Amanecimos a eso de las 6 de la mañana, pues todavía no nos habíamos acostumbrado al cambio horario. Después de tomar un frapuccino con diversos pasteles en el Starbucks cercano al hotel, fuimos andando a Times Square. Si quieres tener Times Square por completo para ti, pasea un domingo a las 8:00 de la mañana. No había casi gente y pudimos hacer miles de fotos.


Tras esto, cogimos el metro para ir a Harlem, pues tocaba misa Gospel. De todas formas, como llegamos temprano, decimos dar una vuelta por el barrio y nos acercamos a la Universidad de Columbia y a St. John the Divine, catedral a medio terminar, donde dentro sirven café y pastas a los turistas. Muy curioso. Según rezaba en el folleto informativo la bóveda es de tal tamaño que cabría en su interior el pedestal de la estatua de la libertad. Por la zona se ven muchos restaurantes estilo Cheers (mítico Frasier).

Es famosa en internet la Antioch Baptist Church, pero si bien hace unos años no estaba masificada de turistas, visitarla en 2009 fue misión imposible. Había una cola de más de 100 personas y la gente iba entrando conforme salía la gente del interior, es decir, con cuentagotas, así que decidimos investigar por nuestra cuenta y visitar otra iglesia. Dimos con LaGree Baptist Church, una, aparentemente pequeña, cerca de la parada de metro, donde entramos. Para nuestra sorpresa parecía un teatro. Los músicos tocaban desde la guitarra eléctrica a la batería. Era muy curioso ver a las “enfermeras” atender a los feligreses que se emocionaban más de la cuenta. La primera parte de la ceremonia es más musical, en la segunda comienza el sermón. Los turistas desaparecieron y vimos la parte más teatral de los habituales. Menudo charla nos dio el reverendo, ¡qué showman!. Es algo para ver una vez en la vida, aunque se hiciera algo pesado.

A la salida, y buscando el restaurante Sylvia’s, nos encontramos con el famoso Teatro Apollo, por el que han pasado estrellas de la talla de Ella Fitzgerald, Stevie Wonder, Michael Jackson y Bill Cosby, aunque ahora está algo degradado por el paso de los años. Nos costó llegar al restaurante porque nos encontramos con un desfile con motivo del Día del Afroamericano, sin embargo al fin dimos con el restaurante donde pudimos degustar su famosa comida criolla, mientras un grupo de música nos amenizaba y donde la propia Sylvia salió a saludar.

De regreso a Times Square, nos encontramos con nuestra segunda manifestación del día. Esta vez eran los católicos los que defendían su idea de familia y había conciertos, meetings, puestos de propaganda... Nos costó “Dios y ayuda” (nunca mejor dicho) llegar a nuestro objetivo: una de las Webcams de NY, donde nos disponíamos a saludar a nuestros familiares a través de Internet. Parecía misión imposible, pero lo conseguimos.


Escapamos del bullicio y nos refugiamos en el Madame Tussauds, un museo caro pero curioso. Las figuras de cera de los famosos están muy conseguidas y es divertido hacerte fotos con ellas.

Era hora de vivir Times Square de noche. Entramos en la tienda de M&Ms, desde donde hay unas vistas muy bonitas de la plaza y numeroso merchandising de la marca (una cazadora con brillantes llegaba a costar 3000 $). Nos fuimos a cenar al Hard Rock Café, donde recuperamos la ilusión perdida ya que tuvimos que mostrar el pasaporte al pedir una cerveza. Aunque pintes canas y uses bastón no te olvides el pasaporte o la máxima graduación de tu mesa será la de tus gafas… La comida, de nuevo, abundante y exquisita, aunque se paga la marca. El restaurante está lleno de objetos que han pertenecido a grandes estrellas, como de The Beatles, Oasis o Aeroesmith. Contemplar su pequeño museo hace más llevadera la espera.

El día había sido largo y nos fuimos a dormir.