Después de visitar Mirepoix,
cogimos de nuevo el coche para acercarnos a conocer otro de los pueblos
inscritos en la lista de “les plus beaux villages de France”:
Camon.
Metimos los datos en el gps y
para allá que íbamos… Sin embargo, de camino, vimos las ruinas de un castillo que
se presumían importantes así que decidimos hacer una breve parada para ver de
qué se trataba.
El Château de Lagarde:
Era el Château de Lagarde, un
castillo construido en el siglo XIV por la familia de Guy de Lévis, que se
convirtió en un auténtico palacio residencial, rodeado de jardines de estilo
francés. Se cuenta que en su mejor época fue denominado “Le petit Versalles du
Languedoc” y, aunque la magnitud de las ruinas que restan en pie hacer
presagiar su glorioso pasado, hoy en día tan sólo queda eso, ruinas.
Nos acercamos hasta la entrada al
monumento pensando que no se podría visitar pero que, al menos, sacaríamos una bonita
panorámica desde allí; pero cuando vimos que se cobraba por entrar al recinto (no
recuerdo el precio, pero me pareció caro, no sé si eran 5 euros/persona) y que tampoco
lo vimos apto como para que te dejen andar mucho entre las ruinas… nos
marchamos.
Ahora si…
Visita de Camon
Camon se formó alrededor de una
abadía benedictina del siglo X que hoy en día se ha convertido en un hotel. Al
parecer lo que queda de ésta se puede visitar con una ruta turística que
organiza la oficina de turismo por la ciudad, pero para las horas en las que
nosotras llegamos (en torno a las 17:30 h) ya estaba cerrada (estos horarios franceses,
no dejan exprimir el día a tope…).
Así, tras dejar el coche en un
aparcamiento de las afueras de la ciudad, nos dedicamos simplemente a pasear
por sus calles.
Se la conoce como “el
pueblo de las Cien Rosas” y es que casi todas las casas de la localidad están decoradas
con rosales trepadores (con una consiguiente población de abejas e insectos
diversos). Al parecer el origen de esta costumbre se remonta a los tiempos en
los que se cultivaban viñas; se colocaban rosales también al final de cada
hilera de vides porque eran más débiles ante las plagas y enfermedades,
haciendo que los agricultores pudieran proteger o tomar medidas a tiempo para
salvar la cosecha en caso de infección de éstos.
También se la conoce como “el
pequeño Carcassone”… y bueno, eso, para mí, son palabras mayores. El pueblecito
tiene encanto, pero nada que ver con la magnífica Carcassonne (al menos en mi
opinión).
Después de callejear un rato por
la localidad (en apenas 15 minutos la vimos) tomamos de nuevo el coche para
dirigirnos hacia la última parada que íbamos a hacer ese día, antes de
dirigirnos a Carcassonne (donde dormiríamos esa jornada):
Visita de Alet les Bains
La antigua ciudad de Aleth, se
encuentra en el corazón del país cátaro y tiene su origen, al igual que Camon, en
un antiguo templo benedictino de principios del siglo IX, sin embargo, no fue
hasta el siglo XIV, cuando éste recibió la denominación de catedral.
Su localización hace que la
ciudad estuviera metida de pleno en los conflictos de los Pirineos y por este
motivo fueron construidas varias fortalezas y murallas en torno al siglo XII que,
tras las diferentes guerras e invasiones sufridas, quedaron como se muestran hoy
en día, prácticamente en ruinas.
Alet-les-Bains, con alrededor de
500 habitantes, es tal y como uno se imagina un típico pueblo francés: con estrechas
calles, pequeñas tiendas, niños jugando por las calles y ancianos sentados en
las puertas de sus casas. Por eso, quizás choca que el pueblo también tenga un
casino y, tal y como indica su nombre, aguas termales…
Lo único que tiene como monumento
para ver son las ruinas de la antigua abadía, Notre Dame Aleth.
Así, tras 15 minutos de visita, me
dio la impresión de que, sin tener ningún monumento de especial interés, es un
pueblecito por el que resulta agradable dar un paseo.
Con todo lo visto en el día (con
las anteriores paradas en Foix y Mirepoix) pusimos rumbo ya hacia Carcassonne,
donde dormiríamos.
Yo no conozco Carcassone, pero a juzgar por las fotos, sí que parece Camon un pueblecito con mucho encanto!!
ResponderEliminarSaludos
Me encantan todos los castillos, los que se conservan bien porque son una pasada, pero los que están en el estado en el que está el de Legarde me fascinan, no sé tienen una atmósfera especial que hace que me gusten muchísimo. Me mola mucho esta parte de Francia que nos estás enseñando, voy a tenerme que poner las pilas con el país vecino, que siempre que he ido ha sido a la capital!. Un saluduto.
ResponderEliminarQué bonito todo! Las ruinas son impresionantes, pero hubiera hecho lo mismo que tú y no hubiera pasado. Probablemente pagues eso y luego no veas más que un patio o algo así. Y estos pueblos me fascinan, porque aunque no tengan super monumentos se disfruta mucho paseando por sus calles.
ResponderEliminarUn abrazo viajera!
Me está encantando esta zona de Francia que nos traes estos días. Sobre los horarios, poco que añadir. A nosotros también nos pasa alguna vez por ahí, que pensamos que todo cierra tarde y las 17 ya no hay manera de encontrar casi nada abierto
ResponderEliminarEstuve este verano por el sur de Francia y me encantó, me quedé con ganas de más. Al hacer el viaje en tren no tenía la movilidad que te da contar con coche propio y no pude visitar pueblos como Alet les Bains, Camon o el castillo de Lagarde. Al menos los veo por tu blog.
ResponderEliminarTengo ganas de leer la entrada de Carcassonne, fue de lo que más me gustó del viaje.
Un saludo.
¡Hola a todos!
ResponderEliminar- Mari Carmen, pues Carcassonne es una auténtica maravilla (aunque también es cierto que ahora mismo está muy masificado de turismo). A mí, Camon me dejó un poco fría. Imagino que con la visita guiada se vería de otra forma...
- Calíope, pues yo últimamente estoy cogiendo el máster en Francia, porque llevo un año que no hago más que turismo por la zona. Eso sí, me están encantando casi todos los sitios que estoy viendo... Curioso cómo enganchan los castillos, eh?
- Aran, la verdad es que sí. Pagar tanto para ver lo mismo que fuera no me llamaba... aunque a lo mejor entras y luego merece la pena. En fin, a ver si algún otro bloguero lo hace y nos lo cuenta ;)
- Verónica, yo, como ahora soy medio francesa, ya me he acostumbrado a estos tempranos horarios pero desde luego que para el turismo son una pena, porque los días se podrían alargar mucho más...
- Notas de un viajero, es que me da la sensación de que esa zona de Francia no te la acabas... Nosotras tuvimos que dejar muchos sitios fuera del planning y eso que contábamos con la libertad que da el coche.
Un saludote y muchas gracias por vuestros comentarios :hello: