Una mañana en Liechtenstein, ¿qué ver y hacer?


En LiechtensteinUna de las ventajas de vivir temporalmente en Ginebra es que se encuentra “a tiro de piedra” de muchos lugares centro-europeos de interés que no había tenido ocasión de ver… Fue así como, aprovechando una de las visitas que Cintia me hizo el año pasado, pudimos poner nuestros pies en el pequeño principado de Liechtenstein

Nuestro paso por el minúsculo país fue fruto de una ruta de 4 días en la que recorrimos alguno de los principales lugares de interés de la parte norte de Suiza, de los que os iré hablando poco a poco en el blog. 

La escapada empezaba, creo recordar, un miércoles de una tarde de septiembre de 2015… Al salir del trabajo, cargábamos el coche de comida diversa, camping gas y tienda de campaña, que ya sabemos cómo son los precios suizos (aunque a mí no me pilla por sorpresa) y tirábamos millas en dirección a Liechtenstein. Aquella noche era la única en la que llevábamos reservado un hotel de antemano, conscientes de que llegaríamos de noche e iba a ser difícil encontrar un lugar para montar la tienda de campaña (además, que aún no la habíamos estrenado). 

Pasamos la tarde/noche en ruta pues desde el CERN hasta la “Berggasthaus Sücka”, en la que habíamos reservado una habitación doble por unos “módicos” 90 CHF, había unas 4 horas de trayecto que, con alguna parada intermedia para cenar y hasta que dimos con la localización del hotel de noche, por carreteras de montaña, se convirtieron en cerca de 5 horas, llegando al hotel directamente para dormir. 

La mañana siguiente era el momento de comenzar a descubrir el microestado del que no teníamos demasiados datos, a excepción de que se trataba de otro de los (tan de moda últimamente) paraísos fiscales y de que es el sexto país más pequeño del mundo, contando apenas con unos 160 km² de superficie (unos 24,6 km de largo por 12,4 km de ancho) sobre la que se agrupan alrededor de 37.000 habitantes… 

Ya de vuelta, he leído que la fecha de nacimiento del Principado de Liechtenstein es el 23 de enero de 1719, cuando el emperador Carlos VI de Alemania lo convirtió en «Principado del Imperio» para su servidor Anton Florian de Liechtenstein. Desde ese momento y hasta la I Guerra Mundial, Liechtenstein estuvo ligado primero al imperio alemán y más tarde al austro-húngaro, pero la devastación económica causada por el conflicto bélico provocó que estrechara lazos con Suiza creando una unión monetaria y aduanera, que a día de hoy se mantiene. 

Plano de Liechtenstein

Era ya momento de empezar a descubrir lugares y lo hacíamos desde la propia ventana de nuestra habitación, pues las vistas eran preciosas. Bajamos a desayunar y salimos dispuestas a comenzar nuestra aventura… el mundo rural nos sorprendía en la propia puerta del hotel: un pequeño grupo de cabras salió a nuestro encuentro, imagino que en busca de alimento… aunque tan sólo se llevaron unas caricias… ¡qué bonicas! 

Con la luz del día todo se veía diferente. Nuestro hotel se encontraba situado a medio camino entre Triensenberg y Malbun, muy cerca de Steg. De regreso a casa leí que precisamente allí, en Steg, se halla uno de esos, ahora famosos, toboganes de ski, que hubiera estado bien probar, aunque seguro que tenemos alguna otra oportunidad de probarlo en las cercanías de Ginebra. 

Malbun, por su parte, es un centro turístico de montaña y, con 23 km de pistas de esquí, acoge visitantes mayoritariamente durante el invierno. Por este motivo y como no teníamos en mente dedicarnos a hacer trekking o senderismo, pusimos rumbo hacia Vaduz (la capital del estado). 

Pero antes hicimos una breve parada en Triensenberg. Esta ciudad cuenta también con una estación de esquí, pero las vistas que tiene del valle del Rhin hacen que bien merezca una parada. 

Vistas desde Triensenberg, Liechtenstein

Tiene algún pequeño museo (cuya visita omitimos) y edificios religiosos como la Iglesia de St. Joseph’s Parish, con una curiosa cúpula (muy similar a la de las iglesias ortodoxas rusas), que acoge algunas reliquias. 

