¿Qué hacer y qué ver una semana en enero en las islas Lofoten (en Noruega ártica)?


Tras el capítulo de preparativos de viaje de fin de año a las Islas Lofoten, vamos a completar el relato con una explicación algo más detallada de la ruta que hicimos contando los lugares que visitamos y las excursiones que contratamos. 

Islas Lofoten, Noruega

Nuestro diario de viaje (7 días en enero en las Islas Lofoten) con todos los detalles:

Día 0:

Fue nuestro día de viaje. Yo fui de Alicante a Oslo, donde me junté con mi compi de viaje, y de allí fuimos a Bodø, donde llegamos a las 23:00h y apenas nos dio tiempo de coger un taxi e irnos a dormir. 

Benidorm desde el aire

Día 1:

Tras el problema que habíamos tenido con el ferry, finalmente acabamos trasladándonos a las islas Lofoten mediante un vuelo que salía a las 10:55h de Bodø y llegaba a las 11:20h a Svolvær. Esa mañana apenas nos dio tiempo a desayunar en el hotel, empaquetar de nuevo las cosas y marchar al aeropuerto. 

Islas Lofoten, Noruega
El vuelo salió y llegó puntual. Al aterrizar, en la propia salida del aeropuerto, cogimos el coche de alquiler (que habíamos alquilado con Rentalcars) y nos dirigimos a la ciudad. La idea inicial era dirigirnos hacia Sortland, donde dormiríamos en un camping. Sin embargo, al llegar a Svolvær, dado que no era un día espectacular (nevaba y empezábamos a adaptarnos a conducir en nieve), decidimos quedarnos a dormir en Svolvær. Era el día de nochevieja y preferíamos no quedarnos en un camping en mitad de la nada donde no hubiera nada que hacer. 

Islas Lofoten, Noruega

Ese día fue nuestra primera toma de contacto con la ciudad. Dimos un paseo, hicimos unas compras de comida en un centro comercial, también, viendo que nos íbamos resbalando con el hielo del suelo, decidimos comprar también unas suelas con clavos para ponernos en los zapatos y pasamos por la oficina de turismo para ver si lo que habíamos planeado para los próximos días era factible o si nos recomendaban hacer alguna otra cosa. De esta forma acabamos contratando una excursión en el propio Svolvær para ver águilas marinas y el fiordo Trollfjorden dos días después (que era el día que mejor tiempo iba a hacer). 

Islas Lofoten, Noruega

Nochevieja en las Islas Lofoten, NoruegaDado que era el día de Nochevieja, acabamos comprando una botella de vino y pasando la tarde en la habitación de nuestra rorbuer, mientras veíamos los fuegos artificiales que tenían lugar en horario de niños (a las 18h). 

Cuando ya se hizo la hora de cenar nos dirigimos al centro del pueblo y nos metimos en el restaurante en que nos habían dicho que después habría algo de fiesta, Bacalao. Estuvimos allí hasta bien entrada la madrugada, viendo los fuegos artificiales y celebrando la entrada en el nuevo año con los jovenzuelos noruegos. 

Día 2:

Este día, ni Tiziana ni yo amanecimos muy católicas… estuvimos tiradas en la cama gran parte de las horas de luz del día. Aun así, tras comer un poco nos obligamos a salir y dar una vuelta de nuevo por Svolvær. 

Decidimos terminar la ruta que nos habían recomendado el día anterior en la oficina de turismo y llegamos andando hasta el muelle que hay al final de Kjeøyskjeret. 

Islas Lofoten, Noruega

Nos sorprendió ver en esa época del año secadores de bacalao (skrei) en pleno funcionamiento, ya que la época propicia es durante el verano. Precisamente, las islas Lofoten destacan por la pesca invernal (llevada a cabo entre enero y abril), en concreto de bacalao que migra todos los inviernos desde el mar de Barents hasta las Lofoten en busca de aguas algo más cálidas donde desovar. Tal es la importancia de este pescado que en la actualidad la mayor parte de habitantes del archipiélago viven de una u otra manera de la pesca. 

Islas Lofoten, Noruega

Tras llegar al muelle decidimos coger el coche y acercarnos a Henningsvær, pero el tiempo parecía que empezaba a torcerse. Aun así, nos mantuvimos en el empeño. De camino, en el municipio de Vågan, vimos la iglesia Vågan Kirke, la catedral de Lofoten, donde hicimos una breve parada. Se trata de la segunda iglesia de madera más grande de toda Noruega, con capacidad para 1.200 persona (aunque estaba cerrada y no pudimos entrar a ver su interior). 

Islas Lofoten, Noruega

Cerca de allí se encuentra la población de Kabelvåg, donde hay un museo, el Storvågan, donde se puede ahondar en la historia de las Lofoten. 

