Dubrovnik (la antigua Ragusa) es sin
duda la ciudad medieval por excelencia de la costa Adriática. Dentro de unas
impresionantes murallas queda protegido su casco histórico, repleto de luminosas
calles de mármol y edificios de piedra, que desde 1979 son Patrimonio de la
Humanidad por la UNESCO.
Además se trata de una ciudad que
recientemente se ha puesto de moda al ser el escenario elegido para recrear “Desembarco
del Rey”, la capital de uno de los reinos de la serie de televisión Juego de
Tronos. ¿Echamos un vistazo al recorrido que hicimos nosotras para conocerla en
tan sólo un día?
Llegamos muy temprano. Nuestro
vuelo con destino Dubrovnik había salido de Ginebra a las 6 de la mañana, por
lo que alrededor de las 8.30h estábamos ya aterrizadas, motorizadas y listas
para comenzar nuestras andanzas por este nuevo país. El aeropuerto de esta ciudad croata se encuentra a unos 20 km de su centro histórico.
Nosotras llevábamos idea de pasar antes por la Guesthouse en
la que nos alojábamos, dejar todos los bártulos e incluso el coche y bajar en
transporte público al casco histórico. Además la dueña de la sobe, que nos
pareció encantadora, nos dio todo lo que necesitábamos para comenzar la visita,
tanto los horarios de autobuses como un mapa de la ciudad. Y allá nos lanzamos…
Antes de entrar en el casco
antiguo, debemos saber que Dubrovnik es una ciudad medieval, sí, pero reconstruida
y es que ha sido devastada recientemente en no sólo una, sino dos ocasiones. Un
terremoto en el año 1667 destruyó la ciudad por completo (dejando sólo en pie
el palacio Sponza y la rectoría) y cobrándose además 5.000 víctimas.
Posteriormente la Guerra de los Balcanes también le pasó factura… el conflicto de
la antigua Yugoslavia hizo que la ciudad sufriera graves daños debido a los
bombardeos sufridos entre 1991 y 1992.
Dubrovnik hoy luce recuperada y
elegante pero también aislada dentro de esas robustas murallas, conservando esa
apariencia de esa ciudad-estado independiente que fue durante muchos años de su
pasado.
¿Qué ver en Dubrovnik en un día? ¿Qué ruta hacer?
La última parada del autobús de
línea número 3, que nos traía desde la Guesthouse, nos dejaba a los pies de las
murallas, frente a la Puerta Pile. Allí vimos una oficina de turismo y
decidimos cambiar algo de dinero (recordad, como os comenté en el post de preparativos, que la moneda croata es la kuna)
y hacernos con dos “Dubrovnik Card” de un día porque pensábamos que casi todos los puntos turísticos importantes de la ciudad
estarían incluidos,
luego vimos que no, y aunque al final la amortizamos, entrando a todo lo que
podíamos, nos arrepentimos de haberla comprado.
Con los trámites iniciales
cumplidos, comenzamos la visita a la ciudad (entre una multitud de gente,
también hay que saber que es un destino en alza para los cruceros). Allí,
antecedida por un puente levadizo, se encontraba la Puerta Pile, la entrada
principal a la ciudad medieval. Su construcción se remonta al año 1537 y en ella
podremos ver una estatua de San Blas, el patrón de la ciudad. Tras ella se
levanta una segunda puerta algo más antigua y pequeña, del año 1460.
Al cruzarlas entramos de pleno a
la ciudadela. Allí mismo se encuentra uno de los dos puntos de ingreso para
visitar de las murallas… Nosotras
decidimos callejear un poco antes por la ciudad para hacernos a las distancias
y tener una idea de lo que íbamos a ver desde las alturas.
Frente a nosotras se abría la Calle
Stradun, el eje principal de la ciudad. A mano derecha teníamos la Fuente de
Onofrio que, datando del siglo XV y con una curiosa forma circular, proporcionaba
agua potable a la ciudad a través de 16 curiosos caños con forma de máscara. La
fuente era el punto final en el que desembocaba uno de los primeros acueductos
construidos en Croacia de 12 km de longitud. Tras ella podremos ver el Convento
de Santa Clara que antiguamente acogía un hospicio para niños huérfanos.
