar la isla de los Museos - [3]
En
nuestro caminar el río Spree salió a nuestro paso y, paseando a lo largo de su
margen, llegamos a uno de los puentes que nos daría acceso a esta isla, que
acoge los 5 museos más importantes de la ciudad y motivo por el que es Patrimonio
de la Humanidad. Allí podremos ver el Altes Museum (Museo Antiguo), Alte
Nationalgalerie (la Antigua Galería Nacional), el Neues Museum (Museo Nuevo), el
Pergamonmuseum (Museo de Pérgamo) y el Bode Museum (Museo Bode), además de la
Catedral protestante de Berlín.
A pesar
de su importancia, visitar todos los museos en una única jornada (si no eres un
apasionado de los museos) puede hacerte desear el suicidio… por lo que yo creo
que es mejor hacerse con uno de los pases que os comenté en el capítulo de
Preparativos, dosificar las visitas e ir conociéndolos en los diferentes días
que dispongas para visitar la ciudad.
Sin
embargo nuestro tiempo en Berlín era muy limitado, nosotras tan sólo podíamos dedicarle
una mañana, así que nos centramos en los dos que más llamaban nuestra atención:
el Museo Nuevo (donde se encuentra el famoso busto egipcio de Nefertiti y que,
desde mi viaje a Egipto, estaba deseando ver) y el Museo de Pérgamo, los museos
que dicen que son imprescindibles de esta isla y, en general, de todo Berlín
(aunque reconozco que me quedé con ganas de ver el Altes Museum).
Llegamos
de nuevo pronto (desde luego, me quedó claro que los alemanes, madrugadores, lo
que viene siendo madrugadores, no son) pues, tal y como nos había pasado en la
Sinagoga, tanto los museos como la catedral estaban cerrados a las 9 y poco de
la mañana, pero aprovechamos el tiempo muerto para hacer algunas fotos por la
zona, pues además no había un alma.
Conforme
se fue acercando la hora de apertura (las 10:00 h), también lo hicimos nosotras
al puesto de venta de entradas del Neues Museum donde, en cuanto abrieron, nos
hicimos con dos abonos del Museum Pass (al ir a visitar dos museos, ya sale a
cuenta comprarla… y luego, siempre se puede visitar algún otro museo “en tarifa
prepagada”, jejeje).
Neues Museum de Berlín
Al
entrar en el Museo dejamos nuestras mochilas y abrigos en unas taquillas, nos
hicimos con unas audioguías (en español) que proporcionaban de manera gratuita
y nos dispusimos a comenzar nuestra visita.
Aunque
hay una pequeña parte del museo dedicada a Heinrich Schliemann, que legó al
museo gran parte de su colección de antigüedades de Troya, en realidad se
pueden diferenciar dos zonas, una primera dedicada al antiguo Egipto y otra dedicada
a la Prehistoria e Historia Temprana.
La
parte dedicada al antiguo Egipto muestra un buen número de esculturas, objetos
decorativos y funerarios, una de las mayores colecciones de papiros del mundo y
hasta momias, pero la reina indiscutible es ella, precisamente la reina, Nefertiti,
el famoso busto de la esposa de Akenaton datado en el 1.351 a.C. y férreamente
custodiada por guardas de seguridad que imposibilitan el tomar una foto desde
ningún ángulo, por muy lejano que éste esté… El único lugar, de todo el museo
(de éste y del de Pérgamo) donde estaba prohibido tomar fotos… En fin, será una
imagen que debemos guardar a fuego en nuestra retina.
De la parte dedicada a la prehistoria destaca un sombrero ceremonial de oro, el Goldhut, (que parece sacado de la película de Merlín) y que se utilizaba con fines astronómicos.
Nosotras
dedicamos alrededor de una hora a la visita del museo y, la verdad es que me
resultó hasta casi mejor que el de Pérgamo, pues se encuentra mucho menos
masificado y tiene obras verdaderamente interesantes.
Museo de Pérgamo
Tras
ver el museo Nuevo, entramos con nuestra entrada directamente al Museo de
Pérgamo. Al igual que en el otro nos hicimos con una audioguía gratuita y
comenzamos la visita.
