Habíamos llegado hasta Orebic con un objetivo para la jornada siguiente: dedicar el día a visitar de forma tranquila Korčula, disfrutar y relajarnos en alguna de sus playas… de forma que, por la tarde/noche, le pudiéramos pegar un buen mordisco al mapa y darnos un buen atracón de coche para acercarnos lo más posible al PN de Plitvice (ya os comenté, en los Preparativos de este viaje, lo difícil que me fue cuadrar los lugares que queríamos visitar al entrar y salir por el sur del país y, debido a ello, nuestra ruta fue algo extraña).
La noche anterior nos habíamos acercado al puerto desde el que teníamos que tomar el ferry y habíamos consultado sus horarios. Aunque salía uno cada hora aproximadamente, nosotras queríamos subir en el de las 8:30 h, así que bastante temprano estábamos allí para hacer cola y comprar la entrada. Había varios carriles que daban acceso al ferry (en este caso creo recordar que eran 3) por lo que dejamos el coche allí aparcado, detrás del de un hombre que había sido incluso más madrugador que nosotras, y esperamos a que abrieran la taquilla para comprar los tickets, pues las abrían unos 15-20 minutos antes del viaje.
Por cierto, si viajáis sin coche, también existía la opción de un catamarán que atracaba directamente en la ciudad de Korčula, y que podría haber sido una buena opción para nosotras también.
La espera se hizo amena entre que nos acercamos otra vez a la playa de Orebic (que me pareció impresionante ¡qué aguas más claras!), vimos llegar el ferry, salir los coches que estaban dentro… enseguida nos tocó el turno de pasar… Tras aparcar el coche en el lugar que te indican, subimos a la borda para llevarnos una panorámica de Orebic desde el mar y ver como poco a poco nos acercábamos a Korčula. La vista de la isla y de la ciudad desde el mar era preciosa, pues se veían perfectamente algunas de sus construcciones contenidas por las murallas y los torreones defensivos.
La parada del ferry se encuentra algo alejada de la ciudad (a unos 4 km) así que, una vez atracamos, pusimos rumbo hacia ésta. Al llegar, dejamos el coche en un parking de pago y comenzamos la visita.
El trazado de la ciudad es muy curioso y está pensado para dominar las corrientes de aire que se producen en la ciudad en función de las estaciones. Tiene forma de espina de pescado articulado alrededor de una calle central llamada Korculanskog Statuta. Así, las calles occidentales a ésta están abiertas al viento maestral de verano que es agradable y suave, mientras que las orientales son sinuosas y con requiebros para impedir que el frío y duro viento bura se cuele en invierno. La importancia de estos vientos en la época antigua era tal, que se decía que no podían tomarse decisiones importantes cuando se producían, ya que nublaban el juicio.
Está rodeada por una muralla de piedra, conservando sus construcciones como si la ciudad se hubiera estancado en el tiempo, con bonitas calles estrechas de piedra blanca y edificios renacentistas y góticos que hacen que pasear entre ellos sea todo un placer. Es una ciudad medieval pequeñita, muy coqueta, que se recorre a pie fácilmente al ser todo el casco antiguo peatonal.
El primer lugar de interés con el que nos encontramos fue con sus murallas que en el pasado llegaron a tener 20 metros de altura y 12 torres. Lo primero que hicimos nosotras fue bordear el perímetro de la ciudad siguiendo el trazado de las antiguas defensas. La zona estaba plagada de restaurantes y pequeñas tiendas, haciendo del recorrido un agradable paseo marítimo…
Habiendo recorrido la parte exterior de la ciudad, accedimos al interior del casco a través de unas monumentales escalinatas (hasta el siglo XVIII en ese lugar había un puente levadizo), cruzando la Torre Veliki Revelin, que acoge hoy en día un museo (Moreska) que muestra vestimentas típicas de la zona. Allí mismo se halla la Capilla de San Miguel.
Sin embargo el principal punto de interés de la ciudad se encuentra un poco más adelante: la Catedral de San Marcos (del siglo XV), ubicada en la plaza del mismo nombre, en el punto más alto del casco antiguo. Su interior cuenta con alguna joya oculta como el cuatro Los Tres Santos de Tintoretto. En el altar dedicado a San Antonio, hay otra pintura que también se atribuye al pintor o a su escuela, La Anunciación.
Se puede también subir a la torre, previo paso por caja, llevándote unas bonitas panorámicas de la ciudad…
En la plaza de la catedral se halla también el Palacio de la Abadía, que se ha convertido en el Museo Riznica (para los interesados en pinturas y dibujos dálmatas, manuscritos y reliquias) y frente a éste el Palacio Gabriellis (del siglo XVI), sede del Museo de la Ciudad, con colecciones que explican la historia, cultura y la vida social de la ciudad y de la isla. Junto a la catedral, se encuentra también la pequeña iglesia de San Pedro.