Frente a ésta, al otro lado de la
calle, nos encontramos con la pequeña iglesia de St. Saviour (o San Salvador) y
con el Museo y Monasterio Franciscano, que decidimos entrar a visitar. La entrada
a la iglesia es gratuita aunque toda ella se encuentra reconstruida debido al
terremoto. Lo único que aún se conserva original es una escultura de una Pietà
del año 1498.
Allí, justo en la entrada del
claustro se encuentra la tercera farmacia más antigua de Europa que abrió sus
puertas al público en el año 1391.
Salimos del convento y
continuamos recorriendo la calle Stradun, desde la Puerta de Pile hasta la
Plaza Luza, la antigua plaza del mercado, que cuenta con alguno de los
edificios y monumentos más importantes de la antigua República de Ragusa.
El primero de ellos, el Palacio
de Sponza, que comenzó siendo el centro de aduanas, para ser más tarde casa de
la moneda, tesorería del Estado e incluso un banco. Actualmente alberga los Archivos
del Estado, una colección de manuscritos de más de 900 años de antigüedad. Una
de sus salas acoge un memorial dedicado a los caídos en la guerra de los
Balcanes. El edificio combina diversos estilos arquitectónicos que van desde el
gótico al renacentista. Se puede visitar, pero previo paso por caja (ya que
tampoco está incluido en el pass de la ciudad).
Frente a éste se halla la Torre
del Campanario o Torre del Reloj donde dos “zelenci” (unas figuritas de bronce)
se encargan de hacer sonar la campana golpeándola con un martillo cada hora.
Fue construida en 1444 pero ha sufrido múltiples restauraciones (siendo la
última de 1929) y lo único que se conserva original es la campana.
Al lado de la torre encontramos el
edificio conocido como “City Guard” que antaño fue la residencia del almirante.
Dentro de su fachada barroca se halla la Pequeña Fuente de Onofrio, construida
para abastecer de agua también la plaza del mercado. Junto a ésta hay un
antiguo palacete que ahora alberga un teatro y una cafetería.
En el centro de la plaza encontramos
la columna de Orlando o de Roland (del año 1418), dedicada al sobrino de
Carlomagno.
La Iglesia de San Blas también
destaca imponente al lado de la columna; en estilo barroco, data del año 1715 y
está dedicada al patrón de la ciudad. En su interior podremos ver una maqueta
de cómo era la ciudad antes del terremoto…
Dejamos atrás la plaza para
dirigirnos hacia el este, donde se encuentra el Museo y Monasterio Dominico que,
construido en estilo gótico-renacentista, parece más un palacio que un edificio
religioso. El complejo data del siglo XIV (al igual que las murallas) y en su
interior dicen que hay una interesante pinacoteca… la entrada tampoco estaba
incluida en el pase de la ciudad y como ya habíamos entrado al franciscano,
omitimos esta visita.
Nos acercamos a la Puerta Ploce, desde
donde hay unas bonitas vistas del puerto. Y es que el Puerto Viejo es una de
las partes más antiguas de la ciudad y además su aspecto actual es muy similar
al que tenía en sus orígenes, en el siglo XV. Alcanzó su máximo auge durante el
siglo XVII cuando llegó a ser el punto de tránsito de mercancías más grande del
Adriático.
Ahora sí, habiendo visto parte de
la ciudad decidimos recorrer las murallas, antes de que el calor apretara. Con
casi 2 km de longitud y una altura de hasta 22 metros se trata de uno de los
lugares turísticos más visitados de la ciudad y, con varios siglos de historia a
sus espaldas, la verdad es que se conservan en muy buen estado. Algunos tramos
de la muralla datan de su época inicial (siglo X) aunque su mayor parte
corresponde a los siglos XII - XIV. Desde las murallas se tiene una preciosa
panorámica del centro con sus tejados rojizos y del Mar Adriático y su abrupta
costa, por lo que la visita merece mucho la pena.
