Para terminar la jornada que nos
había llevado de ruta por sitios tan dispares como Keukenhof y Harlem,
Zaanse Schans o la comarca de Waterland, decidimos acercarnos a otros dos puntos de
interés que teníamos anotados por si nos daba tiempo a visitarlos…
Muiderslot
No muy lejos de Amsterdam, a
escasos 15 kilómetros, se encuentra una pequeña pero bonita fortaleza medieval
denominada Muiderslot.
“Slot” significa castillo en holandés, y éste se sitúa en el pueblo de Muiden. Era
relativamente tarde (serían en torno a las 18:30 – 19:00h), por lo que nos
imaginábamos que estaría cerrado pero aun así decidimos acercarnos aunque fuera
a verlo por fuera…
Se trata de uno de los castillos
medievales más conocidos de Holanda y dicen que visitarlo merece la pena. Por
lo que he leído debe ser similar al que hace unos años vimos en Austria,
Hohenwerfen. Al parecer se pueden visitar las salas del castillo, que están decoradas
tal y como lo estaban en el siglo XVII, por libre, recorriendo sus torres y
mazmorras siguiendo paneles interactivos, ver exposiciones de armaduras,
hacerte fotos con los disfraces y artilugios medievales que hay por allí. En
verano, el jardín y la huerta se llenan de color y también se pueden ver exhibiciones
de vuelo rapaces.
Muiderslot formaba parte de un
importante sistema de defensa. Fue construido por el Conde Floris en 1285 en un
lugar estratégico: en la desembocadura del río Vecht al mar Zuiderzee (el
actual lago IJselmeer). Para hacerse con los fondos para financiarlo comenzó a
cobrar un peaje a todo aquel que quisiera navegar hacia Ámsterdam a través del citado
río...
Floris V fue conocido como
"Der keerlen god” que significa “el dios de los pobres”, porque creó su
propia orden de caballería y ayudó a muchos hombres sin título alguno a convertirse
en caballeros.
Con el paso del tiempo el
castillo se convirtió en el punto de encuentro de escritores holandeses, como
Jacob Cats, Joost van den Vondel y Pieter Corneliszoon Hooft (al que se le
conoce como “el Shakespeare holandés”).
Hoy en día este castillo medieval
es patrimonio de la Unesco y un lugar bastante conocido al que hacer una
excursión desde Amsterdam.
Cuando llegamos dejamos el coche
en un parking que había a las afueras de la población y echamos a andar por
ella... Pero, cuando llevábamos 5 minutos caminando por la ciudad, que aunque
no tiene ningún monumento especial, es bonita, otro de esos típicos pueblos
holandeses, nuestro destino todavía se encontraba todavía lejos, así que
regresamos al coche pensando que seguro que podíamos acercarnos algo más con él…
Efectivamente, había un aparcamiento prácticamente enfrente de la entrada el
castillo, que estaba cerrado como habíamos predicho.
Desde fuera nos pareció un
castillo bonito y seguro que merece la pena visitarlo por dentro, pero nos lo
dejamos pendiente para otra ocasión.
Cómo llegar a Muiderslot
Nosotras llegamos en el coche que
habíamos alquilado pero también se puede llegar allí también con transporte
público. Desde Ámsterdam, habría que ir en tren desde la estación central hasta
la Amstel Station y allí combinarlo con un autobús a Muiden, puede ser el 101 o
el 157.
Naarden
Después de ver el castillo por
fuera, nos acercamos a la última población que veríamos ese día: Naarden, la
ciudad amurallada con forma de estrella. Sí, sí, con forma de estrella… Para
muestras no hay más que verlo en Google Maps…
Un lugar con semejante apariencia desde el aire, no podía ser feo, ¿verdad? Así
que allá fuimos…
La ciudad es un ejemplo viviente de
la arquitectura defensiva del siglo XVI que ha llegado en muy buen estado hasta
nuestros días aunque, evidentemente, a nivel de suelo no se aprecia de forma
tan directa y clara el contorno o silueta de la fortificación.
En la época medieval, Naarden
dominaba una zona de paso hacia el río Vecht, de forma se encontraba expuesta
en la ruta unía Amsterdam con las tierras del Este. Para defenderse de las
posibles amenazas o de alguna invasión extranjera, la ciudad adoptó un sistema revolucionario
de fortificaciones importado de Italia. No fue la única ciudad en tomarlo ya
que hubo otras ciudades de Holanda, Francia y Alemania que adoptaron ese
“modelo estrella” pero son pocas las que lo han conservado hasta nuestros días…
Debido a esa situación
estratégica, la ciudad ha vivido buen número de conflictos, siendo el peor de
ellos el que tuvo lugar contra los españoles en 1572. En aquella época la
ciudad se encontraba controlada por la Corona Española, pero cuando un grupo de
opositores empezó a agitar los ánimos, las tropas españolas reaccionaron rápidamente
sitiando la ciudad… Cuando la situación se hizo insostenible, Naarden ofreció
una tregua e invitó a los soldados españoles al antiguo ayuntamiento (la actual
“Casa Española”) para escuchar una propuesta de paz; sin embargo éstos acabaron
con la “rebelión” de una manera tajante, matando a todos los que estaban allí
reunidos (unas 700 personas) y prendiendo después fuego a la ciudad.
La iglesia de St Vito o Grote
Kerk (del siglo XV), es uno de los pocos supervivientes de aquella época. El
Ayuntamiento se volvió a edificar más tarde y una parte del edificio se empleó
como casa de pesos “De Waag”, aunque actualmente se ha transformado en un
museo.
Ahora si algo es representativo
de la ciudad son sus murallas y podremos aprender más de ellas en el Museo de
la Fortificación, situado en uno de sus bastiones. Allí podremos realizar un
recorrido subterráneo por los túneles y las casamatas y completar la visita con
material audiovisual.
Naarden es una ciudad pequeñita
que se puede visitar en pocas horas. Nosotras, como ya fuimos de noche nos
encontramos todos estos puntos de interés cerrados y, tras dedicarnos a
callejear por las murallas y el casco antiguo de la ciudad, buscamos un
restaurante donde cenar…
Habíamos exprimido a tope el día
y tocaba regresar al hotel, dormir y retomar fuerzas para afrontar el siguiente
día, el último, con ganas.
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