Más tarde de lo que esperábamos (a
eso de las 17 h) abandonábamos Foix para dirigirnos al siguiente destino de
nuestro viaje: Mirepoix. Sin embargo, de camino, vimos un desvío hacia la
iglesia de Vals, de la que recordaba que mis compis de Callejeando por el Planeta y Con autocaravana y sin ella habían escrito buenas referencias, por lo que decidimos hacer una pequeña e
inesperada parada.
Visita de la iglesia románica de Vals
Tras dejar el coche en un
aparcamiento gratuito que hay a la entrada de la población nos acercamos a su
iglesia, que sobresale por encima de todas las pequeñas casitas que pueblan la
localidad y que las preside a lomos de un pequeño promontorio; de forma que, a
primera vista, podría parecer un castillo más que una iglesia.
Al llegar a la base de la
iglesia, abrimos una primera puerta, que nos dio acceso a una falla natural de
la roca que se utiliza a modo de pasadizo para conducirnos, a través de diez escalones,
a la puerta principal, más antigua, de madera y dotada de un cerrojo (que nos
costó lo suyo averiguar cómo se abría; taaaaanto, que le tuve que pedir ayuda a
una señora del pueblo que salía a pasear al perro) y que daba acceso a la parte
inferior de la iglesia, a su primer nivel, del siglo X.
Al fondo, en el baptisterio, aún
se conservan algunos de los frescos románicos (con colores originales) que
decoraban la bóveda, mostrando escenas de la vida de Cristo y de los santos Miguel,
Mateo, Rafael y Gabriel. Las estáticas figuras románicas, con sus colores, sus ropajes
y las rígidas posturas tan características del románico no hacen que perdamos de
vista el detalle de sus ojos, que parecen mirarnos sea cual sea el lugar en el
que nos pongamos.
A nuestra espalda, varios
escalones conducían a la nave principal, que antaño se encontraba más baja,
pero que fue transformada en el siglo XIX. Al final de esta nave, una escalera
de madera, permitía acceder a la antigua capilla de San Miguel, que se cree que
data del siglo XII y en la que se ubica el coro. La torre, que se eleva por
encima, se remonta al siglo XIV. Desde sus alturas se divisaban todos los
alrededores y facilitó la protección de la ciudad durante la guerra de 100
años.
La iglesia abre todos los días de
10 h a 17 h.
Así, tras esta pequeña parada de
escasos 10 minutos, continuamos nuestra ruta hacia Mirepoix.
¿Qué ver y hacer en Mirepoix?
Nosotras llegamos prácticamente
al centro de la población con el coche y no tuvimos ningún problema para aparcar
de forma gratuita. Mirepoix es un pueblecito muy pequeño, nosotras apenas
estuvimos media hora recorriéndolo pero, a mí me pareció una auténtica
maravilla.
Se cree que el origen de la
ciudad data de la época celta, aunque no fue hasta el siglo XIII cuando ésta vivió
su mayor esplendor, momento en el que sus calles estaban pobladas por cerca de
2.000 habitantes y contaba con múltiples comercios e industrias.
Sin embargo, una grave inundación
(en el año 1279) la destruyó por completo. En el año 1289, se reconstruyó la
ciudad en la otra margen del río Hers, en forma de bastida, con una gran plaza
central y calles siguiendo dos ejes perpendiculares.
Con los años la ciudad prosperó, se
le otorgó un obispado, sufrió un importante incendio y su centro fue de nuevo
fortificado, creando un fuerte muro y cuatro portones de acceso para
protegerla. Hoy en día, tan sólo queda una de las puertas de acceso (la Porte
d'Aval) de todo el complejo de fortificación que se creó en su día.
Aún así, Mirepoix es un pueblo
medieval lleno de encanto.
La plaza mayor o central es un
regalo para los ojos. Hermosas casas multicolores, construidas en madera y
adobe y apoyadas sobre pilares de madera, creando una preciosa galería cubierta.
Precisamente es en las vigas que delimitan el contorno de la galería donde se
muestra la riqueza de las casas, estando muchas de ellas esculpidas y decoradas.
Por ejemplo, la casa de la Justicia du Seigneur que, en el año 1500, se
convirtió en la Casa de los Cónsules, muestra rostros de personas, animales y alguna
que otra imagen fantástica.
La pequeña iglesia de San
Mauricio, construida en 1298, se convirtió, con el tiempo, en una catedral. Hoy
en día está formada de una única nave de 48 m de largo, 24 m de altura, 22 m de
ancho, siendo la segunda catedral más ancha de Europa tras la de Girona. El campanario
tiene 60 m de altura. El interior apenas cuenta con tesoros, pero todavía se
puede admirar un sagrario, un Cristo en la cruz del siglo XIV y algunas pinturas de Larivière-Vesontius.
Pero sobre todo, esta ciudad
invita a pasear y dejarse llevar por el encanto de sus bellos y cuidados
edificios.
Tras dejarnos embaucar del
encanto de esta ciudad, cogimos de nuevo el coche para dirigirnos hacia Camon.
La plaza de Mirepoix es preciosa, un pueblo encantador. Y recuerdo que comimos unas galettes, ummmm
ResponderEliminarSaludos
Qué bonito! Yo también había leído los post que citas jejeje. Qué gracia lo de la iglesia, fijo que yo tampoco hubiera podido abrir la puerta jajaja. Me encantan esas casitas de colores, ojalá algún día pueda contemplarlas en persona.
ResponderEliminarUn abrazote!
Qué pueblo más bonito y no tenía ni idea de que exisitiera! .-O
ResponderEliminarPueblo bonito, bonita iglesia y encima se puede aparcar gratis sin problemas, desde luego combinación perfecta
ResponderEliminar¡Saludotes!
Parece de cuento o ... un parque temático en cuanto a lo pintoresco y bonito que es !
ResponderEliminarPrecioso Helena, no lo conocía y me ha encantado. Suerte en tu nueva etapa profesional!!! Un abrazo!
ResponderEliminar¡Hola a todos! Y perdón por la tardanza en responder...

ResponderEliminar- M. Teresa, a mí, es un lugar que me dejó embelesada. Parece sacado de un cuento... Si ya lo acompañas de buena comida, es insuperable
- Aran, pues están a tiro de piedra. Seguro que algún día os preparais una escapada por la zona. Ya me contarás cómo se te da la puerta...
- Verónica, es una chulada, ¿a qué sí?
- José Carlos, la verdad es que en este viaje no tuvimos excesivos problemas para aparcar. Es una zona preciosa. La recomiendo
- Thewotme, desde luego que lo parece. Es que es una preciosidad. Mires hacia donde mires tienes una calle bonita. Eso sí, es muy pequeñito
- Calíope, un pueblecito muy cuco, jejeje. Muchas gracias por los ánimos. Aquí estoy intentando acoplarme poco a poco a mi nueva vida (ya hablaremos por whatsApp, a ver si venís a verme!!!)
Un saludo a todos y muchas gracias por pasaros por aquí
Ay qué casitas más cuquis, me han enamorado!
ResponderEliminarA mí esta población me enamoró, jejeje
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