Ya
desde el comienzo, impresiona… pues nos damos de frente con la conocida Puerta
de Ishtar que, con sus ladrillos azules y figuras de dragones y toros, fue la
entrada principal a Babilonia durante el mandato de Nabucodonosor II (en el
siglo VI a.C.). Al atravesarla nos encontramos con otra colosal construcción,
con la puerta del mercado romano de Mileto (de 28 m de anchura y 17 m de
altura) que data del año 120 d.C. (una ciudad que tuve la suerte de conocer con
mis padres en Turquía cuando tan sólo tenía 14 años).
Recorriendo
el resto del museo podremos ver otras obras, ya a menor escala, del antiguo
Oriente Próximo y Babilonia, entre las que destaca el Código Hammurabi, el
primer conjunto de leyes de la historia (del 1750 a.C.), en el que el rey de
Babilonia, Hammurabi, enumeró las leyes que había recibido del dios Marduk, con
la famosa ley del Talión.
En el
museo también existe una sección dedicada al antiguo Arte Islámico donde, entre
objetos diversos como alfombras, colecciones de arte o mihrabs, podemos
encontrar también la cúpula de la Alhambra.
Ahora
(y durante algunos años, hasta el 2020), por labores de rehabilitación no se
puede ver el Altar de Pérgamo, otra de las joyas que acoge este museo pero, aun
así y pese a las hordas de gente, su visita es una de las imprescindibles de
Berlín.
Y,
aunque nosotras no los visitamos, en esta isla también podréis encontrar:
- El Bode Museum, que acoge importantes colecciones escultóricas europeas (de la edad media a finales del siglo VIII), de arte bizantino y numismáticas
- La Alte Nationalgalerie, con una gran colección pictórica que acoge cuadros de Goya, Delacroix, Manet, Renoir, Cézanne,…
- El Altes Museum que reúne una buena colección de antigüedades clásicas, con piezas griegas, etruscas y romanas
La Catedral de Berlín o Berliner Dom - [3]
Esta
imponente iglesia de estilo renacentista, uno de los actuales símbolos de
Berlín, se construyó sobre otra existente anterior entre 1894 y 1905. Pero poco
duró su esplendor ya que la II Guerra Mundial le pasó factura y tuvo que pasar
de nuevo por el taller. Así no fue hasta 2002 cuando las obras finalizaron y su cúpula
verduzca, de 116 metros de alto, recobró su antiguo lustre.
Tras
pagar los 7 euros de rigor, pasamos a visitarla por dentro. Una vez vista la
nave principal de planta octogonal, carteles con flechas nos guiaron para
realizar la visita y poder acceder (tras unos 270 escalones) a lo alto de la
cúpula. Bordeándola obtuvimos unas bonitas vistas de la ciudad para descender
más tarde y visitar la Cripta de los Hohenzollern en el subsuelo de la iglesia
(con sarcófagos de los miembros de la familia real fallecidos entre finales del
siglo XVI y principios del siglo XX).
La visita es bastante rápida y me pareció recomendable, sobre todo las vistas desde la cúpula.
Salimos
de la Catedral con la intención de buscar un sitio para comer cerca de la Unter
den Linden (una de las principales avenidas de la ciudad) pues ya eran las
13:00 h (y yo, que ahora como a las 12:00h estaba famélica), pero antes nos
encontramos con otro punto de interés.
La Nueva Guardia - Neue Wache - [4]
Se
trata de un edificio en estilo neoclásico construido en 1918 para recordar a
los caídos en las guerras napoleónicas. En su interior actualmente se ha instalado
una escultura de una mujer que sostiene entre sus brazos a su hijo muerto, a
modo de homenaje a todas las víctimas de guerras y dictaduras.
Cerca de allí, encontramos un restaurante donde sentarnos a descansar un poco las piernas y saciar nuestro apetito. Tras meternos entre pecho y espalda un señor plato de pasta (sí, allí no tenían la famosa currywurst…) y una buena cerveza alemana, con energías renovadas, continuamos la marcha.