Recorrimos todo el perímetro y
salimos por el mismo lugar que habíamos entrado. Os recomendaría llevar agua
(aunque durante el trayecto se puede comprar en algunos quioscos, su precio
corresponde más al de un gin-tonic que al de un botellín de agua… os podéis
imaginar) y conservar el billete, ya que se solicita en algunas interrupciones
que hay en el camino.
Durante el trayecto nos
encontramos con varios torreones y con el museo marítimo, que se halla en la
fortaleza de St. John’s, frente del Puerto Viejo. Al parecer cuenta con
una buena colección de objetos relacionados con la historia marítima de la
ciudad y algunas maquetas de barcos que muestran otra de las facetas que han
marcado Dubrovnik. Hubiéramos entrado ya que teníamos la entrada incluida en el
pass de la ciudad, pero al ser lunes estaba cerrado.
La verdad es que hacía un calor
espantoso y decidimos hacer un paréntesis para ir a comer. Estuvimos buscando
un lugar con buena pinta (bueno, bonito y barato) en las cercanías del puerto
viejo pero al final decidimos adentrarnos un poco por las callejuelas que había
tras la iglesia de San Blas y allí nos liaron en un sitio donde comimos
bastante bien.
Cuando terminamos, salimos al Palacio
del Rector, que antiguamente era la sede del Rector de la República
independiente de Ragusa, antes de que cayese en manos de las tropas de
Napoleón. Fue construido en el siglo XV y restaurado en el siglo XVII, tras el
terremoto. De su fachada destacan los capiteles tallados de los pilares que dan
entrada al Palacio. El interior del Palacio se puede visitar (incluido en el
pase de la ciudad). El patio interior me resultó muy bonito, luego, en las
salas hay un Museo de la Historia de la ciudad.
Al salir del rectorado, nos dirigimos
a la contigua Catedral, conocida como de la Asunción de la Virgen María. La
leyenda cuenta que la primera iglesia construida ahí fue financiada por el rey
Ricardo Corazón de León, que donó los fondos para construirla sobre las ruinas
de una basílica del siglo VII, como agradecimiento por su rescate tras un
naufragio. Pero fue una de las edificaciones más dañadas por el terremoto de
1667, por lo que fue reconstruida en un nuevo estilo, el barroco. La catedral
es uno de los edificios que más destacan en el “skyline” de la ciudad, pues su
cúpula sobresale por encima del resto de tejados. Tiene una serie pinturas
importantes y una famosa colección de tesoros compuesta por un centenar de
relicarios de San Blas de oro y plata.
Seguimos callejeando por la parte
de atrás de la catedral, hasta llegar a la plaza Gundulic, que recibe su nombre
de un famoso poeta barroco autóctono. La plaza estaba muy ambientada, repleta
de tiendas y restaurantes. Por las mañanas además acoge un mercado de frutas y
verduras.
Allí comenzamos a adentrarnos por
el barrio de los jesuitas, uno de los más antiguos y anárquicos de la ciudad,
repleto de estrechas callejuelas que no parecen tener ningún orden ni sentido.
Subimos por la escalinata o escalera de los jesuitas, para encontrarnos con la
iglesia de San Ignacio, una “copia” de la homónima de Roma, obra del arquitecto
romano Andrea Pozzo que la comenzó a construir en 1699.
Callejeando, pasamos frente al
Convento de Santa Catalina, que ahora acoge la escuela de música y llegamos
hasta el Museo Etnográfico Rupe, que como teníamos incluido en el pase de la
ciudad, entramos a visitar, donde encontramos desde trajes regionales a exposiciones
acerca del modo de vida rural en Dalmacia.
Regresamos a la calle principal,
callejeando por la ciudad. De camino vimos la iglesia ortodoxa serbia, que
cuenta con un museo de iconos.