Sin embargo, nosotras nos dirigimos hacia Henningsvær, la ciudad conocida como “La Venecia del Norte” ya que está formada por pequeñas islas separadas por canales. Con el temporal de viento y nieve que comenzaba a arreciar decidimos refugiarnos en un café gran parte de la tarde. Cuando por fin el tiempo dio una tregua, dimos un paseo por la ciudad, que tiene fama de ser muy animada. Sin embargo, en ese momento no nos dio esa impresión y tras recorrerla pusimos rumbo de vuelta a Svolvær. 

Islas Lofoten, Noruega

De nuevo nevaba y, aunque había un índice Kp alto ese día, no parecía el más propicio para ir en busca de auroras, así que nos fuimos a dormir. 

Día 3: Ruta desde Svolvær hasta Leknes

Islas Lofoten, Noruega

Para este día, a parte de la ruta en coche, habíamos contratado una excursión e la oficina de turismo con la agencia XXLofoten que nos iba a llevar en barca a ver el fiordo Trollfjorden y dar de comer a águilas marinas. 

Pero como la excursión salía a las 10:00h nos daba tiempo antes a acercarnos a un mirador que nos habían recomendado en la oficina de turismo y la verdad es que, con un cielo despejado, las vistas eran impresionantes. 

Islas Lofoten, Noruega

Islas Lofoten, Noruega

Justo a tiempo de comenzar la excursión estábamos en la puerta de la agencia. Tras ataviarnos con ropas de protección (tal y como hicimos el año anterior en Finlandia), nos montamos en la lancha y comenzamos la excursión. 

Preparadas para la excursión

Se trata de un safari marino para contemplar la mayor comunidad de águilas marinas de cola blanca de Europa. El guía tira algunos pescados al mar y tras verlas planear sobre nuestras cabezas, las águilas (y algunas gaviotas) caen en picado hacia el mar en busca de su presa. 

Islas Lofoten, Noruega

La excursión se completa con la visita de Trollfjorden, un fiordo que, según cuenta la leyenda, fue creado por un troll furioso que cortó la montaña con su hacha. 

Islas Lofoten, Noruega

Tanto a la ida como a la vuelta, pudimos ver, en cumbre de la montaña bajo la que se cobija la ciudad, los dos pináculos rocosos de Fløya, a los que los lugareños sueles ascender en verano e incluso saltan de un pico al otro (o eso nos contó el guía). 

La verdad es que la visita nos gustó mucho, era el primer día que nos hacía un tiempo aceptable y los paisajes desde el mar son muy diferentes de lo que habíamos podido ver hasta la fecha desde tierra firme. 

Islas Lofoten, Noruega

Al volver a Svolvær, comimos en el coche alguna de las cosas que habíamos comprado y pusimos marcha hacia Leknes, donde dormiríamos ese día. Hicimos el trayecto en coche, parando cada vez que veíamos paisajes dignos de foto y no fueron pocas las paradas. 

Islas Lofoten, Noruega

Conforme hacíamos ruta vimos un desvío hacia la granja de Aalan Gård y decidimos ir a visitarla, pero, aunque la tienda estaba abierta, no había un alma por allí. 

Islas Lofoten, Noruega

Esta decisión hizo que no llegáramos a tiempo de visitar el Museo Vikingo, que para cuando llegamos (15:50h) estaba a punto de cerrar y ya no lo abrían de nuevo hasta el sábado. (En invierno sólo lo abren martes y sábados y con un horario muy reducido). Así que nos tocó seguir con nuestro rumbo hacia el hotel. 

Islas Lofoten, Noruega

Tras llegar al alojamiento, dejar las cosas, ducharnos, decidimos acercarnos a Leknes a cenar y hacer algo de tiempo para ver si la madre naturaleza nos daba la sorpresa de dejarnos ver una aurora. Para ello decidimos acercarnos hasta las playas de Haukland y de Uttakleiv, pero tras estar allí esperando y mirando ansiosas al cielo durante hora y media, la esquiva aurora no parecía estar por la labor de salir (o de hacerse un hueco entre las nubes) y decidimos regresar al apartamento a dormir (las fotos son de la mañana siguiente que decidimos pasar por allí para verlas con luz también). 