Bebelplatz y Gendarmenmarkt - [5]
Regresamos
a la “Unter den Linden” y cruzamos, frente a una estatua de Federico el Grande,
en dirección a la Bebelplatz, famosa por ser el lugar donde se produjo el 10 de
mayo de 1933 la “Quema de Libros” momento en el que simpatizantes nazis quemaron todos aquellos libros de
escritores judíos, marxistas, pacifistas o de autores opositores al régimen. Había
leído que en mitad de la plaza hay una cristalera en el suelo donde se puede
ver una estantería vacía para conmemorar este hecho pero, como ésta se
encontraba en obras, no fuimos capaces de localizarla.
En la
plaza además se hallan algunos edificios interesantes como la Ópera
(Staatsoper), la Universidad de Humboldt y la Catedral católica de Berlín, la
de Sant-Hedwigs, inspirada en el Panteon de Roma.
Desde
allí nos dirigimos hacia Gendarmenmarkt, una de las plazas más bonitas de la
ciudad, que tiene sus orígenes en el siglo XII.
En el
centro se encuentra el Konzerthaus, la Sala de Conciertos y actual sede de la
Orquesta Sinfónica de Berlín y custodiándola a cada lado se hallan dos
edificios casi idénticos: la Französischer Dom (Catedral Francesa, construida
en el S. XVIII para los hugonotes protestantes que habían huido de Francia a
Alemania) y la Deutscher Dom (Catedral Alemana, construida poco después, hoy en
día acoge un centro artístico que se puede visitar gratuitamente).
El Checkpoint Charlie - [6]
Dejamos
atrás las plazas para continuar nuestro paseo hasta llegar al Checkpoint
Charlie, uno de los pasos fronterizos más conocidos del Muro de Berlín.
Cuando
finalizó la Segunda Guerra Mundial, los países del bando ganador (Francia, Reino
Unido, Estados Unidos y Rusia) se repartieron la ciudad de Berlín. Posteriormente
las partes estadounidense, británica y francesa se agruparon para formar la
República Federal Alemana (RFA), mientras que la rusa, en el este, pasó a
denominarse República Democrática Alemana (RDA). Así, en 1961, la RDA o bloque
soviético decidió levantar el Muro de Protección Antifascista, pretendiendo
evitar la huida de alemanes del este, zona en la que se vivía peor, en
condiciones más precarias y con mayor represión, hacia la zona occidental.
El
Checkpoint Charlie original fue demolido en 1989 con el resto del muro, pero en
2000 se volvió a construir la caseta, enfocada principalmente al turismo, con
un soldado estadounidense y uno ruso. Frente a ésta hay un museo que explica
cosas sobre el muro y los pasos fronterizos, pero nosotras no teníamos especial
interés y decidimos saltárnoslo y continuar la marcha.
Topografía del Terror - [7]
Así
llegamos a la Topografía del Terror, un museo del que sí había leído buenas
críticas.
Construido
sobre un gran solar vacío en el que aún se pueden ver los cimientos de un antiguo
Cuartel de la Gestapo (la antigua Policía Secreta del Estado, dirigida por
Heinrich Himler) al que llevaban para interrogar y torturar a todos aquellos
opositores al régimen y rodeado por un
trozo del antiguo muro, se encuentra este museo gratuito que, a través de
diversos paneles con fotografías y textos explicativos (en inglés) nos hace un
repaso de los años de dominio nazi, desde su comienzo a su final.
La zona
colindante al museo estaba rodeada de edificios que quedaron muy dañados tras
la guerra y que fueron demolidos en los
años 50, para en su lugar poner carteles explicativos relacionados mayormente
con la historia del muro.
Potsdamer Platz - [8]
Tras
terminar de recorrer este museo (que en ciertos momentos me recordó a la visita
de Dachau), continuamos caminando hasta llegar a Postdamer Platz, una de las
plazas de más renombre de la ciudad y más en las fechas en las que fuimos, que
coincidió con la Berlinale (el Festival Internacional de Cine de Berlín). El
Berlinale Palast estaba acordonado y vestido con sus mejores galas para recibir
a algunas celebridades... En vista del ir y venir de cámaras, presentadores, de
focos de televisión y de lo animado del ambiente, decidimos sentarnos en una
terraza a descansar un rato y tomarnos una buena cerveza por allí. A ver si
podíamos ver a algún famosete (aunque finalmente no se dio el caso).