Otro de los lugares famosos de Korcula es la casa en la que se supone que nació Marco Polo. Se dice que el famoso viajero nació allí en el año 1254, aunque en realidad no se sabe a ciencia cierta si fue realmente en Korcula o lo hizo en Venecia. Lo que está claro es que los croatas han sabido sacarle partido a la duda razonable y, aparte de habilitar la casa en la que supuestamente nació como museo, no es extraño encontrar todo tipo de souvenirs relacionados con el gran viajero. Nosotras entramos al museo, pero poco queda de aquella casa salvo algunos muros y un torreón al que se puede subir que cuenta con unos paneles explicativos de la vida del personaje… Nosotras, pese a saber de antemano que poco había que ver dentro, y que no merecía mucho la pena, entramos… Pero es cierto que si ya has subido a la torre de la catedral, esta visita puede sobrar (y eso que te ahorras).
Tras visitar los monumentos principales, nos dedicamos a callejear, a caminar sin rumbo fijo por sus calles, descubriendo bonitos rincones y echando algún vistazo a sus tiendas, para acabar tomando algo en una de sus terrazas. Con eso dimos por finalizada la visita a la ciudad.
Cogimos el coche y fuimos en busca de alguna de las famosas playas de la isla… Nos acercamos a una playa situada más allá de la población Lumbarda pero lo cierto es que no somos muy playeras y por otra parte tampoco estuvimos muy acertadas eligiéndola porque no nos gustó especialmente y no duramos mucho tiempo por allí. Así que pusimos punto final a nuestra estancia en la isla. Regresamos al puerto para coger el ferry que nos llevaría de nuevo a Orebic.
Después de comer en Orebic y dedarnos un último baño en aquella playa me había enamorado, pusimos rumbo hacia Trpanj, donde cogeríamos otro ferry que nos trasladaría a Ploce. Pensábamos que, haciéndolo de esta forma, ganaríamos tiempo (y disminuiríamos un poco las horas de conducción) pero en esta ocasión los horarios que llevábamos no eran los correctos y nos tocó esperar más de una hora en Trpanj hasta que partiera el siguiente ferry.
Aprovechamos para dar una vuelta por la ciudad, acercarnos a conocer unas piscinas naturales que había por su costa y tomarnos una cervecita / coca cola en una terraza.
El resto de la jornada lo pasamos de viaje en coche hasta Rovanjska, donde habíamos reservado habitación en el App. Dora. Llegamos bastante tarde, de forma que sólo pudimos cenar y dormir. A nivel de traslados quizás habíamos pasado ya la peor jornada del viaje.
Que cielos y qué aguas tan azules :love:
ResponderEliminarMe ha gustado mucho el día
Un abrazo
Pues el año pasado en nuestro viaje a Croacia no estuvimos en Korcula y me supo mal, no te creas. Parece un lugar tranquilo, ideal para ir a pasar unos días. De hecho, siempre que acaba un viaje me quedo con las ganas de volver, tanto para poder visitar los lugares que nos hemos dejado como para repetir los que más nos han gustado. Y Croacia es uno de esos países para repetir seguro.
ResponderEliminarUn abrazo
Vengo de Locos por los viajes y llego aquí y otra entrada de Croacia, será una señal con las ganas que le tengo? :-D
ResponderEliminar¡Hola!
ResponderEliminar- Libreta Viajera, fue un día más relajado de los que acostumbramos a hacer, que también viene bien tener de vez en cuando... Ahora, el color de las aguas en esta zona, ¡impresionante!
- M. Teresa siempre hay que dejar algo en el tintero para volver, ¿no?
- Verónica, si es que estuvimos por allí en las mismas fechas, jejeje. Los posts van a ir a la par... aunque siempre lo podemos tomar como una señal, jejeje
Un saludo y gracias por animaros a comentar :hello:
Nosotros en Korkula estuvimo también un rato en una playa que no estaba mal. Ahora no recuerdo el nombre... Nosotros solo entramos en la casa de Marco Polo pero no subimos a la torre de la catedral porque nos dio pereza.
ResponderEliminarMenudo palizón que os distéis de coche!!!
Ya te dije que íbamos a hacer una ruta un poco infernal, pero es que no quería saltarme ni Istria ni Plitvice y no quedaba otra... dedicar uno o dos días a conducir...jejejej
EliminarUn saludo!!