Islas Lofoten, Noruega

Islas Lofoten, Noruega

Día 4: Ruta desde Leknes hasta Å

Amaneció lloviendo a mares y con la nieve de los días anteriores… nada más empezar la ruta, mientras íbamos en busca y captura de un bar en el que tomar un café, nos quedamos encalladas con el coche en el barro. Estuvimos intentando empujar, metiendo tablas y piedras bajo la rueda que se nos había quedado atrapada, incluso con la ayuda algunos viajeros que se pararon al vernos tiradas en medio de la nada, pero no hubo forma. Al final, paramos a un coche que nos dio el teléfono de una grúa y allí estuvimos esperándola. Pero imaginad, si de un día, que tiene 4 horas de luz, nos tiramos 2 esperando una grúa, ya veis lo que aprovechamos este día. Aparte que yo personalmente acabé calada (porque seguía lloviendo) y con barro hasta las cejas… 

Decidimos ir a Nusfjord, donde pasamos gran parte de la tarde en una cafetería frente aun par de radiadores, secando la chaqueta y el jersey que llevaba puestos. 

No paró de llover en toda la tarde, así que decidimos tirar hacia Å, donde íbamos a dormir ese día, en el Brigga B&B. Cuando llegamos a la ciudad justo dejó de llover, así que decidimos darnos una ducha, cenar en nuestro propio alojamiento que contaba también con un muy buen restaurante (donde pudimos degustar la carne de ballena) y salir a ver si nuestra querida aurora le daba por aparecer. Pero tampoco hubo suerte ese día, al final desistimos y nos fuimos a dormir. 

Día 5: Ruta desde Å a Svolvær

Gracias a dios que este día nos hizo muy bueno y pudimos ver todo lo que nos habíamos dejado pendiente el día anterior. 

Comenzamos por Å, la ciudad situada más al sur de la carretera E10 que recorre todas las Lofoten y el pueblo con el nombre más corto del mundo. La particularidad de su nombre hace que la visiten muchos turistas, pero es un pueblo pequeñito de apenas 100 habitantes. Gran parte de sus rorbuer se han acondicionado como alojamientos turísticos y museos (como el museo local de pesca noruega), pero otras tantas se siguen utilizando para la pesca. 

Å, Islas Lofoten, Noruega

Å, Islas Lofoten, Noruega

Tras dar de nuevo un paseo con luz por la mañana, nos montamos en el coche y pusimos rumbo de vuelta por la E10, hasta que llegamos a Reine. Me atrevería a decir que es el pueblo que más me gustó de todo el viaje. Al parecer en la década de los 70 fue catalogado como el lugar más bello del país nórdico y no es para menos. Al abrigo de impresionantes y escarpadas cumbres, presididas por el Reinebringen (cima a la que antes se podía ascender), que se reflejan en las cristalinas aguas del lago que baña la ciudad. La panorámica que podemos obtener desde el puente que hay justo a la entrada de la ciudad deja sin aliento. 

Reine, Islas Lofoten, Noruega

La población no tiene más de 400 habitantes y, aunque se ha convertido en el principal reclamo turístico de las Islas Lofoten, sigue teniendo el encanto de los pueblos de pescadores del norte de Noruega. Merece la pena perderse entre sus casas y su puerto pesquero, donde el pescado sigue llegando cada mañana y el bacalao continúa siendo secado de la forma tradicional. 

Reine, Islas Lofoten, Noruega

Tras visitar la joya de las Lofoten, nos montamos de nuevo en el coche y en apenas 5 minutos estábamos en otro de los must de las Lofoten, Hamnøy. Se trata de un pequeño pueblo pesquero, situado a apenas 1 km de Reine, pero idílico. ¿Quién no ha visto alguna vez la imagen que os pongo aquí abajo? 

Hamnøy, Islas Lofoten, Noruega

Desde allí continuamos la ruta hacia Nusfjord, el pueblo de pescadores más famoso de Flakstad (y donde nos habíamos refugiado de la lluvia el día anterior). Es un pequeño pueblo pesquero, repleto de rorbuers que mantiene el encanto y la tradición de la zona. En esta ocasión pudimos recorrerlo por completo, aunque como comenzaba a anochecer decidimos partir hacia Vikten. 

Nusfjord, Islas Lofoten, Noruega

Nusfjord, Islas Lofoten, Noruega

Vikten es una pequeña localidad que destaca por encontrarse a los pies de una impresionante montaña. No tiene nada especial, pero merece la pena pasar por allí pues la estampa es bastante bonita. 

Vikten, Islas Lofoten, Noruega

Y desde allí pusimos rumbo a nuestro alojamiento en Unstad, donde se encuentra la playa de los surferos. De hecho, nuestro hotel estaba dedicado al surf, daban clases por la mañana y parecía ser una actividad con bastante demanda (incluso en esas épocas invernales). 

