Tercer día en Dolomitas: visitando el Valle di Non y Trento


Comenzaba nuestro tercer día de ruta por los Dolomitas. Este día lo dedicaríamos a hacer alguna visita interesante del propio valle de Non (donde nos estábamos alojando) y a la ciudad de Trento.

Trento, Italia

Así pusimos rumbo a uno de los lugares que nos habían recomendado el día anterior en la oficina de turismo de Fondo: el Santuario de San Romedio.

El Santuario de San Romedio

Fuimos atravesando con el coche los bonitos paisajes, plagados de manzanos, del Val di Non, hasta llegar al pueblo de Sanzeno donde, sobre una roca de más de 70 metros de altura, se levanta imponente el Santuario de San Romedio, del que dicen que es uno de los santuarios más bellos de Italia.

Aunque en realidad el santuario está formado por cinco iglesias, conectadas todas ellas por una escalera de 130 escalones.

Santuario de San Romedio, Italia

Sin embargo, la historia de este lugar comenzó con San Romedio, el ermitaño al que está dedicado el santuario. Pues fue precisamente allí que, entre los siglos IV y V, San Romedio vivió como un eremita, dice la leyenda que con la única compañía de un oso.

El santo no nació pobre, sino que, nació en el Castillo de Thaur, donde creció en un ambiente cristiano y criado con una educación muy rígida, lo que propició que, a la muerte de sus padres, marchara en peregrinación a Roma donde comenzó a iniciarse en la vida monasterial. Jamás regresaría a Thaur, sino que permaneció en la diócesis de Trento, entregando todas sus posesiones a los principados de Trento y Augusta. Con los años se trasladó a la Val di Non, cuenta la leyenda que a lomos de un oso que se hizo milagrosamente manso, al lugar donde actualmente se encuentra el santuario.

En la actualidad y en memoria a ese vínculo que se creó entre el santo ermitaño y el oso, en las laderas del santuario existe un recinto que acoge a osos nacidos en cautiverio y que necesitan cuidados especiales.

Leyendas aparte, el Santuario de San Romedio es sin duda un complejo arquitectónico peculiar. A mí me recordaba a la ermita de San Saturio en Soria. La iglesia más antigua se construyó alrededor del año 1000 en la parte superior de la torre rocosa y es allí donde está enterrado San Romedio, en una tumba de piedra.

Santuario de San Romedio, Italia

Con los años se fueron construyendo el resto de iglesias. La iglesia de los Dolores (la última, que fue construida tras la guerra de 1915-18), la Iglesia de San Jorge (construida en 1487), la Iglesia de San Miguel (construida en 1514) y la iglesia de San Romedio (erigida en 1536). Todas ellas, junto con la iglesia primitiva en la que se conservan las reliquias del santo, quedaron cerradas en el interior de una fachada renacentista del siglo XVIII y accesibles a partir de un bonito patio interior.

Hoy en día son los frailes de la Orden de San Francisco de Asís los que custodian el lugar y los que reciben desde el siglo XV a los peregrinos que acuden al Santuario para honrar al santo. No se sabe a ciencia cierta si éste fue el camino practicado por San Romedio, pero si nos sentimos con ganas de llegar a pie al Santuario (y, en cierta manera, peregrinar) lo ideal sería hacerlo a través de un hermoso paseo panorámico que se ha tallado en la roca y que parte del Museo Rético de Sanzeno.

Santuario de San Romedio, Italia

Nosotras, sin embargo, llegamos en coche hasta el parking del santuario y ascendimos al mismo a pie a través de numerosas escaleras. Pero decidimos también recorrer a pie algo del entorno del Monasterio. Nos dirigimos así hacia los estanques de Coredo y Tavon. A través de una ruta, de subida principalmente, por un entorno alpino, llegamos finalmente a estos estanques, que, situados a 830 metros de altitud, cuentan con una superficie de unos 25.000 metros cuadrados. El área estaba equipada con zonas de picnic y juegos infantiles, y también se puede practicar pesca deportiva. Pero aparte de eso, no ofrecía nada más, así que regresamos al coche y decidimos acercarnos al siguiente punto de interés.

De camino paramos a comer en un bar de carretera (parecía que habíamos vuelto a España), porque con la historia de subir a los lagos se nos había ido toda la mañana de las manos.

Nuestra siguiente parada era el Castel Thun.

El Castel Thun

El Castel Thun, construido sobre una colina cerca de la población de Cles, y con bonitas vistas al Val di Non, es uno de los castillos más famosos de Trentino. Al llegar hay un aparcamiento de pago y desde allí parte un camino por el que se debe ascender al castillo en cosa de quince minutos.

El castillo fue construido a mediados del siglo XIII, pero con los años se convirtió en el hogar de una de las familias más antiguas y poderosas de la nobleza Treinta, la familia Thun.

En 1992 fue comprado por la Provincia de Trento que tras un largo periodo de restauración en el que también se reunió el mobiliario original que la familia había utilizado a lo largo de generaciones, abrió al público en el año 2010 y hoy forma parte de la red de castillos que está encabezada por el castillo del Buen Concilio de Trento.