Triensenberg, Liechtenstein

Al poco llegábamos a Vaduz, la capital del país. Una pequeña ciudad que cuenta con poco más de cinco mil habitantes y que, no siendo una joya a nivel arquitectónico, tiene su encanto y algunos lugares interesantes.

Vaduz, Liechtenstein
Llegamos temprano y, tras dejar el coche en una zona de pago de tipo azul (al lado de donde se coge el tren turístico para visitar la ciudad), comenzamos a darnos un paseo por su calle principal que, siendo peatonal, comunica el Ayuntamiento con la Catedral pasando por casi todos los puntos de interés de la localidad. 

Así conforme íbamos caminando, íbamos viendo todos los emblemáticos edificios:

  • El Museo de Arte Moderno y Contemporáneo y la Hilti Art Foundation donde dicen que se exponen obras de estilo Clásico-Moderno de alta calidad (nosotras no entramos a comprobarlo). 
  • El Museo de Correos y Filatélico, que cuenta con una colección de más de 300 sellos postales únicos de Liechtenstein (que van desde principios del siglo XX hasta la actualidad) así como documentos, máquinas de correo históricas y exposiciones especiales. 
  • La Tesorería de Liechtenstein, donde se guarda a buen recauda objetos tan diversos como la corona del Príncipe, alguna piedra auténtica de la Luna (de las misiones Apolo 11 y 17) o el Huevo de las Flores de Manzano junto a otros huevos de Fabergé.
  • El Museo Nacional, que acoge una colección enfocada a la divulgación de la historia (tanto cultural, artística, como desde el punto de vista de las ciencias naturales) de este pequeño país 
Vaduz, Liechtenstein
  • El edificio del Parlamento. Dicen que la modernidad del nuevo edificio del Parlamento (situado junto al antiguo Edificio del Gobierno, que tiene estilo barroco y neoclásico) trajo bastante polémica en la ciudad... Ahora mismo es una de las construcciones más destacadas de la ciudad situada además en una concurrida plaza. 
Vaduz, Liechtenstein
  • Al final del paseo, junto a la Escuela de música, se encuentra la Catedral. La actual iglesia, dedicada a San Florino de Remo, fue construida en 1868 en estilo neogótico sobre los restos de la antigua iglesia medieval de la ciudad. 
Vaduz, LiechtensteinVaduz, Liechtenstein

Algo muy curioso fue que, a lo largo del paseo, fuimos encontrándonos con diversas obras escultóricas adornando las principales calles de Vaduz. Se nota es un lugar en el que se valora y se apuesta por el arte. 

Habiendo visto lo principal, decidimos regresar al coche, para trasladarnos hacia el castillo de los Príncipes, que se encuentra dominando la ciudad en lo alto. De camino atravesamos también la parte antigua de la villa y al llegar a castillo, dejamos el coche en un pequeño aparcamiento que tienen habilitado algo más arriba en la carretera.

Castillo de los Príncipes, Liechtenstein

Se cree que el castillo fue construido en el siglo XIV, sufriendo diversas ampliaciones durante los siglos XVI y XVII, que le otorgaron su aspecto actual. Además, una de sus torres aparece en el escudo del principado por lo que es, sin duda, el símbolo de Liechtenstein. Lamentablemente, el castillo es la residencia oficial del Príncipe de Liechtenstein (desde 1938) y se encuentra cerrado a visitas. 

Castillo de los Príncipes de Vaduz, Liechtenstein

Sin embargo, la panorámica de la ciudad desde lo alto, bien merece la pena el ascenso. Desde allí pudimos divisar la conocida como “Casa Roja” que levantada durante la Edad Media se cree que es la primera casa de la capital. En el año 1807 fue adquirida por la familia Rheinberger, que invirtió en su restauración y le otorgó el aspecto con el que se muestra actualmente. 