Allí
también se puede visitar el Sony Center, la tienda oficial de la marca y un
moderno edificio representativo de la Berlín más actual, el Filmmuseum, o el
Legoland Discovery Centre, donde ver los monumentos de Berlín en piezas de
Lego. De vuelta he visto que podíamos haber subido a la plataforma de
observación del Panoramapunkt para obtener otra instantánea de Berlín desde las
alturas.
Como curiosidad, en esta plaza fue además donde se instaló el primer semáforo de Europa. En torno a 1961 en la zona dominada por la RDA comenzó a llenarse de semáforos con un curioso hombrecillo denominado Ampelmann. Y aunque, al reunificarse las dos Alemanias, estuvo a punto de desaparecer, ahora se ha convertido en el símbolo de la ciudad.
Cuando
ya habíamos descansado un poco las piernas, y antes de que anocheciera
continuamos con nuestra ruta.
El búnker de Hitler - [9]
Nos
dirigimos desde allí a la zona en la que se cree que se localizaba el búnker de
Hitler, en el que pasó sus últimas horas de vida y donde se cree que se suicidó,
el Führerbunker. En la zona no queda nada, pero diversos carteles explican cuál
fue la situación de los antiguos edificios gubernamentales.
Monumento a los judíos y a los homosexuales - [10]
Cerca
de allí se encontraba el Monumento en Memoria de los Judíos Asesinados en
Europa, diseñado por el arquitecto neoyorquino Peter Eisenman. Éste levantó
sobre un campo de 19.000 m², 2.711 bloques de hormigón de altura variable (que
varían entre los 0,2 y 4,7 m) formando una encrucijada de caminos o pequeños
pasillos que intentan reproducir la sensación de confusión y pérdida de estas
víctimas del Holocausto.
Frente
a este monumento, en el Tiergarten, se ha erigido otro memorial, para otro grupo
social víctima del Holocausto: los homosexuales. En este caso se trata de un
único bloque en la que se ha instalado una pantalla que muestra un vídeo de una
pareja (gay, evidentemente) besándose. Al parecer hasta el año 2002 el gobierno
alemán no reconoció que el encarcelamiento en campos de concentración de gays
por parte de los nazis había sido un crimen… pero hoy en día, muestran su
reconocimiento a través de este memorial.
Pariserplatz y la Puerta de Brandenburgo - [11]
Un poco
más adelante llegamos a parar a la Pariserplatz, donde se halla la Puerta de
Brandenburgo (o Brandenburger Tor), la antigua puerta de entrada a la ciudad de
Berlín. La puerta fue construida en el siglo XVIII sobre una puerta anterior
que existía en la muralla, siguiendo el modelo de los propileos de la Acrópolis
de Atenas. La puerta quería representar el triunfo de la paz y por ese motivo
en el año 1795 se coronó el monumento con la estatua de cobre de “La cuadriga” que
muestra a la Diosa de la paz, Eirene, cabalgando en un carro tirado por 4
caballos hacia la ciudad.
¿Quién
le iba a decir a la diosa Eirene que, tras la Guerra, se quedaría perdida en
tierra de nadie, sobre una desolada planicie, de cara a un muro? Afortunadamente los tiempos han cambiado y con la
reunificación, la puerta ha recobrado su antiguo esplendor y se ha convertido
en uno de los símbolos de la ciudad.
Cerca
de ella se encuentra el Hotel Adlon y lugar que ha albergado a personajes de la
talla de Chaplin, Hitler, Einstein, Rockefeller y más recientemente Michael
Jackson, de hecho fue desde uno de sus balcones, la famosa escena en la que
éste sacó y zarandeó a su hijo.
Alexanderplatz y la Fernsehturm - [12]
Después
de tirarnos todo el día caminando, era hora de regresar… Cogeríamos el metro
para dirigirnos hacia Alexanderplatz y subir a la Fernsehturm, la torre de
Televisión de Berlín, todo un símbolo de la ciudad que se eleva 368.03 m
(siendo la construcción más alta de Alemania).
