Visitando Niza
Tras levantarnos y desayunar en nuestro coqueto apartamento, nos dirigimos a dar una vuelta por la ciudad de Niza. A través de sus callejuelas fuimos descubriendo alguno de sus pequeños tesoros: sus tiendecitas, su artesanía, sus bares y restaurantes.Pasamos frente al Palacio de Justicia y nos perdimos en el mercado de las flores. Este mercado cambia de temática los lunes convirtiéndose en un mercado de antigüedades donde puedes encontrar desde una máscara de gas hasta una máquina de coser.
Continuamos paseando por la Promenade des Anglais, el símbolo de Niza. Repleto de flores e impecable abrazando la Bahía des Anges. En sus orígenes el paseo no era más que un pequeño sendero de dos metros de ancho, pero la inversión del reverendo Lewis Way (inglés) supuso el cambio que se muestra y por ello, rápidamente fue bautizado por los ciudadanos “Camino de los ingleses”. En la vida había visto un color de mar como el que pudimos observar en Niza. Las aguas eran completamente turquesa, una tonalidad que ni cámaras son capaces de captar.
Tras ello nos acercamos a la iglesia rusa, que nos había recomendado visitar la abuela de Cintia. Siendo como eran las 14:00 h estaba cerrada, pero la vimos por fuera. Aprovechamos para prepararnos unos sándwiches, abrir un paquete de chistorra, coger nuestra litrona… y tomárnoslo allí, en mitad de la calle… si es que ¿qué le vamos a hacer? ¡somos de poble!
Siguiente parada: Grasse
Cogimos el coche y fuimos a Grasse, paramos en Molinard (Tienda de perfumes). Craso error. Aunque no deja de ser curioso, perdimos varias horas de viaje siendo vigilados por el personal de la tienda. No sé que pensaban… dispuestos a robar, el jabón no está entre mis prioridades…Momento pijo: visita de Saint Tropez
Seguimos el camino y paramos en una bonita zona de merenderos (St. Mitchell, creo recordar). Desde allí a Saint Tropez había un pasito, aunque mucho tráfico, eso sí, y la carretera no es que fuera muy buena. Además, la mitad del pasaje decidió dormir, por si luego tenían que conducir.Una vez llegamos, estuvimos gran parte de la tarde por allí dando una vuelta por La Vielle Ville (la ciudad vieja), compuesta de casas altas cuyas fachadas están pintadas de colores ocres, amarillos o naranjas que se reflejan en las aguas del puerto. Antiguamente estas casas se utilizaban para guardar los barcos de pesca, actualmente son comercios y tiendas. Por allí un ir y venir de tiendas de las marcas más prestigiosas de ropa y de coches de alta gama. Mientras nos tomamos un helado, paseamos por alguna de sus numerosas calas. Estábamos como en Benidorm pero a lo Carmen Lomana.
Tras ver la Tour du Portalet, le dijimos adiós a St. Tropez dando un paseo por su puerto mientras observábamos los yates y catamaranes inmensos que allí estaban amarrados.
El mercado de las flores es precioso. Además, también tiene todo tipo de quesos, mazapanes y un largo etcétera de delicias.
ResponderEliminarYo me pasé dos días decidiendo si me traía mostaza a casa, pues había de distintas variedades. Me decidí justo el último día, lunes. Bajamos al mercado... y ahora tengo un casco de guerra que ni Darth Vader!!!
Es broma. Un saludo
Si no fuera porque el post no es sobre Moscú, al ver la foto de la iglesia rusa, habría pensado q estás en otro sitio!! jejeje
ResponderEliminarY el agua del mar... Tienes razón! Menudo color más bonito!!! Se parece un poco a las aguas del Caribe.
Saludos
Cintia, ¿y lo bien que te queda el casco? jejeje
ResponderEliminarM.C., la verdad es que es muy curioso encontrarte en mitad de Niza esta iglesia. Una pena no haberla podido ver por dentro... Un saludito
Hola Helena, esta ruta siempre me ha llamado la atención, la anoto para futuros viajes, que de sitios por ver eh!! ya te enlacé en mi blog.
ResponderEliminarEnhorabuena por el relato, me gusta. Ya he visto que no te has ido a Grecia todavía, ya me contarás!!
La verdad es que sí... Yo le tengo echado el ojo a alguno de tus destinos también.
ResponderEliminarYa os iré contando que tal por Grecia, que ya queda menos... Un saludo