Castel di Thun, Italia

En su interior podremos ver los muebles del siglo XVI, junto con valiosas colecciones de arte, una importante biblioteca y una rica galería con retratos, porcelanas o vidrios, que nos dan una idea de la atmósfera en la que vivía la nobleza rural.

A nivel estructural el castillo está conformado por un complejo sistema de fortificaciones con torres, murallas y fosos que datan del siglo XVI. La Porta Spagnola, a través de la cual se accede al puente levadizo y al primer patio, data del mismo período.

Castel di Thun, Italia

El interior del castillo también merece una visita, encontrando en la planta baja las salas públicas (con una preciosa capilla) y en la primera planta, las habitaciones de los señores, entre las que destaca, ricamente amueblada, la Sala del Obispo (del siglo XVI) totalmente cubierta de madera de pino.

Para terminar la visita, resulta muy agradable dar una vuelta por los patios y la zona ajardinada para contemplar las vistas.

Castel di Thun, Italia


Pero una vez hecho, decidimos dirigirnos rápidamente hasta la última parada del día, la ciudad de Trento.

Yo quería llegar a tiempo de visitar el Castillo del Buen Consejo, pero con la ruta que nos habíamos hecho para ver los lagos al comienzo de la mañana nos comimos todo el tiempo del día y lamentablemente, se encontraba cerrado cuando llegamos. Aun así, nos dedicamos a recorrer la ciudad con calma y ver sus principales monumentos por fuera.

Trento a mí sólo me sonaba por haber acogido el famoso Concilio Vaticano de Trento, pero es una ciudad muy muy bonita que nos sorprendió muy positivamente.

¿Qué podemos ver en Trento?

Para empezar el Castillo. Éste fue construido en el siglo XIII y se trata de uno de los edificios más imponentes de Trento. En la actualidad se utiliza como museo (albergando numerosas colecciones de arte, arqueología y exposiciones temporales), pero en su día fue la residencia de los príncipes-obispos de la región y fue utilizado como sala de reuniones para el Concilio de Trento. Dicen que es más bonito por fuera que por dentro, pero… he de confesar que se me quedó la espinita clavada.

Tras ver el castillo por fuera, comenzamos a caminar por las calles de la ciudad, nos hicimos con un helado italiano y nos dirigimos hacia la piazza del Duomo donde se encuentra la Catedral di San Vigilio o il Duomo de Trento.

Trento, Italia

La catedral está dedicada a San Vigilio, que es el patrón de la ciudad y fue construida entre los siglos XII y XIII en estilo románico-gótico. Aunque es bastante sobria, destacan sus rosetones, la puerta del Obispo y la puerta principal con sus dos leones de mármol. En su interior encontraremos una mezcla de románico y gótico, siendo la cripta la parte más antigua. Como curiosidad, fue otro de los edificios en los que se celebró, entre 1545 y 1563, el Concilio de Trento (para respaldar la Contrarreforma).

A su mano izquierda, con la alta Torre Cívica destacando, hallaremos el Palacio Pretorio, sede del museo de la diócesis Tridentino.

Trento, Italia

Y, frente a la Catedral, nos encontraremos con la Fuente de Neptuno. En el siglo XVIII se construyó esta bonita fuente para abastecer de agua potable a los habitantes de la ciudad. Con el paso de los años, se ha convertido en uno de sus símbolos. Aunque la actual escultura de Neptuno que preside la fuente, es una copia, pues la original (que se estaba deteriorando) fue trasladada al Palacio Thun (en el centro de Trento).

Trento, Italia

Y precisamente, nosotras habíamos pasado justo antes por allí, por le Via Belenzani, donde se abren paso, además del Palacio de Thun, el palacio Alberti Colico (que cuenta con interesante los frescos) y el palacio de Jeremiah.

En el barrio de “Le Albere”, a unos doce minutos a pie del casco antiguo, podremos encontrar “la Musa”, un curioso museo de ciencias naturales que fue diseñado por el famoso arquitecto Renzo Piano.

A las afueras de la ciudad, se encuentra también el santuario dedicado a Cesar Battisi, Doss Trento, desde el que dicen que hay muy buenas vistas del valle y de toda la ciudad (nosotras, simplemente, lo divisamos en la distancia). Y, algo más lejos, encontraremos también las Galerías Piedicastello y el Museo de Aviación Gianni Caproni (por los que nosotras no pasamos).

En nuestro caso, tras dar una vuelta por la ciudad y disfrutar de nuestro merecido helado, regresamos a casa (esta vez, sin Mendola) pues habíamos dejado allí a los perretes y ya era hora de que salieran los pobres.

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Helena - Mimaletayyo

Ingeniero de caminos de profesión, la pasión por viajar y su curiosidad por conocer mundo ha hecho que dedique parte de su tiempo a ello. Entusiasta por conocer vestigios de antiguas culturas y civilizaciones, pero también naturaleza y modo de vida actual.

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