Unstad, Islas Lofoten, Noruega

Tras cenar en el hotel, relajarnos un rato en su sauna, y pegarnos una ducha, esta sí, era la noche de las auroras. Ya nos lo había dicho la dueña del hotel y una pareja de italianos a la que conocimos allí… No había lluvias previstas y el índice Kp iba a ser el más alto de toda nuestra estancia, así que nos fuimos a la playa. Pero tras una hora de espera, nubes por aquí y por allá que tapaban el cielo… parecía que se nos resistía. De golpe, vi el carro de la osa mayor y dije, ¡la leche! que la montaña nos está tapando el norte… Nos montamos en el coche a toda prisa en busca de otra ubicación. Vamos, nos teníamos que poner justo al otro lado de la montaña y así acabamos… al lado de un lago, en un saliente de una carretera por la que no pasaba un alma, en mitad de la nada… Y vuelta a esperar. 

En una de esas, me estaba quedando fría fuera y entré en el coche, pero mis ganas de poder ver la aurora me podían… Era el último día que estaríamos allí. No me podía creer que por segundo año consecutivo me tocara volverme sin verla de nuevo. Al salir del coche, miré hacia arriba y allí estaba, enorme, como una nube blanca, muy muy luminosa… Empecé a gritar: Tiziana, Tiziana, que creo que eso, mira, mira, dime si es eso… jajajaja. Y allí estuvimos, intentando hacer fotos conforme la veíamos aparecer, difuminarse, salir por otro lado… 

Aurora boreal en las Islas Lofoten, NoruegaAplicación de predicción de auroras

Fue la gran alegría del viaje. 

Día 6: 

Éste era nuestro último día en las Lofoten. Y apenas contábamos con una mañana, que aprovechamos para hacer una ruta escénica con el coche. Pasamos de largo Svolvær para dirigirnos hacia Laukvik y regresar por Fiskebol. 

Islas Lofoten, Noruega

Pero a la hora prevista nos dirigimos al aeropuerto donde dejamos las llaves del coche y esperamos para coger el vuelo de vuelta de Svolvær (15:35h) a Bodo (16:00h). Allí nos encontramos con la pareja de italianos que habíamos conocido el día anterior y estuvimos hablando de nuestra batallita con la aurora… Ellos no tuvieron mucho problema y la vieron desde su alojamiento (de hecho, él tiene unas fotos espectaculares en su Instagram). 

Pero el tiempo pasaba, y el avión no llegaba… Ya imagináis lo que nos pasó, ¿no? En efecto, vuelo cancelado. Yo pensaba que ya más cosas no podían salir mal en este viaje… La alternativa que nos daban era ir a Svolvær (la compañía pagaba el taxi y nos devolvía el importe del vuelo) y teníamos que coger el Crucero Hurtigruten para regresar a Bodo. Eso sí, el tiempo de trayecto no era el mismo: de la media hora que duraba el vuelo acabamos empleando 4h en el barco… desde las 20:30h hasta las 2:30h de la madrugada… ¡Vaya show! Pero bueno, nos sirvió para conocer más a la pareja italiana, con la que acabamos pasando la tarde y cenando en el hotel en el que habíamos estado el primer día. 

Día 7: Vuelos de vuelta a Ginebra

[ Bodo 12:40-Oslo 14:10 ; Oslo 15:10 - Copenhague CPH 16:20 ; Cop 17:40 - Genève GVA 19:35 ] 

Y el día siguiente terminaba nuestro viaje. Cogimos un taxi en compañía de nuestros amigos italianos y nos fuimos al aeropuerto. Con la suerte que habíamos tenido en todo el viaje, yo estaba acojonada por perder alguna de las conexiones, pero gracias a dios, estos vuelos (que eran todos de la compañía SAS) fueron de lujo. 



Y esto fue lo que dio de sí nuestro viaje. 

Me quedé con ganas de hacer muchas de las cosas que se pueden hacer en las Lofoten, como hacer una excursión para avistar orcas o visitar el Spaceship Aurora cerca de Andoner, visitar el Polar Park Wildlife Reserve (donde se pueden ver lobos y linces en semi libertad) en Narvik o hacer alguna ruta de trekking o senderismo, ¿quién sabe?... Ahora, que he empezado a hacer deporte y tengo mejor estado de forma, quizás podría incluso ascender alguna de esas impresionantes montañas. 

Pero los cambios de ruta y las fechas del viaje condicionaron mucho las actividades que pudimos realizar. Bueno, como siempre decimos, el dejarse cosas pendientes es siempre una excusa para volver… 

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Helena - Mimaletayyo

Ingeniero de caminos de profesión, la pasión por viajar y su curiosidad por conocer mundo ha hecho que dedique parte de su tiempo a ello. Entusiasta por conocer vestigios de antiguas culturas y civilizaciones, pero también naturaleza y modo de vida actual.

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