Panorámica desde el Castillo de los Príncipes de Vaduz, LiechtensteinLa Casa Roja desde el Castillo de los Príncipes de Vaduz, Liechtenstein

Teníamos idea de parar en “La bodega del príncipe”, puesto que allí se pueden degustar y comprar vinos de los viñedos privados del príncipe de Liechtenstein (que además no se exportan y sólo pueden adquirirse en el principado), pero cuando pasamos por delante, estaba prohibido el paso, se veían coches de alta gama (muchos más de los que habitualmente se ven por estas latitudes),… con lo cual imaginamos que el propio Príncipe estaba en ese momento seleccionando alguno de sus caldos… Nos tuvimos que conformar con las vistas que obtuvimos desde el castillo. 

La Bodega del Príncipe de Vaduz, Liechtenstein

Allí dimos por concluida nuestra visita al Principado y nos marchamos en dirección a la Casa de Heidi, que no se encuentra lejos de la zona, aunque ya en territorio suizo. 

Volveríamos más tarde a pasar por Lichtenstein (de vuelta de la casa de Heidi y en ruta hacia las cataratas del Rhin), y haríamos una pequeña parada en Balzers para admirar el Castillo de Gutenberg. Se trata de una construcción del siglo XI, que fue vivienda del Barón Frauenberg y más tarde pasó a manos de los Duques de Austria. Tras un periodo de abandono, fue vendido a un escultor que le dio el aspecto actual. En la actualidad está cerrado al público, pero el conjunto del Castillo junto con la Iglesia de St. Nicholas en estilo neo-románico (que se encuentra justo al lado de éste), forman la postal más bonita de Balzers. 

Balzers, Liechtenstein

¿Cómo llegar a Liechtenstein? 

Si no se posee de coche propio o en alquiler (ver ofertas de alquiler en la zona), la única manera de llegar al Principado en Transporte Público es mediante el tren. Schaan, vecina a Vaduz, cuenta con la única estación de tren de todo el país (que tampoco tiene aeropuerto). 


¿Dónde dormir en Liechtenstein? 

La guesthouse en la que nosotras nos quedamos (Berggasthaus Sücka) fue de los lugares más baratos que vimos, por eso reservamos allí. No estando mal, tampoco fue un lugar en el que yo personalmente repetiría. La habitación estaba limpia, tenía internet y los baños eran de uso compartido (aunque no había mucha gente en el hotel esas fechas), pero las camas me resultaron muy, muy blandas y con malas almohadas (cosa que, por otra parte, es generalizada en el país), que hicieron que no descansáramos del todo bien aquella noche. 

Yo, como siempre, os emplazo a Booking, para buscar alternativas. 


En las siguientes entradas de la serie hablaremos de la casa de Heidi y las cataratas del Rhin, que fueron los siguientes lugares que visitamos.

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Helena - Mimaletayyo

Ingeniero de caminos de profesión, la pasión por viajar y su curiosidad por conocer mundo ha hecho que dedique parte de su tiempo a ello. Entusiasta por conocer vestigios de antiguas culturas y civilizaciones, pero también naturaleza y modo de vida actual.

6 comentarios:

  1. Liechtenstein es de esos lugares que tengo ganas de conocer más que otra cosa por la curiosidad de ser un país tan chiquitito!! Como queda de paso hacia otros sitios, seguro que algún día lo incluyo en una visita a Suiza...Ayy todavía lo tengo pendiente!!

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  2. Pues empezaba bien el viaje, no? Me parece un país curioso y me recuerda, un poco, a nuestro medio día en Luxemburgo, jeje.

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  3. Curioso que la capital de un país tenga casi los mismos habitantes del pueblo en el que trabajo, pero claro, en un país tan pequeño todo es proporcional a su tamaño. El paisaje es precioso. Un besote!

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  4. ¡Hola chicas!

    - MC, hay que poner remedio a eso. La verdad es que los paisajes por aquella zona son preciosos. A mí me llamaron mucho la atención

    - Artabria, estos pequeños estados es lo que tienen, que los recorres al final muy rápidamente...

    - Calíope, lo mejor sin duda los paisajes. Esas vistas del valle me dejaron sin habla. Todo estaba tan verde y tan bonito.. La verdad es que si comparas con tu pueblo, sí que resulta curioso, jejejej

    Un saludo a todas y muchas gracias por vuestros comentarios :)

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