Empezábamos un nuevo día de viaje en Croacia. Para ese día teníamos planeadas algunas interesantes visitas en las cercanías de Zadar, como el famoso Parque Nacional de Krka, aunque en esta entrada nos centraremos en dos paradas que hicimos justo antes: las ciudades de Nin y Novigrad. 

Tras haber desayunado en la guesthouse y haber recogido las cosas, nos montábamos en el coche y en apenas 15-20 km, nos plantábamos en Nin, la que iba a ser la primera parada del día. 

La fama de Nin, aparte de haber sido sede del obispado y la primera capital de los croatas, se debe sobre todo a su alto valor arqueológico. Y es que, a pesar de ser una localidad bastante pequeña, en la que apenas viven 1.700 habitantes, Nin, cuenta con verdaderas joyas de las épocas romana y veneciana. 

Allí se hallaba el que se cree que era el mayor templo romano del Adriático, un Gran Templo dedicado al culto imperial que fue levantado en tiempos de Vespasiano (en el siglo I d.C). Del templo, que en su día contaba con una longitud de 33 m y una anchura de 23,5 m, apenas han pervivido unos fragmentos del dintel, algunas estatuas, restos de columnas corintias (que antiguamente llegaban a los 17 m de altura) y los cimientos de la escalera monumental de acceso al pódium del templo. 

La ciudad cuenta también con vestigios venecianos, pues todavía conserva parte de las murallas y de las puertas de entrada. 

También encontraremos otras pequeñas joyas de otras épocas como la Iglesia paleocroata de la Santa Cruz, conocida como la catedral más pequeña del mundo (término acuñado por el arquitecto inglés Thomas Jackson que, al quedar prendado de su belleza). Construida a principios del siglo IX, es uno de los pocos monumentos de la ciudad que han permanecido intactos hasta nuestros días. Con escasos 7,8 x 7,6 m² de superficie y una altura de 8,2 m, fue construida sobre los muros de antiguas casas, que son visibles incluso hoy en día. Durante el reinado de los reyes croatas, sirvió de capilla para la corte y muchas tumbas medievales han sido descubiertas en sus alrededores. 

Una curiosidad de esta iglesia es que, dada la posición de sus ventanas, el ángulo de la luz del sol actúa como un preciso calendario, que permite determinar las fechas de los equinoccios y solsticios. En efecto, el primer día de verano se lleva a cabo una festividad (el festival del sol y la luz) para celebrar el efecto. 

Tras ella encontramos la ex-Catedral de San Anselmo. Esta iglesia, originalmente construida en el siglo VI ejerció en rol de catedral durante el mandato de los reyes croatas. El rey Zvonimir la mandó restaurar en 1070 y adquirió la apariencia actual debido a modificaciones del siglo XVIII. 

En uno de los lados de la torre encontramos la capilla de St Marcela, conocida como “nuestra señora de Zečevo”. En su interior se halla una estatua del siglo XV, “Nuestra señora con el divino niño en brazos”. También encontraremos la tumba del obispo de Nin, Juraj Divnić. 

La torre de la iglesia ha sido recientemente restaurada, sacando a la luz sus muros originales que se cree que fueron realizados en el siglo XIII aunque posteriormente modificados en el XVII. 

Aquí en Nin, como ya nos había pasado en Hum, también pudimos ver algunos monumentos conmemorando la escritura glagolítica, en la estatua al Duque Branimir y en la fuente frente a la iglesia de San Anselmo. 

En el casco urbano encontraremos también la iglesia de San Ambrosio, del siglo XIII, aunque renovada en el año 1992. Se levanta cerca de la muralla norte de la ciudad, donde antaño se localizaba el Monasterio Benedictino de San Ambrosio. En la actualidad esta iglesia de una sola nave, se sigue utilizando para el culto (celebración de la eucaristía) y celebración esporádica de conciertos dada su buena acústica. 

Si nos queremos llevar una idea general de la historia de Nin, lo mejor quizás sea visitar el Museo de antigüedades, que a través de diversas salas muestra gran parte de los hallazgos arqueológicos encontrados en la ciudad, ilustrados también con reconstrucciones, fotografías, esquemas y modelos para guiarnos a través de las diversas épocas que vivió. 

Los objetos más importantes que se muestran en el museo quizás sean dos barcos originales del siglo XI denominados Condura Croatica, la réplica del barco Serilia Liburnica (del siglo I d.C) y la réplica de la fuente bautismal del Duque Višeslav, que reino en el año 800 (la pila original puede verse en el Museo de Monumentos arqueológicos de Croacia de Split.). 

Nin es también conocida por sus playas: tranquilas, transparentes y muy poco profundas. Su curiosa geografía, la protege de los vientos y confiere tranquilidad a sus aguas. Allí, se encuentra el yacimiento de barro termal más grande del país. 

Por desconocimiento, dado que se halla algo alejado del centro urbano, pasamos por alto la visita estrella de Nin, la iglesia de San Nicolas, la única iglesia que se conserva en Croacia del pre-románico (ya que data de finales del siglo XI). En esta pequeña iglesia, situada sobre un promontorio y de apenas 6x6 m², cuenta la tradición que fueron coronados al menos siete reyes croatas. Normal que se haya convertido en el símbolo de la ciudad. Al parecer, en los siglos XVI y XVII se le añadió la torre de vigía para protegerla de los ataques turcos. 

Tras haber recorrido la ciudad, decidimos poner rumbo a nuestra siguiente parada: Novigrad 

Novigrad es bonita localidad histórica, ubicada en un pintoresco enclave, a orillas de un estrecho y alargado golfo y al pie del Velebit. De hecho, la ciudad creció al abrigo de una antigua fortaleza situada en la cima de ese monte. Así las casas parecen descender desde el monte, hacia el mar. 

Resulta agradable dar un paseo por sus calles y obtener una panorámica desde la otra orilla del golfo, pero quizás podríamos haber exprimido algo más la visita si nos hubiéramos dedicado a hacer alguna actividad de naturaleza, como rafting o piragüismo en el río Zrmanja o visitar el Parque Natural de Velebit o la cueva de Cerovačke pećine (el mayor complejo de cuevas de Croacia). 

Sin embargo, tras dar un paseo por la ciudad, decidimos encaminarnos hacia el PN Krka, al que yo le tenía también muchas ganas... pero eso será objeto de otra entrada.