Nos quedaba mucha tarde por delante… Habíamos quedado con nuestros compañeros de
Globellers, Locos por los Viajes en cenar juntos, ya que era el único día en
que íbamos a coincidir… así que regresamos a la plaza Gundulic para descansar
un poco, tomar un refresco y hacernos con un rato de wifi para comunicarnos con
ellos. Cuando logramos fijar un lugar/hora, para hacer tiempo hasta la quedada,
decidimos subir al Teleférico de Dubrovnik-Neretva.
Desde la cima del monte Srd las
vistas sobre la ciudad se preveían bonitas, así que allá fuimos. El teleférico cuesta 108 kunas ida y vuelta, unos 15 euros, pero las vistas merecen la pena.
Allí arriba se encuentra también el
Museo de la Guerra, dentro de un antiguo fuerte del siglo XIX que se convirtió
en símbolo de la defensa de la ciudad durante la guerra en la que estaba sumida
la ciudad hace sólo 20 años. La entrada costaba 30 kunas (unos 4 euros).

Cuando acabamos de cenar, Dubrovnik
lucía más bonita que nunca de noche. Toda esa aglomeración de gente que había durante el
día, se había esfumado y bajo la luz de sus farolillos parecía una ciudad
distinta. Una bonita estampa con la que dimos por finalizada la jornada (una
odisea aparte fue volver a la guesthouse, ya que nos equivocamos de autobús y
el trayecto que iba a ser de 15 minutos se convirtió en más de una hora…¿qué le vamos a hacer? A veces no estamos muy espabiladas, jejeje)
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Pues sí que os cundió el día!! Vistéis un montón de cosas que a nosotros se nos escaparon! Me quedé con ganas de subir al teleférico, pero al final nos faltó tiempo... Nosotros no compramos la tarjeta, pero no creo que la hubiéramos podido amortizar.
ResponderEliminarAyy si es que os teníamos que haber llevado con nuestro coche al alojamiento y no quisistéis!!!!
Con las ganas que le tengo yo a mi Eslovenia - Croacia soñado...!! Qué bueno encontraros con Mari Carmen y family, así da gusto
)
ResponderEliminarOye da gusto una quedada en una ciudad tan bonita! tengo pendiente Dubrovnik, aunque leo siempre que está tan saturada de turismo que eso me echa un poco para atrás, pero entiendo que es un imprescindible que hay que conocer. Tus fotos preciosas, dan ganas de ir ya!. Un saludito desde el sur!
ResponderEliminar¡Hola chicas!

ResponderEliminar- Mari Carmen, y vosotros hicisteis el crucero que nosotras no hicimos... jejejeje. Estuvo muy bien coincidir con vosotros allí. Así da gusto viajar!
Lo de perdernos con el autobús es de juzgado de guardia... estábamos poco espabiladas!! Pero vamos, era un trayecto rápido que teníamos pagado con la tarjeta de la ciudad, no hacía falta que os desviarais vosotros...
- Verónica, es un destino en auge... estaba a tope de gente y eso que hacía un calor de aupa. Eslovenia se nos ha quedado pendiente para otra, pero también hay ganas...
- Calíope, desde luego. En general es una cosa que le pasa a Croacia. Dubrovnik todavía más al ser parada de crucero; ahora, al atardecer ya no había un alma por allí... Se ve mucha diferencia entre las fotos de la mañana y las de la tarde...
Un saludote y muchas gracias por vuestros comentarios!
Viajo en septiembre, también hay mucho turismo? Me puedes recomendar algún sobe? Estaremos 2 días en dubrovnic
ResponderEliminarGracias
¡Hola Myriam!
EliminarCroacia se ha convertido en un destino muy turístico, imagino que también habrá gente, aunque supongo que será algo menos que en agosto. Normalmente, también será algo menos caluroso que lo que pasamos nosotras.
Respecto al alojamiento, nosotras estuvimos en el Guesthouse Perica . Sin ser nada del otro mundo, no estuvo mal. Al final sólo pasamos por la habitación para dormir.
Si necesitas más información, puedes ver todos los alojamientos en los que estuvimos, con una pequeña reseña, en la entrada de Preparativos
Un saludote y no dudes en preguntar si necesitas más información.