Personalmente
yo estaba bastante cansada; en ese momento creo que tenía hasta fiebre (hay que
decir que dos días antes había tenido una fiesta en Ginebra y todo suma…
jajaja). Así que, como eran en torno a las 20:00h, decidimos comprar los
tickets, darnos una pequeña vuelta por los alrededores de ésta (viendo la Iglesia
Marienkirche y el ayuntamiento) y, llegado el momento, sentarnos allí a esperar
nuestro turno para ascender al mirador que se encuentra a 200 metros y poder
ver la ciudad desde lo alto. En realidad tampoco me resultó muy larga la espera
(creo que fue alrededor de media hora) y, al poco, estábamos arriba.
Había
mucha gente que subía a tomar alguna copa en el “restaurante/pub” de la cima,
pero nosotras simplemente queríamos echar un vistazo a la panorámica desde
allí... Lo malo fue que, al ser ya de noche, tal y como nos pasó en Nueva York
(en el Rockefeller), las luces del pub reflejaban en los cristales y era
difícil discernir los sitios que habíamos visitado durante el día. Así que yo aconsejaría
hacer esta visita en otro momento horario, con luz natural.
Hecha
la visita, nos dirigimos hacia Alexanderplatz donde nos encontramos con el
Reloj Mundial (una de las típicas postales de Berlín), que nos da la hora en diversas
zonas horarias del mundo (incluida Madrid) y, tras hacer alguna foto, cambiamos
nuestro objetivo por el de “búsqueda de un lugar en el que cenar”. Un Kfk fue por lo que nos decidimos (aquí en
Ginebra yo no he encontrado y, la verdad es que de todo lo que vimos, era lo
que más me apetecía). Así, tras cenar, pusimos punto y final a la ruta del día
y regresamos al hotel.
Antes
de ir a la ciudad tenía muchas dudas acerca de cuáles eran las distancias, si
lo podríamos ver todo a pie, los sitios que nos daría tiempo a ver… y ahora a
la vuelta podéis comprobar que vimos casi todos los “must” en nuestra primera
jornada.
El día
siguiente lo dedicaríamos básicamente al Parlamento, Tiergarten, West Side y
Nicolaiviertel…
Buen recorrido! En 15 días estaremos por allí, a ver que nos da tiempo a ver a nosotros. También llevamos un planning bastante ambicioso
ResponderEliminarPues sí que le distéis una buena pateada a la ciudad!1 En verdad se puede recorrer lo principal de Berlín andando. Lo de la torre de televisión, creo que sí, que es mejor visitarla de día. Nosotros subimos al atardecer. Aún había luz y al principio, bien porque podías ver los monumentos y reconocerlos... pero al caer la noche, salvo la Puerta de Brandenburgo, lo demás, difícilmente sabías qué era.
ResponderEliminarNosotros vamos a Berlin en Septiembre... Super útil tu recorrido... muy completo y bien explicado :ok:
ResponderEliminar¡Hola a todas!
ResponderEliminar- Artabria, ¿qué tal os ha ido?Aunque ya vi alguna foto en Facebook y parece que de maravilla...
- Mari Carmen, acabé reventada ese día, pero sarna con gusto no pica... jajaja.
La verdad es que los reflejos del pub en la torre de la TV no nos dejaron distinguir casi nada... pero bueno, en fin, un detalle a tener en cuenta...
- Susana, me alegro que lo veas útil. Mañana publico el segundo día de ruta. A ver qué te parece...
Un saludo y muchas gracias por vuestros comentarios!!
Nosotros vamos también al Easy hotel ^_^ (Ya conocemos la cadena de Londres)
ResponderEliminarSi tienes alguna recomendación de restaurante o cafetería BBB por ahí al lado es bienvenida ^_^
un saludo!
Hola a todas :)
ResponderEliminarCreo que Berlín (por las dos veces que la he visitado con mi novio) es una ciudad que compensa ir de ruta guiada y que te expliquen los sitios y puntos importantes. Principalmente porque es una ciudad de alto componente histórico y bélico y como una no esté informada de ello...queda el disfrute de la ciudad a medias.
Nosotros hicimos un free con los chicos de tour gratis. Este concretamente: https://tourgratis.com/tour/free-tour-berlin-sachsenhausen
Y la verdad que muy bien :-D